Para la agricultura ecológica puede ser una solución a problemas de adventicias y para la agricultura de conservación y convencional un complemento o ayuda a escardas químicas
Métodos de deshierbado mecánico para el control de plantas adventicias
Juan Luis Fradejas Sastre
Departamento Ingeniería Agroambiental de INEA
Escuela de Ingeniería Agrícola de Valladolid
Universidad Pontificia Comillas
21/06/2023La implantación de monocultivos, la fertilización con abonos químicos de síntesis, la resistencia de plantas a herbicidas, la mecanización excesiva con aperos no adecuados ha influido en la aparición y persistencia de malas hierbas, y a pesar de que el uso generalizado de herbicidas parece el único medio de combatirlas, en este artículo se trata de ver que existen otros métodos y máquinas agrícolas alternativas para aprender a combatir y gestionar estas plantas.
El control de las hierbas 'no deseadas' es una de las labores clave a la que se tiene que enfrentar todo agricultor, horticultor o jardinero: el problema de las 'plantas adventicias' o 'malas hierbas' siempre ha sido difícil de entender y plantear. Cuando hablamos de 'malas hierbas' deberíamos entender que no existe ninguna 'hierba mala', todas están por algo; pero es verdad que a veces estas plantas adventicias pueden suponer un problema en nuestros cultivos porque compiten con ellos por luz, agua, espacio, nutrientes...; también pueden dificultar las labores de recolección haciendo que no tengamos una buena calidad de nuestras cosechas y si dejamos a estas plantas libres, suponen unos focos de contaminación para años posteriores en nuestras parcelas debido al banco de semillas que proporcionan.
Por otro lado, estas mal llamadas 'malas hierbas', tienen aspectos 'buenos', porque controlan la erosión, albergan insectos beneficiosos, aportan polen, son bioindicadoras de nuestros suelos, por lo que son un componente más de la biodiversidad, que juega un papel importantísimo en el mantenimiento de la salud del suelo y del agroecosistema en general. Es por ello que tenemos que aprender a gestionarlas de forma racional y controlarlas para que no nos perjudiquen, tanto en nuestros cultivos, como en nuestra vida sin ellas. La cuestión y la clave está en el equilibrio y gestión de dichas poblaciones.
Desde que el hombre empezó a cultivar, se han empleado técnicas y métodos mecánicos de control de malas hierbas. En la época actual tenemos técnicas modernas que no vienen a sustituir a las técnicas de deshierbado químico mediante herbicidas, pero que son unas herramientas que tenemos a nuestro alcance y que planificando una buena estrategia de manejo con un enfoque técnico y agronómico nos pueden dar buenos resultados en cualquier sistema de cultivo actual, bien sea convencional, de agricultura de conservación o de producción ecológica.
Muchas prácticas agrícolas están dictadas por la necesidad de controlar las malas hierbas, y aunque los herbicidas han reemplazado ya a muchos métodos tradicionales de control de plantas, los métodos mecánicos son necesarios para que el control de éstas sea más efectivo y más económico para el agricultor.
Hoy en día en nuestro país y debido a normativas europeas, cada vez existen en el mercado menos materias activas para erradicar las 'malas hierbas'; también, con el uso continuo de herbicidas las plantas se están haciendo más resistentes a los mismos, con lo que las técnicas de deshierbado mecánico son una muy buena alternativa si se saben usar, compaginar y actuar con ellas en el momento óptimo.
En algunos sistemas de producción, como puede ser el sistema de Agricultura Ecológica, los sistemas comunes de herbicidas no están permitidos, por lo que labrar superficialmente es uno de los métodos que puede estimular la germinación de semillas y la posterior eliminación física de las plantas adventicias del suelo mediante equipos mecánicos antes de sembrar los cultivos principales o durante la temporada de crecimiento de los cultivos. Para estos agricultores, es importante conocer y aprender a utilizar estas técnicas y opciones mecánicas de control para poder tener éxito en sus cultivos.
Para un agricultor convencional, estos sistemas que vamos a describir posteriormente también serían efectivos, porque reducirían el uso de herbicidas.
Foto 1. Rastra de púas flexible.
El objetivo del deshierbe con la rastra de púas (Foto 1) es fortalecer el cultivo y eliminar las plantas adventicias: reducir las hierbas hasta el mínimo umbral y proporcionar una ventaja inicial al cultivo.
- Se trata de eliminar plantas adventicias pequeñas, que competirán en el futuro con el cultivo principal.
- Esta máquina, está constituida por púas delgadas (entre 5 y 10 mm). Se utiliza en cereales, leguminosas, cultivos hortícolas cuando éstos ya han desarrollado una o dos hojas y están enraizados.
- Se debe evitar que las púas se desplacen transversalmente para que cada una siga su línea de trabajo. Se agrupan de modo que la distancia lateral entre ellas sea de 2-3 cm, para que no se escape ninguna maleza entre el lugar de paso de una varilla y de la vecina.
- La fuerza de las púas contra el suelo se ajusta para que sea más débil cuando trabaje en cultivos que todavía tengan poco desarrollo y más fuerte en cultivos ya bien implantados.
Es recomendable utilizar este tipo de gradas con un tempero del suelo adecuado y al ser posible con días de sol, viento y heladas nocturnas.
El primer paso sería hacer una buena regulación de la rastra de púas, controlar mediante el tercer punto del tractor que tenga una posición totalmente horizontal respecto el suelo, regular la profundidad de la labor a realizar mediante las ruedas de flotación, para posteriormente ajustar la fuerza y agresividad de las púas sobre el suelo. La velocidad de trabajo también será clave en nuestra labor, por lo que en una primera escarda iremos a velocidades más lentas; mientras que en un pase posterior ya aumentaremos la velocidad y la agresividad para tener una mayor efectividad sin dañar nuestro cultivo principal.
