Fenacore aboga por la cesión entre cuencas para que la agricultura tenga garantizada el agua
El presidente de la Federación Nacional de Comunidades de Regantes (Fenacore) aboga por flexibilizar la cesión temporal de derechos del uso del agua entre cuencas, con el objetivo de que los agricultores puedan disponer de recursos garantizados en épocas de falta de agua, como la que viven actualmente las cuencas del Júcar, Duero y Segura, que han tenido que acogerse a los decretos de sequía.
Andrés del Campo participó en la jornada ‘Soluciones sostenibles para el déficit hídrico de la Región’, organizada por el Club de Debates del Círculo de Economía de Murcia, donde puso de manifiesto que flexibilizando la cesión temporal de derechos del agua no sólo se eliminarían las tensiones por el reparto de agua, sino que se produciría un beneficio mutuo, dado que la cuenca que cede obtiene unos incentivos que puede destinar a modernizar zonas regables utilizando la tecnología que le permita conseguir una mayor eficiencia en la gestión.
Fenacore considera necesario huir de soluciones improvisadas, que a su juicio suelen tener mayor coste económico, y apela por la puesta en marcha de un plan de medidas estructurales que permita actuar con anticipación para prevenir los efectos económicos adversos de la sequía.
Adaptación de los cultivos
Ante esta situación, Del Campo se muestra partidario de las obras de regulación, aunque resulten una medida impopular en determinados sectores. “Si se quiere tener agua garantizada para poder regar, y además mitigar los efectos de las lluvias torrenciales en un contexto donde el calentamiento global trae consigo fenómenos cada vez más extremos, es necesario realizar embalses y trasvases intercuencas, siempre que sea sostenible y una vez superados los condicionantes económicos, sociales y medioambientales”.
Junto con los bancos de agua, Fenacore apuesta también por potenciar el uso temporal de pozos y aguas subterráneas en épocas de sequía, con recargas artificiales de acuíferos en los años húmedos para que existan recursos en los años de falta de lluvias. Así se podrá hacer un uso alternativo de aguas superficiales y subterráneas.
Otra de las claves destacadas por el presidente de la asociación es avanzar en la modernización de regadíos, teniendo en cuenta que ahora el objetivo es alcanzar una doble eficiencia: energía y agua. Explicó que en las últimas décadas este proceso ha permitido que la demanda de agua para uso agrario caiga del 80% hasta el 63%, situándose por debajo de los 15.000 hectómetros cúbicos anuales. “En paralelo, hace falta seguir invirtiendo en biotecnología para poder desarrollar cultivos con menos necesidades de agua y mayor tolerancia a las plagas”, señaló.