Los desechos agrícolas, futuros biocombustibles para aviones y coches pequeños
1 de marzo de 2010
Los 'biocombustibles de celulosa', procedentes de madera, hierba o partes no comestibles de plantas constituyen fuentes alternativas de combustible ya que no requieren la conversión de cultivos existentes o ambientes naturales para producir maíz u otras cosechas con el principal propósito de fabricar biocombustibles. Por ejemplo, la gamma-valerolactona es un componente derivado de los carbohidratos celulósicos, que se pueden generar potencialmente a bajo coste y a escala comercial.
Según los investigadores vinculados al proyecto, el dióxido de carbono se puede extraer de la gamma-valerolactona a alta presión, dejando atrás una mezcla de butenos. En un reactor de segunda fase, los butenos se pueden unir para formar hidrocarburos más pesados, similares a los de los combustibles de automóviles y pequeños aviones.
Este proceso, al igual que otros que desarrollan biocombustibles, produce dióxido de carbono pero en esta ocasión, éste se produce en un chorro relativamente puro y presurizado. De esta forma, el gas se puede enterrar en un repositorio más eficiente que, por ejemplo, el dióxido de carbono resultado de la combustión del carbón, con una gran cantidad de nitrógeno mezclado y, a la vez, ocupa más espacio.