Impacto de los acuerdos de libre comercio entre la CE y el Mercosur
Mercosur es claramente uno de los mayores productores mundiales de productos agrícolas y un exportador neto de ‘commodities’ agrícolas. La UE es el primer mercado para las exportaciones agrícolas del Mercosur, al que se dirigen alrededor del 25% de los productos agrícolas exportados por el bloque.
Por países, Brasil es el responsable del 75% tanto de importaciones como de exportaciones. En Europa, Alemania, Francia e Italia son los principales países que comercian con Mercosur (responsables del 50% de las exportaciones y del 40% de las importaciones de Mercosur).
Por productos agrarios, casi el 50% de las importaciones en valor de la UE provenientes de Mercosur son de oleaginosas y tortas de oleaginosas y un 16% de productos cárnicos. Para la UE suponen más de un 77% de las importaciones de estos productos. El destino fundamental de las importaciones de productos agrícolas vegetales es la alimentación animal. La ganadería europea depende en gran medida de la soja sudamericana a la hora de formular los piensos: el 66% de la soja importada por la Unión Europea procede del bloque del Mercosur, destacando Brasil, de donde se importa un 60% del total mundial. A pesar de las trabas comerciales que supone que el 75% de la soja producida en Brasil sea OGM y cerca del 100% en Argentina.
En referencia al mercado agroalimentario, de forma general podemos decir que Mercosur exporta a la UE de forma masiva productos agropecuarios primarios, mientras que la UE exporta a Mercosur solo productos alimentarios procesados de alto valor añadido, lo que explica el alto déficit que existe en el comercio agrario. Brasil produce el 25% de la producción mundial de azúcar, siendo por tanto el líder mundial. La producción de caña de azúcar en Brasil se ha disparado en los últimos años, en parte debido al auge del bioetanol. Solo del 2000 al 2009, se ha producido un 120% más de caña de azúcar, un 90% más de azúcar y un 160% más de bioetanol. El mercado del azúcar está muy protegido en todo el mundo en general, sin embargo esta protección no ha evitado que las importaciones de azúcar en la UE hayan crecido a lo largo de los últimos años. Como también ha ocurrido con las de bioetanol a raíz de los compromisos europeos de fomento de los agrocarburantes.
Impacto de la liberalización del comercio UE-Mercosur
A la hora de analizar el impacto que tendría la liberalización comercial entre los dos bloques hay que tener en cuenta que las importaciones de la UE del Mercosur incluyen un pequeño número de productos, entre los que se encuentra la soja y el café, que se enfrentan a muy bajos aranceles o incluso arancel cero. Sin embargo otros productos en los que los países del Mercosur tienen una ventaja competitiva, están muy protegidos por la UE y, por lo tanto, el resultado de las negociaciones en curso tendrá el mayor impacto en estos sectores. Entre estos se incluyen productos 'sensibles' tales como azúcar, carne y lácteos.
Mercosur es muy competitiva en productos como la carne, los cereales, el azúcar, el etanol y las frutas, por lo que un acuerdo que incluya una rebaja de aranceles ocasionará un aumento de las exportaciones a la UE. Las exportaciones de productos de soja y otros cultivos destinados a la alimentación animal a la UE podrán descender en respuesta a una caída de la producción de carne y de pollo de la UE y sustituirse por importaciones. Así viendo la estructura de costes y las perspectivas de comercio se podría prever un aumento de la producción de cereales, otros cultivos, productos animales y alimentos procesados en todos los países del Mercosur. Mientras tanto, en los sectores de fabricación de metales, vehículos de motor, equipos de transporte y maquinaria se esperarían contracciones en respuesta a un aumento de las exportaciones de la UE.
No obstante estos efectos pueden cambiar a largo plazo al aumentar los incentivos para la mecanización, lo que resultaría en niveles más altos de capacitación y una disminución del empleo agrícola. La tendencia actual de cambio de agricultura de pequeña escala a otra agricultura a mayor escala más intensiva (tanto para la soja como para la producción ganadera) ha llevado a concentraciones de tierra y al desplazamiento de los pequeños agricultores que, o bien han migrado a zonas urbanas o se trasladaron a zonas forestales. La liberalización comercial incrementaría los incentivos existentes para mantener esta tendencia.
