Preocupación por las intensas y prolongadas tormentas en diferentes zonas de España
Cebada apedreada en un campo de Ledigos (Palencia).
Hacía varios años que no teníamos un final de invierno y primera mitad de primavera con este nivel de precipitaciones. Los últimos años los lamentos de los agricultores llegaban precisamente por lo contrario, es decir, por la ausencia de lluvias. Sin ir más lejos, en 2017, a un primer cuatrimestre que en líneas generales fue más que aceptable, le siguió un periodo de sequía prolongada hasta ya entrado este año.
Pero desde finales de febrero el panorama cambió radicamente. Agua en abundancia en prácticamente toda España, los pantanos acaparando reservas... y algunos cultivos en peligro, especialmente por las fuertes tormentas de los últimos días, en ciertas zonas incluso con granizo.
Hay temor con la cosecha del ajo en Castilla o con la de cereal en varias regiones. En Castilla y León, la prolongación de las precipitaciones y el encharcamiento de algunas tierras trae como contrapartida enfermedades y hongos, lo que hace precisos nuevos tratamientos que normalmente en estas fechas, en las que el agua no abunda en la meseta, no son necesarios.
En general, el cereal remonta tras ser tumbado por la lluvia, pero si lo que cae es granizo el daño puede ser total, por lo que desde Asaja Castilla y León se insiste una vez más en el seguro como herramienta esencial de gestión de los riesgos de la explotación agraria.
Tampoco favorece el exceso de agua a los ensilados y forrajes, puesto que es necesario que lleguen días de sol para poder entrar en las tierras y hacer los cortes de siega oportunos.
Problemas en el regadío
Desde la asociación subrayan que los más perjudicados por este largo episodio de tormentas son los agricultores de regadío. Para ellos, tras una primavera lluviosa lo ideal hubiera sido un mes de mayo tranquilo que les hubiera dejado concluir siembras —algunas todavía están coleando, en remolacha, maíz o patatas— y acompañar a los cultivos ya en tierra en su crecimiento. Sin embargo, aún son numerosas las fincas que, con las plantas de patata o remolacha nacidas, están completamente encharcadas, tras registrarse copiosas lluvias de entre 30 a 50 L/m2.
En cuanto al viñedo, aunque en estos momentos el agua no aporta a la cepa y puede dar más problemas de enfermedades, hay que valorar también que la tierra necesita todavía recargarse para soportar el largo y seco verano. En todo caso, como ocurre con el cereal, Asaja CyL señala al granizo como el peligro más fulminante para las viñas.