Fenacore reclama más medidas en el balance anual 2010
18 de enero de 2010
En su balance anual, la organización destaca que el encarecimiento de la electricidad, el acceso a la producción de energías renovables, el avance en la modernización de regadíos o la delimitación de las competencias autonómicas en materia de aguas han sido algunos de los capítulos que en 2010 han quedado sin respuesta.
Ausencia de medidas realistas a la subida de las tarifas eléctricas
Tras cerca de tres años de negociaciones baldías, los regantes vieron cómo en 2010 el Ejecutivo rechazaba frontalmente la puesta en marcha de esta medida que se presuponía como la más eficaz y fácil de llevar adelante, máxime cuando la proposición no de ley para su aprobación en el Parlamento contaba ya con el respaldo mayoritario de las Cortes.
Subida de dos puntos en el IVA general o un nuevo freno a la modernización
Precisamente, las tarifas eléctricas actuales provocaron que en 2010 no se produjera avance alguno en la segunda fase de la modernización de regadíos, dejando en el aire la transformación de más de un millón de hectáreas y haciendo casi inviables los procesos en curso, calculados en función de unos costes energéticos que se han multiplicado de manera exponencial.
Por esta razón, de cara a 2011 los esfuerzos de los regantes seguirán centrándose en conseguir dos contratos al año con las compañías eléctricas (uno para el suministro básico y otro, para los meses de mayor consumo) y en pagar únicamente por la potencia realmente utilizada en lugar de la contratada, un coste fijo que se ha incrementado en más de un 400% en los últimos tres año.
Energías renovables, sin respuesta
Esta ‘callada por respuesta’ propició que los regantes buscaran nuevas alternativas de ahorro, saltando al ámbito empresarial privado, donde negocian actualmente con las centrales termosolares con el objetivo de obtener condiciones más competitivas en la contratación de energía.
Delimitar las competencias autonómicas en materia de aguas, en el tintero
La aprobación de la Ley de Aguas andaluza provocó un ‘efecto dominó’ en el resto de cuencas que, escudándose en la cesión de competencias del Guadalquivir, reclamaban el control sobre los ríos que pasan por sus territorios, invadiendo las funciones del Estado y poniendo en peligro los intereses generales. “Desgraciadamente estamos comprobando cómo cuando se gestiona una cuenca de modo compartido llegan incluso a producirse inundaciones con perjuicio de toda la población. Las cuencas intercomunitarias deben seguir siendo gestionadas por las Confederaciones Hidrográficas y no por las comunidades autónomas”, afirmó el presidente de Fenacore, Andrés Del Campo.
Sin respuesta a esta solicitud y a la espera todavía de que el Tribunal Constitucional (TC) dicte sentencia sobre el recurso planteado por la Junta de Extremadura contra el Estatuto Andaluz por atribuirse la potestad sobre el río Guadalquivir, los regantes advierten que si no se devuelve a la Administración Central la planificación general de todas las cuencas del territorio español, el año 2011 traerá consigo un modelo insolidario donde primarán los intereses locales, dando lugar a una situación de ‘sequía estructural’.
Finalmente, el año 2010 se despide con un gran hito para la historia del regadío español tras asumir España en septiembre la presidencia de turno del organismo encargado de mejorar la gestión del agua de la Unión Europea (EWMA). En 2011, Fenacore afrontará el reto de contribuir al desarrollo de la nueva Política Agraria Común (PAC) con el fin de garantizar un reparto equitativo de los fondos europeos entre los distintos productores y regiones, evitando así que los agricultores perciban por sus productos menos de lo que valen.
Embalses y trasvases, sin avances
Además, en relación a estas infraestructuras, los regantes despiden el año elaborando las enmiendas al borrador de Real Decreto que regulará la normativa sobre seguridad en presas y embalses. Sus alegaciones girarán en torno a la necesidad de aplicar criterios diferentes para las grandes presas y las balsas de riego, por considerar que no son equiparables ni en número ni en capacidad ni en uso y, por tanto, no precisan de la misma inversión en este capítulo (vigilancia permanente, iluminación, mantenimiento, etc.).