En busca de una mayor eficiencia en el tratamiento fitosanitario en invernadero
28 de abril de 2010

“Hasta ahora, los tratamientos más extendidos en invernadero se realizan, fundamentalmente, mediante pistolas hidráulicas. Esta técnica se caracteriza por su baja eficacia, debido a las importantes pérdidas de producto en el suelo y a la poca uniformidad de distribución”. Así, lo asegura Julián Sánchez-Hermosilla, responsable del estudio que llevan a cabo expertos del grupo de Tecnología de la Producción Agraria en Zonas Semiáridas de la Universidad de Almería. En opinión de los investigadores, el uso de equipos de aplicación poco tecnificada, como las ya mencionadas pistolas pulverizadoras, genera una baja eficiencia de los tratamientos, debido a la dificultad de regulación, escasa uniformidad de la distribución del fitosanitario en las hojas y las pérdidas en el suelo. Asimismo, las condiciones de trabajo en invernaderos suponen un riesgo de exposición para la salud de los empleados y el cuidado medioambiental. Ello se debe a las aplicaciones frecuentes de fitosanitarios en, evidentemente, recintos cerrados de temperatura y humedad relativa elevada. De ahí, que el equipo de investigación almeriense busque caracterizar, desde un punto de vista técnico y agronómico, los diversos equipos de aplicación de dichos tratamientos en invernaderos: pistolas pulverizadoras, equipos con barras pulverizadoras verticales e instalaciones fijas de nebulización. Básicamente, se persigue optimizar el funcionamiento de estos equipos, permitiendo una uniformidad del producto fitosanitario en la vegetación y un mayor aprovechamiento, evitando pérdidas en el suelo. En consecuencia, se aminoran los riesgos medioambientales.
El proyecto estudia opciones a la pistola hidráulica
Como alternativa a la pistola hidráulica, los expertos analizan el comportamiento de equipos dotados con barras pulverizadoras verticales y sistemas fijos de nebulización. Hasta el momento, los resultados obtenidos demuestran que la barra de pulverización vertical distribuye el tratamiento con menos esfuerzo y disminuye el volumen de aplicación del mismo a la masa vegetal en aproximadamente un 40%. Asimismo, el equipo de investigadores almerienses estudia la eficacia de la nebulización. En este caso, el sistema aplica pequeñas gotas de agua en el ambiente de un invernadero para así producir niebla, como método de aplicación de los tratamientos.
Por otra parte, la investigación se propone desarrollar una herramienta con la que calcular, a la práctica, dosis de aplicación basándose en la cantidad de vegetación a tratar y en las variables del equipo de tratamiento, como el tipo de boquillas o la presión de trabajo. Para ello, el parámetro que caracteriza la cantidad de masa vegetal, con mayor fiabilidad, es el Índice de área foliar (IAF). Este último representa la superficie de hojas de las plantas por unidad de superficie de cultivo o con relación al área que ocupa. Aún así, en el día a día, el uso de este parámetro presenta una serie de dificultades para el productor. En consecuencia, se trabaja en un modelo que estime el IAF en función de parámetros geométricos del cultivo, fácilmente medibles. Algunos de estos factores podrían ser la altura y la anchura de la masa vegetal, en opinión de Sánchez-Hermosilla: “Hasta ahora, el agricultor administra sus tratamientos en función de su propia experiencia. No obstante, nosotros pretendemos obtener un método sencillo, como medir la anchura o la altura de la planta, para determinar qué volumen de aplicación hay que utilizar en cada momento”.

Un estudio pionero, con posibles beneficios económicos y ambientales
El proyecto, financiado por la Consejería de Economía, Innovación y Ciencia, y valorado en 186.668 euros es el primero de este tipo destinado al cultivo en invernaderos. De los instrumentos y estrategias de racionalización observadas en este estudio, el agricultor podrá discernir entre los mejores equipos de aplicación de fitosanitarios así como disponer de herramientas para su calibración, en función de parámetros científicos y características de la masa vegetal. Igualmente, hará posible el empleo de sistemas electrónicos de bajo coste para la regulación y control de los equipos de aplicación. En palabras de los expertos de la Universidad de Almería, ello generará beneficios económicos y medioambientales. “Se producirá una reducción de los volúmenes de aplicación y un incremento de la eficacia, que repercutirá, de manera inmediata, sobre los costes de cultivo, así como menores pérdidas en el suelo y en el ambiente del invernadero. En el ámbito laboral, se reducirá el riesgo de exposición para los operarios que tienen que manipular este tipo de productos”, matiza Sánchez-Hermosilla.
