Agricultura de conservación: un nuevo concepto para una sociedad medioambientalmente sostenible
Responsable Técnico de Proyecto y Emilio Jesús González Sánchez, Director Ejecutivo Asociación Española Agricultura de Conservación / Suelos Vivos03/07/2008
3 de julio de 2008
Las prácticas agronómicas englobadas en los sistemas de agricultura de conservación se fundamentan en los principios de mínima alteración del suelo, cobertura permanente del terreno, ya sea con una cubierta viva o una cubierta inerte, y realización de rotaciones de especies en explotaciones de cultivos anuales, aconsejable en la mayoría de los casos.
Las prácticas agronómicas más representativas de la agricultura de conservación son el mínimo laboreo en cultivos extensivos, la siembra directa y las cubiertas vegetales en cultivos leñosos o entre cultivos anuales.
El mínimo laboreo
El mínimo laboreo consiste en realizar una o dos labores a la salida del verano, en función del cultivo a implantar. Siempre de manera somera y sin invertir el perfil del suelo, utilizando normalmente chísel y vibrocultivadores, que tras la labor superficial dejan suficiente cobertura vegetal para proteger al suelo de la erosión. En caso de aparecer hierbas antes de la siembra se recurrirá a un tratamiento herbicida, dirigido a erradicar las especies de nuestra parcela.
La siembra directa
La siembra directa es el máximo exponente de la agricultura de conservación en cultivos extensivos. Consiste en sembrar sobre el rastrojo del cultivo anterior, sin alterar el suelo mediante labores. Esta operación se consigue gracias a sembradoras especiales, que pueden ser de dos tipos: de rejas (apropiadas para zonas con piedras y sin mucha arcilla), o de discos (son más caras, pero más polivalentes). Las primeras son muy parecidas a las convencionales, salvo que poseen unos los brazos más robustos, y dispuestos en más líneas de siembra para facilitar el tránsito de los restos vegetales (figura 1). Las de discos son más complejas y disponen básicamente de dos elementos, disco de apertura del surco y disco de cierre (ver figura 2). Aunque también pueden poseer un disco para el corte de los restos vegetales (ver figura 3), que puede ser liso o estriado y se utiliza en aquellos lugares con abundancia de rastrojo, siempre que el terreno no sea muy arcilloso, donde se desaconseja su uso
Para que la siembra sea correcta es necesario que la cosechadora realice un correcto picado y distribución de los restos vegetales. Se deben seguir dos normas básicas, si nuestra sembradora es de reja, picar los restos lo máximo posible, en caso de ser de discos es más conveniente dejar la paja menos picada en trozos más largos, ya que facilita el corte de los restos vegetales por el disco de la sembradora. También resulta de interés que la cosechadora posea esparcidora de tamo, ya que si queda éste en un cordón central afectará negativamente a la operación de siembra.
Las cubiertas vegetales
Las cubiertas vegetales es una técnica aplicable a los cultivos leñosos, que consiste en mantener el suelo de nuestra plantación cubierto por hierbas vivas durante el otoño e invierno. A la llegada de la primavera es necesaria la siega de las mismas, a fin de evitar la competencia por agua y nutrientes entre el árbol y las hierbas, permaneciendo el resto vegetal segado sobre la superficie del suelo.
En función de la forma de implantación de las hierbas, las cubiertas se clasifican en:
- Cubiertas espontáneas: formadas por hierbas procedentes del banco de semillas del suelo.
- Cubierta espontánea seleccionada hacia gramíneas: se deja crecer la vegetación y después se seleccionan las hierbas hacia gramíneas (cebadilla, bromo, ballico, etc.) mediante la utilización de fitosanitarios.
- Cubiertas sembradas: se siembran las hierbas, normalmente gramíneas, aunque se pueden mezclar con leguminosas. El objetivo es que se autosiembren en años sucesivos al dejar una banda de ensemillado de medio metro de ancho de plantas vivas en el centro de la calle sin segar.
Según la distribución de las hierbas, las cubiertas son:
- A todo terreno, ocupando toda la superficie del suelo, muy utilizada cuando las cubiertas son espontáneas.
- Disposición en bandas, es la posibilidad más común ocupando el centro de la calle, preferiblemente dispuesta de manera perpendicular a la línea de máxima pendiente. Más utilizada cuando las cubiertas son sembradas o seleccionadas hacia gramíneas, aunque también es ampliamente usada en cubiertas espontáneas.
Mantener el suelo cubierto aporta diversos beneficios medioambientales tanto para el suelo, agua y aire, que aparecen resumidos en la tabla 1. Además de las mejoras medioambientales de la Agricultura de conservación, con estas técnicas se consiguen importantes reducciones en el consumo de gasoil, al suprimir las labores, a la vez que se mantienen o incluso mejoran las producciones, lo que aumenta los beneficios de nuestra explotación agrícola, al disminuir de manera importante los costes de producción y los tiempos operacionales.