El papel de la bellota como conservador de nuestras dehesas
24 de noviembre de 2009
Entre los resultados conseguidos durante estos años de investigación destacan la determinación de la variabilidad de la producción entre años, con fuerte influencia de factores climáticos, fisiológicos y de asignación de recursos del árbol; la variabilidad de la producción entre especies, con un fuerte componente genético (en este sentido se trabaja en una metodología que permita determinar las mejores productoras de una dehesa); que las podas de mantenimiento no influyen significativamente en la producción de bellota, primando también más un componente genético, por lo que la decisión de podar o no debe basarse en este criterio; o un conocimiento detallado de los ciclos de crecimiento de la especie, con decrecimientos del diámetro en verano. Estos resultados implican un mejor conocimiento de la dinámica de las especies y sus procesos en las dehesas, lo que sirve de base para la gestión sostenible de las mismas.
La importancia económica de los encinares
Los encinares o montes de bellotas ocupan en una provincia como Huelva una superficie de 170.438 hectáreas y tienen “una gran importancia tanto económica como ecológica para la provincia, por eso hay que conservarlas”, comenta Reyes Alejano, investigadora principal. En un entorno como la dehesa, el cerdo ibérico es la especie ganadera que mejor aprovecha la bellota producida, transformando de forma eficaz sus hidratos de carbono en grasa, además de ser utilizada por fauna variada (insectos, mamíferos y aves) para su consumo, por lo que tiene un rol ecológico además de económico. De esta forma, la fase de aprovechamiento de la bellota (montanera) en el cerdo ibérico sigue aportando una evidente valorización de la producción del arbolado, constituyendo un elemento productivo clave en un momento en que otras producciones tradicionales como las leñas o el carbón tienen mucha menor salida en los mercados.
El método de trabajo utilizado consiste en replantear y monitorizar parcelas experimentales, con instalación de diversos dispositivos para realizar mediciones continuas. Investigar el medio forestal no es fácil, ya que se trabaja con procesos que, como el clima, cambian a lo largo del tiempo. Las parcelas que estudian estos investigadores de la UHU cuentan con el valor añadido de que están replanteadas desde 2001, lo que les permite tener series de datos lo suficientemente extensas como para poder sacar conclusiones válidas de sus estudios.
Entre los métodos utilizados destacan la recogida en contenedores durante el periodo de montanera o el conteo visual, una técnica muy poco utilizada en España hasta ahora y que permite conocer cuál va a ser la producción de bellota con mayor tiempo de antelación, lo que ayuda a organizar mejor la gestión. Esta técnica, que se lleva a cabo a principios de octubre, consiste en que dos observadores se colocan delante del árbol y a través de prismáticos o a ojo, cuentan el número de bellotas que ven en un tiempo determinado. Este resultado después se extrapola para conocer la producción total del árbol.
“El fin es saber cuál es la gestión más adecuada para mejorar la producción de bellota, pero para eso tenemos que saber cómo funciona esa producción. Lo que hacemos es esa investigación básica para partir de ahí y mejorar así la gestión de los sistemas, garantizando su conservación”, comenta Alejano.