‘Vitaminas magnéticas’ en semillas y plántulas de tomate
En general, el campo magnético terrestre, que oscila entre 0,4 y 0,6 Gauss (unidad con la que se mide la densidad de flujo magnético) según la latitud y otros factores geológicos, afecta a los seres vivos del planeta. Desde hace décadas, se estudia el efecto 'imán' de la Tierra y su aplicación, sobre todo en el reino vegetal. En concreto, un equipo de investigadores de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Agrónomos de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) ha valorado el efecto de campos magnéticos (estacionarios y variables) muy superiores al terrestre en la germinación de semillas de tomate y en las primeras etapas del crecimiento de las plantas. Las principales conclusiones de este estudio denotan un efecto 'estimulante' durante el proceso germinativo. Como novedad, cabe destacar que esta investigación se efectúa, por primera vez, en una hortaliza como el tomate.
Mayor longitud y peso en las plántulas expuestas a campos magnéticos
El grupo de investigación 'Bioelectromagnetismo aplicado a la ingeniería agroforestal' de la UPM ha observado los efectos de la modificación de campos magnéticos en semillas y plántulas de tomate. El proyecto consiste en transformar, de forma artificial, el campo magnético circundante a través de la aplicación de campos magnéticos estacionarios muy superiores al geomagnético. Estos campos, con flujos magnéticos de entre 1.250 y 2.500 Gauss, se generan a través de imanes o corriente eléctrica continua. La corriente continua se crea a partir de un flujo continuo de electrones (cargas negativas) siempre en el mismo sentido: es decir, del polo negativo de la fuente al positivo. En consecuencia, los huecos o ausencias de electrones (cargas positivas) se mueven en sentido contrario: del polo positivo al negativo.
La corriente eléctrica alterna produce campos magnéticos variables en los que repercute la frecuencia, tipo de onda, intensidad y tiempo de exposición, por lo que podrían dar lugar a efectos contradictorios a los obtenidos con los campos estacionarios. En la corriente alterna los electrones no se trasladan de un polo a otro, sino que a partir de una posición fija en el cable (centro), oscilan de un lado al otro dentro de un mismo entorno y a una frecuencia determinada. La corriente resultante (contraria al flujo de electrones) varía, continuamente, de sentido y signo.
Posible incremento de la productividad y ventajas ambientales
A través de un software especializado, conocido como Seedcalculator, se analizaron los resultados de la investigación de la UPM. Este sistema informático proporcionó diferencias significativas entre los parámetros evaluados de los grupos de semillas tratados y los de control. En definitiva, la implantación de campos magnéticos estacionarios en semillas y plántulas de tomate representa un avance en la reproducción y crecimiento de las mismas. En principio, este proyecto implicaría una mejora real de la productividad del cultivo en términos agrarios y monetarios. Además, proporcionaría ventajas ambientales.
Anteriormente, se pusieron en marcha estudios similares con semillas de cereales (trigo, cebada, maíz, arroz); leguminosas (lenteja, guisante); pratenses (alfalfa, poa, festuca); medicinales (salvia, caléndula) y otras como girasol y cardo. Sin embargo, es la primera vez que se aplica esta línea de investigación en un producto hortícola como el tomate. A grandes rasgos, las semillas expuestas presentaron, para ambas intensidades (1.250 y 2.500 Gauss) y todos los tiempos, una velocidad de germinación superior a la de las semillas que no han sido sometidas a la presencia de dichos campos magnéticos. Las plántulas expuestas a campos magnéticos también mostraron un crecimiento más temprano que las no tratadas.