Las explotaciones ganaderas españolas destacan por el respeto al medio ambiente

Otra de las conclusiones relevantes del estudio, encargado por el Foro Interalimentario, es que el incremento en la evolución de las emisiones de Gei por parte de la ganadería española a lo largo de los últimos años ha sido mínimo, pues la tasa de emisiones entre el período 2001-2006 creció solamente en un 0,6%. Este crecimiento contrasta con el sufrido por otros sectores como el transporte, la industria manufacturera/construcción y las industrias energéticas, que han elevado en este mismo período sus emisiones en un 19, 12 y 17% en cada caso.

A la vista de estos resultados, desde el Foro Interalimentario se quiere hacer un especial hincapié en que “la escasa contribución de la ganadería española al cambio climático, pone en cuestión la credibilidad de los mensajes que promueven el abandono del consumo de carne como medida de sostenibilidad. El seguimiento de tales mensajes, carentes de fundamento, iría en detrimento de una dieta plural en que las proteínas de alto valor biológico aportadas por la carne desempeñan un papel fundamental, como reconoce la comunidad científica”.

Para la elaboración del estudio 'La influencia de las explotaciones ganaderas españolas en el cambio climático' se ha analizado y utilizado la metodología establecida por el Panel Intergubernamental para el Cambio Climático (IPPC), organismo dependiente de la Organización de las Naciones Unidas, que determina un amplio y exigente número de parámetros a medir. Así, pese a tener un escenario desfavorable, se han obtenido unos resultados que muestran la realidad más objetiva del sector ganadero español.

Tras el análisis de estos parámetros, se concluye que las emisiones de Gases de Efecto Invernadero generadas por la cabaña ganadera española están constituidas fundamentalmente por metano y óxido nitroso procedentes fundamentalmente de la fermentación entérica de los animales y de la gestión del estiércol, seguido por el consumo energético y la aplicación de fertilizantes en el suelo para la elaboración de piensos, la gestión de suelos agrícolas destinados a la producción animal, el consumo energético de las explotaciones ganaderas y los cambios en uso del suelo.