El Seminario Nacional de Biocombustibles apuesta por la convivencia entre combustibles de primera y segunda generación
18 de mayo de 2010
El 'Seminario Nacional de Biocombustibles. Presente y Futuro' celebrado en el Palacio de La Magdalena (Santander) cerró sus puertas ayer con la premisa de convivir con biocombustibles de primera y segunda generación hasta que no se obtenga la tecnología y los procesos que proporcionen un producto rentable y respetuoso con el medioambiente. En este sentido, estos biocombustibles no compiten con la producción de alimentos, ya que se generan a partir de residuos. Organizado por la Fundación Centro Tecnológico en Logística Integral Cantabria, este seminario se enmarca en el proyecto Bionic, en el que participan Cantabria junto a otras cuatro regiones europeas, que investiga aspectos vinculados con el suministro y empleo de biocombustibles sostenibles en el transporte. A lo largo de cinco sesiones, el seminario trató, de la mano de expertos regionales, nacionales y europeos, políticas energéticas, visiones acerca de los biocombustibles de sectores, como el petrolero o la automoción; la relación de biocombustibles y el medio ambiente; el futuro de este tipo de productos y los proyectos que se llevan a cabo en Europa. En el transcurso de la clausura de este encuentro, Gabriel Moncalian, investigador del departamento de Biología Molecular de la Universidad de Cantabria Gabriel Moncalian instó a confiar en “las diferentes estrategias que se están siguiendo a nivel mundial para tratar de resolver el problema de la insostenibilidad de los biocarburantes de primera generación”. “Con la suma de proyectos conseguiremos un biocarburante de segunda generación rentable en muy poco tiempo”, matizó. Además, Moncalian predijo que se busca llegar, en un terminio de 15 ó 20 años a “obtener hasta 100.000 millones de galones de etanol al año. Esto supondría prácticamente la desaparición de la utilización de los combustibles fósiles y una reducción de emisiones de CO2 a la atmósfera del 90%”. Igualmente, el científico apostó por la investigación en biocombustibles de segunda generación, porque los de primera son, en su opinión, “poco eficientes” en el uso de la tierra y en la reducción de gases de efecto invernadero y muy caros si no se dispone de subvenciones públicas”. Por su parte, Adolfo Corral, de Green Source (filial del grupo Sniace), abogó por “los biocarburantes en general, no solo los de segunda generación, sino también los de primera, siempre que cumplan con unos requisitos mínimos de sostenibilidad”. Aunque reconoció que los biocombustibles de segunda generación son “la alternativa más sostenible”, Corral insistió en que una planta de bioetanol con tecnología actual, a base de trigo como materia prima, biomasa de paja de trigo como combustible y que, además, capture el 75 % del CO2 producido durante la fermentación “ahorraría un 72,7% en las emisiones de gases de efecto invernadero”. Por esta razón, el industrial apostó por la “convivencia” de ambos biocarburantes, siempre que se cumplan los criterios de sostenibilidad establecidos en la Directiva Europea de Energías Renovables. Por último, Marín Sánchez, director general de Transportes y Telecomunicaciones, explicó: “Los biocombustibles es un sector que todavía tiene margen para progresar”. Además Marín Sánchez aseguró que en estos encuentros “se intercambian conocimientos y experiencias entre distintos expertos de gran utilidad para marcar líneas estratégicas”.