La FAO y la OCDE publican su nuevo informe sobre 'Perspectivas Agrícolas'
17 de junio de 2011
El informe 'Perspectivas agrícolas OCDE-FAO 2010-19' sitúa los precios medios del trigo y de los cereales secundarios durante los próximos diez años entre el 15 y el 40% por encima en términos reales (ajustados a la inflación) de sus niveles medios durante el período 1997-2006. Se prevé que los precios reales de los aceites vegetales sean un 40% más altos, y entre el 16 y el 45% los de lácteos.
Las subidas en los precios del ganado en la próxima década serán en general menos marcadas, amortiguadas por los aumentos de productividad, aunque la demanda mundial de carne avanza más rápido que la de otros productos agrícolas a medida que el aumento de la riqueza en algunos sectores de población de los países emergentes lleva a cambios en su hábitos alimentarios.
El crecimiento económico sostenido en los mercados emergentes es un factor importante que apuntala una demanda creciente y precios más altos. La continua expansión de la producción de biocombustibles (a menudo para cumplir los objetivos fijados por los gobiernos) supondrá también una demanda adicional de trigo, cereales secundarios, aceites vegetales y azúcar. El aumento de los costes de producción añade presión alcista a los precios, en particular en los sectores que requieren un uso intensivo de energía.
El informe apunta a un crecimiento de la producción agrícola mundial más lento durante la próxima década que en los últimos diez años. Sin embargo sigue el ritmo anunciado en estimaciones previas para cubrir el aumento del 70% en la producción mundial de alimentos requerido para satisfacer la demanda de los niveles de población previstos en 2050. Brasil es con diferencia el productor agrícola con un crecimiento más rápido, con un aumento previsto del 40% de aquí al 2019. Este aumento también será superior al 20% en Rusia, Ucrania, China e India.
El informe añade que aunque el mundo produce lo suficiente para alimentar a su población, los recientes aumentos de precios y la crisis económica han contribuido al incremento del hambre y la inseguridad alimentaria. Se estima hoy en día que cerca de mil millones de personas sufren de desnutrición. El informe indica que será necesario aumentar la producción y la productividad agrícolas, al tiempo que un sistema comercial reglamentado y que funcione correctamente será crucial para que se pueda competir de forma equitativa y garantizar que los alimentos puedan llegar desde las zonas con excedentes a aquellas deficitarias.
Los precios de los alimentos al por menor permanecieron inicialmente altos en muchos países, incluso después de que los precios de los productos básicos cayeran tras las subidas de 2007-08. Como fenómeno asociado a este descenso cayó la contribución de los precios alimentarios a la inflación en los países de la OCDE en 2009, pero siguió siendo un factor clave en algunos países emergentes y en desarrollo. Si los precios alimentarios continúan altos de forma sostenida, seguirán afectando negativamente a la seguridad alimentaria, en especial entre la población pobre que destina una parte importante de sus ingresos a comprar alimentos.