En un cultivo de cereal, podríamos establecer la siguiente recomendación:
-Cultivo Ecológico: realizar una labor de preparación de siembra y en el momento que emerjan las malas hierbas pegar un pase de rastra de púas con máxima agresividad, velocidad alta y profundidad de 2-3 cm, puesto que todavía no tendremos sembrado el cultivo. Posteriormente dejamos pasar unos días y a continuación realizamos la siembra de nuestro cultivo. A partir de aquí y con el cultivo en plena nascencia, ya realizaremos dos pases: uno en 'preemergencia' y otro en 'postemergencia'; el primero a velocidad baja, poca agresividad y poca profundidad, y el segundo con más velocidad, más agresividad y mayor profundidad porque no vamos a dañar el cultivo (Foto 2).
-Cultivos convencionales: esta rastra de púas se podría compaginar con tratamientos de herbicida, pudiendo reducir dosis en tratamientos de postemergencia si hemos sido capaces de combatir antes toda la población de malas hierbas. Además nos tenemos que dar cuenta de que una vez que el cultivo ya está implantado, este compite muy bien con las malas hierbas y al pasar la rastra realizamos una labor de escarda y a la vez de 'aricado' o aireado del suelo, lo que favorece a las plantas.
Los escardadores de dedos son adecuados para eliminar las malas hierbas situadas en las líneas de hortalizas; se componen de discos a los que van unidos una gran cantidad de dedos en posición radial. Los dedos son de goma, ofreciéndose con diversos grados de dureza para diversos cultivos y condiciones del suelo (Foto 3).
Los rotores con cuchillas curvas (Foto 4) trabajan en la línea de plantas, principalmente en cultivo de patata, maíz u otros hortícolas, eliminando las malas hierbas sin dañar el cultivo. Pasan a apenas 1 o 2 cm de las plantas sembradas o trasplantadas. Trabajan lateralmente a la fila de plantas, tienen un rotor a cada lado y penetran en el suelo 3 o 4 cm impidiendo la germinación de las malas hierbas.
Cámaras con sensores que detectan la posición de las plantas por delante de la máquina; esas imágenes son procesadas por un ordenador que relaciona la concentración de colores en el cultivo según la separación teórica entre líneas (Foto 5).
No se llega a quemar la planta, sino solo se somete a las hojas a una temperatura de 90 a 100 ºC durante apenas un segundo. Las células vegetales estallan, rompiéndose su membrana, pierden agua y la planta muere. Las recientes investigaciones en destrucción de malas hierbas mediante calor consisten en lanzar sobre las plantas vapor de agua caliente en vez de una llama (Foto 6). Más modernos son los equipos que calientan placas cerámicas para que emitan radiación infrarroja, de modo que las llamas no entren en contacto con la vegetación.
Foto 6. Equipo para aplicar vapor de agua caliente en el suelo.
Los equipos de deshierbado eléctrico (Foto 7) son sistemas que utilizan corrientes eléctricas para controlar malas hierbas. Son útiles, fiables y menos costosos que los sistemas de quema o combustión anteriores. Convierten la energía mecánica en energía eléctrica, sustituyendo los productos químicos de síntesis por electrones de alta energía que se aplican a través de las hojas de las malas hierbas hasta llegar a las raíces.
Se suelen montar en un tractor y tienen anchuras de 2-3 metros. Con la ayuda de un sensor y un sistema de guiado basado en cámaras y controlado por ISOBUS, este tipo de aperos transfieren la tensión a través de un elemento de contacto con las hojas de las malas hierbas que sobresalen del cultivo o del suelo, desplazándose esa tensión también a las raíces de esas plantas y haciendo que la planta muera. También existen aperos manuales de este tipo para uso doméstico en jardines.
“Las malas hierbas que menos perjuicio hacen al cultivo son las que no han nacido”, por eso en los cultivos hortícolas se suele hacer también donde sea posible el acolchado con plástico negro biodegradable, u otros materiales. Al no llegar luz al terreno (excepto donde se encuentran las plantas cultivadas), las semillas no germinan. Los plásticos negros no suelen aumentar excesivamente la temperatura del suelo y ayudan a conservar su humedad (Foto 8).
Foto 8. Acolchado de plástico.
Conclusiones
El deshierbado mecánico tiene varias ventajas. En primer lugar, reduce la dependencia de herbicidas químicos, lo que es beneficioso tanto para el medio ambiente como para el operador, porque que no tiene que aplicar en dicha labor ningún producto herbicida. Además, ayuda a mantener la estructura superficial del suelo, mejorando la fertilidad al permitir una mejor circulación de aire y agua.
Sin embargo, también tiene algunas limitaciones, como la necesidad de maquinaria especializada y la posibilidad de dañar las plantas cultivadas si no se realiza correctamente. También puede ser un método más laborioso que requiere más mano de obra que los herbicidas químicos y puede ser menos efectivo en la eliminación de algunas plantas con raíces profundas.
Para la agricultura ecológica puede ser una solución a problemas de adventicias y para la agricultura de conservación y convencional un complemento o ayuda a escardas químicas.
Es importante tener en cuenta que la elección de la técnica de deshierbado mecánico surge del tipo de cultivo, las condiciones del terreno y las especies de malas hierbas presentes. Los agricultores deberán evaluar cuidadosamente las opciones disponibles y seleccionar el método más adecuado para su situación particular.