La competencia entre agricultores por las nuevas tierras de cultivo se espera que aumente los precios del suelo y también los conflictos por la propiedad de la tierra en las zonas donde tenencia de la tierra es débil. Los pequeños agricultores incluyendo a las mujeres, podrían ser los perdedores de este proceso, ya que la expansión de la soja y de la producción de ganado, junto con el mantenimiento de la tendencia de consolidación de grandes empresas agro-industriales, que requieren menos mano de obra, es probable que acabe desplazando a los pequeños agricultores. El desplazamiento de los pequeños agricultores no solo llevaría a una creciente urbanización, sino también por ejemplo en Brasil al reasentamiento de las pequeñas explotaciones en las tierras no cultivadas anteriormente. Estos pequeños agricultores se verían empujados a zonas forestales como consecuencia de la concentración de tierras más accesibles en manos de unos pocos con explotaciones relativamente extensivas, con mayor escala.
Con la mayor demanda de tierras y la mayor intensificación y el incremento de los monocultivos destinados a la exportación o a alimentar a una creciente cabaña ganadera se incrementará la presión sobre los recursos naturales de la zona y podrá ocasionar una pérdida de masa forestal y de fertilidad de los suelos. En el terreno económico hará especializarse a la economía en la producción de productos agrícolas siendo más vulnerable a fluctuaciones de mercados cada vez más grandes, más volátiles y en donde cada vez existen menos herramientas políticas para intervenir.
El papel de la UE como importador
La Unión Europea (UE) en su conjunto es un importador neto de productos agrícolas deMercosur. Los alimentos y productos agrícolas representan más del 30% de las exportaciones del Mercosur y más del 50% de las exportaciones de Mercosur a la UE. La competencia es probable que aumente, en especial para el azúcar, la carne de vacuno y de pollo, aunque también el porcino y ciertas frutas y hortalizas podrían verse afectadas. Según los datos oficiales a los que el estudio ha tenido acceso, las pérdidas del sector agrario podrían estar entre los 3.000 y los 5.000 millones de euros anuales.
Sólo en 2009, el 82% de la carne de vacuno importada por la Unión Europea y el 64% de las adquisiciones de carne de ave provenían de Mercosur, a pesar de los problemas sanitarios y de trazabilidad que hicieron disminuir las importaciones de Brasil. Mientras que los productores de la UE de carne se beneficiarían de precios del trigo inferior (para pienso) como resultado de mayores importaciones, es poco probable que compensase la ventaja competitiva (en particular por los menores costes laborales, pero también a las menores exigencias en materia de sanidad animal, bienestar animal, trazabilidad y medio ambiente) de los ganaderos en la región del Mercosur. Una disminución en la producción de carne de la UE, por tanto, reducirá la demanda de la producción de cereales, lo cual reducirá los precios internos.
En cuanto al azúcar y al bioetanol, una mayor liberalización supondría una mayor entrada de azúcar y una nueva reestructuración de la industria europea del azúcar y para la del bioetanol, lo que ocasionaría también la disminución de consumo de cereales, que funciona con esta industria e incluso tangencialmente para el vino que dedica excedentes a este mercado. Los acuerdos que la UE tiene con países menos desarrollados para permitir la importación de azúcar con arancel cero o disminuido (ACP y los SPG), haría que estos países se vieran también perjudicados por una posible liberalización.
La mayor competencia con países del Mercosur podría dañar también la producción de algunos sectores hortofrutícolas como el melón y los cítricos, tanto en fresco como en transformados, donde en los últimos años se ha visto una mayor especialización de la industria europea hacia los zumos refrigerados.
Aunque el efecto general de la producción agrícola de la UE se espera que sea adverso, la liberalización del mercado del Mercosur sería beneficiosa para algunos productos de calidad de la UE como ciertos vinos, aceite de oliva y las bebidas espirituosas a corto plazo, y otro tipo de productos de alto valor que se beneficiarán de una reducción de aranceles y del reconocimiento de normas de calidad. La reducción de las barreras al comercio permitirá a algunas empresas ampliar sus mercados. Los principales consumidores en el Mercosur tendrían un mejor acceso a mejores variedades de bienes exteriores como los mencionados. Todos estos productos son susceptibles de entrar a la parte superior del mercado de consumo. Si esto se asocia a una mayor protección de las indicaciones geográficas, los productores europeos de vino podrían esperar ganar más cuota de mercado en el Mercosur. A pesar de estos logros es probable que sean relativamente pequeños, en relación con el valor total del comercio agrícola.
