Utilización de compost en suelos salinos
Se estima que una hectárea de cultivo hortícola intensivo, genera más de 29 toneladas de residuos vegetales causando bun grave problema de contaminación ambiental. Una manera de reutilizar estos desechos orgánicos es haciendo compost que puede reincorporarse al suelo como enmienda orgánica o puede utilizarse como sustratos, solo o en mezcla, en cultivo sin suelo.
Esta última alternativa implica un beneficio medioambiental adicional al ser incorporado nuevamente al suelo una vez terminada la vida útil como sustrato. Incorporar el compost al suelo, genera beneficios como: a) mejora la estructura del suelo, especialmente en suelos con alto contenido de sodio; b) aporta fertilizantes al suelo, compatibles con la producción orgánica y, c) tiene un efecto supresor de hongos vinculados a enfermedades del suelo.
Agricultura en el norte de Chile
Los valles costeros de Arica, en el límite con Perú, presentan condiciones climáticas excepcionales para el cultivo de hortalizas durante todo el año, con una superficie total de 2.877 hectáreas cultivadas, principalmente como primor para el consumo en fresco de contra estación para la zona Central. Tradicionalmente, la mayor superficie se destina a tomate y pimiento; una pequeña superficie se destina a productos gourmet u orgánicos, donde se valora la exclusividad; una menor superficie son semilleros para proveer de plantas a los productores locales y del sur de Perú. Durante los últimos años, se han instalado varias empresas productoras de semillas, como Pionner, Syngenta, Tuniche, Maraseed, pues el clima permite una aceleración de los ciclos fenológicos gracias a las condiciones ambientales de alta radiación solar, temperaturas moderadas, buenas condiciones de humedad relativa, escasez de precipitaciones y ausencia de heladas.
Sin embargo, existen limitantes en la producción hortícola debido a la calidad de los suelos, pobres en materia orgánica y con altos contenidos de sales, como sodio y cloruros. El monocultivo también afecta la calidad de suelos por las plagas y enfermedades vinculadas a esta práctica. Las enmiendas al suelo, especialmente las que mejoran el contenido de materia orgánica han tenido un impacto positivo en la sanidad de las plantas y en la calidad de la producción, situación que se observa en los suelos marginales del valle de Lluta.
Se estima que un cuarto de la superficie terrestre corresponde a tierras áridas o semiáridas y, dentro de la superficie cultivada bajo riego, un quinto está afectado por la salinidad, especialmente por la sodización que dispersa el suelo.
Para los agricultores, asesores técnicos y proveedores de insumos, el desarrollo de una tecnología propia para solucionar los problemas locales, permite un escalamiento de estas técnicas que pueden exportarse a otras latitudes con problemas similares en calidad suelos.
Producción de compost
Una forma de incorporar suelos improductivos, debido al alto contenido de sales y difícil humectación, es haciendo enmiendas con la incorporación de materia orgánica en forma de compost. Para elaborar el compost se aprovecha todo material vegetal disponible en la zona, como los restos de hortalizas, de poda de olivos, restos de malas hierbas y otras plantas lignificadas que crecen en la orilla de caminos y estiércol de vacuno. Se tritura el material, se forman pilas, se mantienen húmedas las pilas, se voltean y se controla hasta que pase las etapas mesotérmicas (temperaturas de 40 °C), termogénica (cercana los 70 °C) y posterior descenso a 40 °C (mesotérmica 2). Para asegurar el éxito del proceso, es necesario saturar constantemente las pilas con agua de manera de mantener la humedad. El compost resultante de este proceso es materia orgánica estabilizada, inocua y sin sustancias fitotóxicas que puede ser utilizado para fines hortícolas, tanto en enmiendas para suelos degradados y salinizados, como para sustrato en cultivo sin suelo.
Tomates cultivados en suelos salinos sódicos mejorados con la incorporación de compost.
Uso del compost
En zonas áridas y semiáridas, cuando se ha utilizado como en cultivo sin suelo ha resultado competitivo en su uso directo sin necesidad de realizar mezclas con otros sustratos. Otros estudios han demostrado que el compost cumple con la normativa vigente para el contenido de metales pesados en hortalizas, ornamentales y enmienda orgánica. Como enmienda en suelos salinos, el uso de compost ha dado buenos resultados tanto para la producción de tomates para fresco, como para la producción de semillas híbridas de maíz.
En recientes trabajos de la Universidad de Tarapacá, al cultivar tomate del tipo carnoso 'Poncho Negro' en suelos salinos previamente mejorados con la aplicación de compost, en el valle de Lluta, se observó el efecto positivo de la enmienda considerando la salinidad (sodio, cloruros, sulfatos) y exceso de boro que caracterizan el agua y suelo de este valle. Al aplicar entre 4 y 6% de materia orgánica (base volumen de suelo) mejoró la asimilación de CO2 y la eficiencia del uso del agua, disminuyó la entrada de boro y mantuvo óptimos niveles de nitrógeno y potasio en la planta.
En el aspecto bioquímico, aumentó el nivel de azúcares solubles y se observó una importante estrategia en el aumento de los niveles de prolina y proteínas solo antes de la cosecha que significó un menor gasto energético por la planta. Respecto a la calidad de los frutos, aumentó el nivel de los sólidos solubles, licopeno y firmeza del fruto.
En el caso de las empresas productoras de semillas, estas han mejorado sanidad del cultivo y la eficiencia en el uso de agua y fertilizantes, al aplicar compost como enmienda al suelo. De esta manera, se han podido incorporar suelos improductivos debido a la alta sodización que impide la humectación, de manera de aprovechar al máximo las ventajas climáticas de las zonas desérticas y semiáridas.
- Abad, M., Martínez, P.F., Martínez, M.D., Martínez, J., 1993. Evaluación agronómica de los sustratos de cultivo. Actas de horticultura 11, 141-154.
- BOE. 1998. Boletín Oficial del Estado. Nº 131. España.
- Epstein, E., Chanay, R.L., Henry, C. y Logan, T.J. 1992. Trace metals in municipals solid waste compost. BiomassBioenergy, 3 (3-4): 227-238.
- Mazuela, P., Salas, M.C. y Urrestarazu, M. 2005. Vegetable waste compost as substrate for melon. Communication in Soil Science and Plant Analysis, 36 (11)-12): 1557-1572.
- Salas, M.C., Urrestarazu, M., Moreno, J., Elorrieta, M.A., 2000. Sustrato alternativo para su uso en cultivo sin suelo. Phytoma 123, 52-55.
- Urrestarazu, M., Mazuela, P. y Alarcón, A. 2006. Cultivo en sustratos alternativos. EN Cultivos sin suelo (Ed A. Alarcón). Pp 147-173. Ediciones de Horticultura. Reus. España
- U.S. Composting Council. 1997. Teste Methods for examination of composting and compost. Interim Draft. US Composting Council: Bethesda, Maryland.