Javier Lambán Montañés, presidente de Aragón
Todo Aragón recibe con los brazos abiertos la nueva edición de la Feria Internacional de Maquinaria Agrícola que en 2018 cumple 40 años, sin duda una consolidación con mayúsculas. Todo el sector se da cita en la Feria de Zaragoza, en la que se ha convertido en una de las convocatorias más importantes de Europa en el mercado de la maquinaria. Es el principal escaparate para las empresas que aprovechan para presentar sus productos al mercado internacional en los más de 1.500 expositores procedentes de 40 países, un incremento del 9% con respecto a 2016.
Ediciones anteriores confirman la importancia de una cita económica que, con cerca de 230.000 visitantes y profesionales de más de 50 nacionalidades, supone un auténtico motor y un elemento dinamizador para la actividad del entorno, considerando la relevancia que tienen las repercusiones económicas de carácter indirecto, especialmente en el caso del sector Servicios, ya que el impacto económico de FIMA en la ciudad y el entorno se cifra en unos 250 millones de euros.
FIMA, una de las 119 ferias que se celebrarán este año en Aragón, es sin duda todo un referente, especialmente en la relación entre la feria y el sector agroalimentario, cada vez con mayor peso en la Comunidad y donde mi gobierno ha colocado el foco en la estrategia de buscar un nuevo modelo productivo que pivote sobre sectores estratégicos como este. Treinta mil aragoneses se dedican a esta actividad, de los que once mil están dirigidos a la agroindustria, que constituye el segundo sector de actividad más importante de la Comunidad, solo por detrás de la industria del automóvil. Su conexión con el fuerte impulso de la logística es determinante para estar en disposición de traspasar el mercado nacional y alcanzar mayores cotas de competitividad. Sin duda, la modernización de la agricultura y la ganadería está en línea con las políticas de modernización y rejuvenecimiento del sector que estamos impulsando desde el Gobierno de Aragón y que encaja con la apuesta estratégica de la agroindustria.
Precisamente por ello, la incorporación de la I+D+i, la formación de los profesionales y el carácter competitivo son definitivos para el impulso de este sector, así como la creación de lazos con las comunidades autónomas vecinas para convertir el Valle Medio del Ebro en motor de la industria agroalimentaria.
Por esta razón aplaudo también la iniciativa de FIMA que, por segundo año celebra el Premio Excelencia para mostrar su compromiso con las empresas y la innovación. El resultado no podía resultar más satisfactorio para mí, dado que la ganadora ha sido Sat Gavill, una empresa de mi pueblo natal, Ejea de los Caballeros, valorada por su perspectiva de futuro sostenible y con amplias capacidades para provocar un impacto positivo en el empleo.
El programa para la edición de este año consolida la apuesta continua de sus organizadores por la profesionalización, especialización y, sobre todo, calidad del encuentro. Esta es la clave del éxito para una feria, lo que garantiza su pervivencia y consolidación.
Hay que tener en cuenta, además, que la FIMA constituye un lugar de encuentro, de profesionales y expositores, de agricultores y ganaderos de Aragón y del exterior, un espacio en el que compartir y divulgar experiencias, reflexiones, ideas, propuestas y proyectos. Un espacio, en definitiva, para compartir y divulgar conocimientos. Este hecho cobra especial importancia si tenemos en cuenta que el conocimiento es el elemento que impulsa el crecimiento económico.
Por todas estas razones, felicito sinceramente a los organizadores de este evento y deseo un satisfactorio resultado para todos, conociendo el destacado papel de los encuentros de misiones inversas.
Estoy seguro de que Feria de Zaragoza volverá a demostrar su saber hacer como lo confirma con la ocupación de 147 días, lo que supone casi la mitad del año con actividad ferial.