El empleo en la agricultura se espera que se vea afectado negativamente durante el período de adaptación, lo que refuerza la tendencia subyacente a la baja en el empleo del sector agrícola, particularmente en las áreas marginales, tales como las tierras altas y las regiones montañosas, donde la producción es menos competitiva. Si no es mitigado por los programas de apoyo apropiados u otras medidas políticas, este proceso de ajuste puede llevar a impactos sociales adversos en determinadas localidades y subsectores.
De forma general los efectos negativos en el empleo es probable que se sienta por los agricultores e instalaciones de procesamiento menos competitivos. Algunas zonas rurales se verán afectadas negativamente, y las pequeñas explotaciones pueden ser más afectadas que las grandes. Se espera que aumente la agricultura especializada, con una concentración de la producción en algunos sectores, y una posible disminución en la diversidad biológica agrícola.
La mayor exposición de la agricultura de la UE a la competencia con el Mercosur puede afectar negativamente a la inversión en el sector de la agricultura en el corto y medio plazo. A largo plazo del acuerdo comercial se espera que ocasione una transferencia de las inversiones fuera de la agricultura europea hacia los sectores económicos más competitivos, lo que perjudicaría la viabilidad del sector en el futuro. Así se puede concluir que la liberalización del comercio con Mercosur tendrá un efecto adverso a corto plazo sobre la agricultura europea, y aumentará la vulnerabilidad del consumidor europeo frente a las fluctuaciones de los mercados y disminuirá el control que podrá imponer en frontera. Los sectores manufactureros y de servicios se beneficiarán de estos acuerdos.
Conclusiones
La liberalización comercial entre los bloques de Mercosur y UE tendrá una gran relevancia en la economía en general y en el sector agrario en particular. Europa aumentará sus exportaciones de bienes manufacturados y servicios mientras que la agricultura y ganadería europeas no podrían competir en ese Mercado, y se incrementarían las exportaciones agrarias de Mercosur. Esto tendrá efectos en la agricultura y en la ganadería de ambas zonas:
En Mercosur se incrementará la tendencia actual de concentración de la tierra en grandes empresas agro-industriales, que requieren menos mano de obra, lo que es probable que acabe desplazando a los pequeños agricultores. También se dará un aumento de la presión sobre los recursos naturales al intensificarse la producción agraria con mayores superficies de monocultivo de soja y con el incremento de la cabaña ganadera, lo que podrá ocasionar una pérdida de bosques y de fertilidad de los suelos.
En Europa serán los sectores manufactureros y de servicios los que se beneficiarán de estos acuerdos, mientras que la liberalización del comercio con Mercosur tendrá un efecto adverso a corto plazo sobre la agricultura europea. Los sectores más afectados serían: el azúcar, la carne de vacuno y de pollo, junto con el porcino, y ciertas frutas y hortalizas, con pérdidas que de manera extraoficial la Comisión sitúa entre 3.000 y 5.000 millones de euros anualmente.
Mientras que los productores de la UE de carne (principalmente a corto plazo vacuno, avícola, pero también el porcino) no podrían competir con los menores costes de Mercosur, en particular por los menores costes laborales pero también por las menores exigencias en materia de sanidad animal, bienestar animal, trazabilidad y medio ambiente.
Una disminución en la producción de carne de la UE, por tanto reducirá la demanda de la producción de cereales, lo cual reducirá los precios internos. El consumo de cereales también disminuiría si se liberalizase el comercio con bioetanol, así como disminuirían los excedentes de vino que normalmente tienen este destino. En el sector del azúcar una mayor liberalización supondría una mayor entrada de azúcar y una nueva reestructuración de la industria europea. Los acuerdos que la UE tiene con países menos desarrollados para permitir la importación de azúcar con arancel cero o disminuido (ACP y los SPG), haría que estos países se vieran también perjudicados por una posible liberalización.
La mayor competencia con países del Mercosur podría dañar también la producción de algunos sectores hortofrutícolas como el melón y los cítricos, tanto en fresco como transformados. También aumentará la vulnerabilidad del consumidor europeo frente a las fluctuaciones de los mercados y disminuirá el control que podrá imponer en frontera.