Investigan nuevas estrategias para optimizar la eficiencia alimentaria en monogástricos
El 70% del coste de producir un animal proviene de la alimentación. El índice de transformación del alimento (FCE) es uno de los factores claves en la rentabilidad de la producción. Es por ello que científicos europeos trabajan en el proyecto ECO-FCE, destinado a proponer estrategias para optimizar la eficiencia en la transformación de alimento en monogástricos, al tiempo que se reduzcan las emisiones contaminantes de los animales –gases invernadero, nitrógeno, fósforo... –.
El IRTA, como socio del proyecto ECO-FCE, está llevando a cabo estudios para evaluar diferentes estrategias de alimentación en cerdos y pollos de carne, tanto en la forma de suministro del pienso como en la composición de las dietas. Los resultados obtenidos hasta el momento se presentaron el pasado agosto en un workshop previo a la conferencia anual de la EAAP (European Federation of Animal Science) en Varsovia (Polonia).
Un primer estudio realizado en cerdos de cebo ha permitido identificar cambios en el ritmo de suministro del pienso que mejoran la FCE. Así, un incremento de la precisión alimentaria (grupos más homogéneos de animales y hasta 9 formulaciones diferentes), sería beneficioso respecto a una alimentación convencional de 2 fases o incluso de 5 fases. Por otra parte, también se ha observado en cerdos de cebo, que el uso de la alimentación líquida con remojo prolongado previo, combinado con la inclusión de enzimas, mejora la asimilación de nutrientes y los resultados productivos.
Finalmente, también se han hecho varias pruebas preliminares con una amplia variedad de combinaciones de enzimas exógenas con el fin de identificar los que tengan más potencial en la mejora de la FCE para ser evaluados en un futuro.
Este trabajo servirá para ofrecer un mejor conocimiento de cómo optimizar las diversas estrategias de alimentación y su impacto en la eficiencia alimentaria y la huella ecológica en producción porcina y de aves.
La investigación forma parte del proyecto ECO-FCE, financiado por el Séptimo Programa Marco de la Unión Europea y ejecutado por un consorcio de 18 socios europeos y norteamericanos. El proyecto, que tiene una duración de 4 años, se inició en 2013 y tiene como objetivo proveer a las industrias porcina y avícola de estrategias innovadoras para alimentar a la población mundial de forma sostenible.