Predecir el contenido lipídico según la estrategia nutricional en cerdos permite tomar decisiones en el procesado
La estrategia nutricional adoptada influye en el contenido graso de la canal y sus piezas, lo que permite orientar el destino de éstas durante la etapa de transformación, un aspecto muy importante en porcino. Para facilitar la toma de estas decisiones, investigadores del programa de Nutrición Animal del IRTA han desarrollado un módulo de modelización dinámica en el marco del proyecto europeo Feed-a-Gene.
“Sabemos que la calidad de la canal, la carne y la grasa está directamente relacionada con la composición de ácidos grasos del tejido adiposo y que, a su vez, está fuertemente influenciada por el genotipo, el sexo, la edad, el peso vivo y el estado de engrasamiento del animal”, explica Rosil Lizardo, investigador del IRTA.
Los resultados obtenidos permiten considerar la modelización del crecimiento lipídico como una herramienta útil para ayudar a los expertos en porcicultura a evaluar el impacto de la nutrición en la cualidad dietética, sensorial y de procesado de la carne, ayudando a elegir las estrategias de alimentación más rentables.
Actualmente ya se utiliza la modelización dinámica usando ecuaciones de predicción para ver qué sucede con las diferentes estrategias alimentarias y ayudar en la toma de decisiones. Sin embargo, estos modelos matemáticos disponibles en el mercado o son poco accesibles, o no son de fácil utilización por los usuarios finales. Facilitar su accesibilidad y uso ha sido también uno de los objetivos del desarrollo de la nueva modelización propuesta por el proyecto Feed-a-Gene.
Feed-a-Gene ha sido un proyecto con muchas líneas y campos de investigación en el que, además del módulo de ácidos grasos, también se han desarrollado módulos de simulación de la digestión o un modelo completo de crecimiento para avicultura. Todos ellos con el objetivo de estudiar el impacto que pueden tener las estrategias nutricionales sobre los resultados zootécnicos.
Sobre el proyecto Feed-a-Gene
Feed-a-Gene es un proyecto europeo que se ha llevado a cabo durante 4 años y que ha finalizado en marzo de 2020, cuyo objetivo ha consistido en adaptar mejor los diferentes componentes de los sistemas de producción ganadera monogástrica (es decir, cerdos, aves y conejos) para mejorar la eficiencia general y reducir el impacto ambiental.
Los 23 centros de investigación, de transferencia y empresas que han participado en el proyecto se han implicado en el desarrollo de nuevos recursos y tecnologías de alimentación, la identificación y selección de animales robustos que se adapten mejor a las condiciones fluctuantes, y el desarrollo de técnicas de alimentación que permitan optimizar el potencial de la alimentación y del animal.