Las Jornadas Técnicas de Expo Agro muestran un campo almeriense con iniciativa
22 de noviembre de 2010
Tomate y pimiento, referencia del campo almeriense
Tras estas primeras palabras, intervino el responsable de la primera sesión, Roberto García, director del Centro Experimental Las Palmerillas de la Fundación Cajamar, quien insistió en la idea de que “tenemos que proseguir la evolución de un sector que ha disfrutado de una situación muy positiva y que ahora ha de seguir creciendo para ser competitivo”.
A continuación, intervino Juan Carlos Gázquez Garrido, de la Estación Experimental Las Palmerillas, con una ponencia sobre ‘Estrategias para la mejora de la productividad en tomate (descuelgue con perchas e interplanting)’, quien comenzó comparando las prácticas que se llevan a cabo las prácticas de cultivo en otros lugares del mundo y en Almería, concluyendo que “no es que aquí se haga mal, sino que en otros lugares producen con grandes inversiones en tecnología y en innovación”. Además, hizo hincapié en la rentabilidad del sistema de perchas y realizó un repaso gráfico a diferentes fórmulas de cultivo y, en cuanto al interplanting, Gázquez explicó que este modelo permite combinar dos cultivos en el mismo espacio, “obteniendo los mejores resultados de cada uno”. Además, el ponente ofreció algunos consejos para el aumento de la productividad, con referencias al modelo holandés.
El invernadero, puntal de la explotaciones intensivas
Durante su intervención, la ponente explicó los factores que inciden en la radiación interceptada por el cultivo, como el ángulo de la cubierta de los invernaderos, “los estudios de Teresa Soriano y Javier Cabrera”, indicó, “coinciden en un ángulo próximo a los 30 grados”. Otro factor importante es la “transmisión de la luz a través de la cubierta, como la capacidad de difusión del material o la limpieza de la cubierta”.
Los elementos estructurales de las instalaciones, el marco y la densidad de la plantación, el índice de área foliar o el coeficiente de extinción de luz, son otros factores importantes a tener en cuenta. En su ponencia centrada en la incorporación de tecnologías básicas para mejorar la productividad de las explotaciones, Pilar Lorenzo hizo hincapié en otros agentes como la temperatura, “que es un factor determinante y aporta diferentes valores según el proceso que estemos usando”, explicó. En cuanto a la humedad relativa, “los cultivos de tipo intensivo pueden observar fuertes variaciones de humedad ambiental durante el día”. Finalmente, hizo alusión a diferentes métodos para mejorar la concentración de CO2, en el invernadero.
Las características de estos invernaderos de la zona mediterránea inciden en que sea el propio cultivo el que se adapte al medio existente. “No sobra radiación, lo que hay que hacer es controlar esa radiación”, señaló en su intervención, a lo que añadió que “reducir la radiación implica reducir la producción”. El método para controlar esa radiación consiste en elegir bien el diseño de la estructura y el material de la cubierta. “Perdemos mucha radiación debido a las estructuras empleadas, ya que hay una transmisividad en torno al 60 por ciento y podríamos producir más”.
Juan Carlos López también se refirió a los materiales de cubierta refiriéndose a la condensación como el principal problema. “Provoca una reducción de luz y, además, la caída de gotas en el cultivo aumenta el riesgo de enfermedades”, comentó. En la Estación Experimental Las Palmerillas-Cajamar se está trabajando con nuevos materiales plásticos autolimpiables y también ofreció como solución los filmes antitérmicos.
“Almería, como es conocido, ha registrado un crecimiento exponencial en estructuras de invernadero en cuarenta años, lo que la ha convertido en un referente mundial”, afirmó. Costa Tropical, Murcia y Almería registran una evolución en estructuras de invernaderos que ha evolucionado de una forma similar. Las primeras estructuras eran panas, sencillas y de muy reducido coste económico, pero a medida que el agricultor se fue tecnificando, las estructuras mejoraron. En su charla ofreció datos muy significativos sobre el sector en Almería, que supone unas 14.000 explotaciones, con 72.000 puestos de trabajo directos, que factura 1.700 millones de euro anuales y 2.000 millones, si tenemos en cuenta la industria auxiliar.
Los cambios más significativos en la evolución del invernadero han sido el incremento de altura, la mejora de la ventilación y “todo ello encaminado a una mayor productividad de los cultivos”. Finalmente, se llegó a las estructuras industriales que, si bien no son masivas en Almería, “sí que han supuesto un gran aumento en la calidad de los productos, factor muy importante sobre todo para dirigirlos al mercado extranjero”, explicó Guadalupe López. En su conclusión, advirtió sobre la necesidad de “apostar por productos de calidad y por ser un referente en tecnología e innovación de invernaderos”.