Entrevista a José Ignacio Castillo, director del Departamento de I+D+i de Lida Plant Research
José Ignacio Castillo López es licenciado en Ciencias Químicas y se integró en febrero de 1995 en la empresa Lida Plant Research desempeñando el cargo de director del Departamento de I+D+i. Lida Plant Research se dedica desde hace 27 años al desarrollo, fabricación y comercialización de soluciones y productos nutricionales y bioestimulantes agrícolas para la mejora de rendimientos y calidades en los cultivos. La empresa Lida Plant Research es socia fundadora de AEFA y siempre ha participado de forma activa en la asociación.
José Ignacio Castillo, director del Departamento de I+D+i de .Lida Plant Research
De todos estos productos de acción ‘bioestimulante’, lo que más se conoce de ellos son sus efectos en el cultivo y lo que menos, sus modos de acción en las plantas. Sin embargo, esto está cambiando ya que durante esta última década se está llevando a cabo un gran esfuerzo en la investigación, no sólo por los propios productores de bioestimulantes, sino también por centros de investigación públicos y privados. El objetivo es identificar nuevos compuestos bioactivos y microorganismos beneficiosos, conocer cada vez más y con mayor precisión cómo actúan en la planta, qué mecanismos bioquímicos y fisiológicos están involucrados… En definitiva, dar luz y una base científica de por qué los bioestimulantes son productos necesarios para la agricultura.
¿Qué distingue a los bioestimulantes de los fertilizantes y de los fitosanitarios?
¿En qué medida los bioestimulantes contribuyen a una agricultura sostenible?
Los bioestimulantes ayudan a abordar algunos de los desafíos más importantes a los que se enfrenta la agricultura mundial en los próximos años. Un ejemplo destacable es la alimentación de una población en crecimiento que requiere de aumentos en los rendimientos de los cultivos, los cuales pueden ser fomentados por bioestimulantes. Las temperaturas extremas, la falta de agua, la salinidad y otros tipos de estrés relacionados con el cambio climático, requieren cultivos resistentes para optimizar sus rendimientos.
Los bioestimulantes aumentan la tolerancia de las plantas frente a efectos adversos de estrés abiótico, ayudando a proteger y mejorar la salud del suelo, fomentando el desarrollo de microorganismos benéficos del suelo. Un suelo saludable retiene el agua de manera más eficaz y resiste mejor la erosión. Por otra parte, los bioestimulantes pueden mejorar parámetros de calidad de frutas y verduras. Una mayor calidad significa mayores beneficios para los agricultores y alimentos más sanos y nutritivos para los consumidores.
¿Son los bioestimulantes herramientas importantes para el desarrollo socio-económico?
Las empresas que desarrollan bioestimulantes, a menudo llevan a cabo su investigación en colaboración con universidades e institutos de investigación independientes. Este modelo fomenta el intercambio de conocimientos, la innovación y crea una demanda de investigadores y demás trabajadores altamente cualificados, alentando así a más estudiantes a entrar en los campos científicos que ayudarán a impulsar el crecimiento económico sostenible en Europa en los próximos años.
¿Ayudan los bioestimulantes a fomentar la innovación y la creación de conocimiento?
Hoy podemos decir que los bioestimulantes están en el corazón de las tecnologías innovadoras ‘verdes’. El desarrollo de un bioestimulante comienza por observar las plantas y sus ecosistemas, para luego llevar a cabo investigaciones rigurosas para descubrir nuevos compuestos bioactivos, para identificar a los microorganismos beneficiosos y para entender cómo las sinergias proporcionan efectos más fuertes que cualquier sustancia simple o microorganismo que trabaja solo. Muchos de los componentes de los productos bioestimulantes son muy comunes en la naturaleza, como los aminoácidos, las algas, los ácidos húmicos, azúcares, vitaminas, microorganismos del suelo, ácidos orgánicos, polímeros, etc.
Muchas de las tecnologías que se emplean tienen una base biotecnológica, por ejemplo, utilizar microorganismos para transformar las materias primas en los componentes activos o que contengan microorganismos en el producto final. Esto anima y proporciona empleo para investigadores y trabajadores altamente cualificados en ciencias biológicas. Un grupo amplio de profesionales cualificados en estos campos es una condición previa necesaria para el crecimiento innovador y sostenible que ayude a Europa a dotarse de un crecimiento 'inteligente, sostenible e integrador'.
Se prevé que el mercado mundial de bioestimulantes agrícolas alcance la cifra de unos 2.240 millones de dólares en 2018. El aumento de la demanda de productos amigables con el medio ambiente y la necesidad de aumentar los rendimientos de los cultivos, reducir los residuos y de mejorar la calidad de los cultivos ha impulsado en última instancia un mayor uso de bioestimulantes. Estos van a ser un elemento clave en el programa europeo de sostenibilidad de 2020, reforzando las prioridades para un crecimiento inteligente y de innovación para la economía de base biotecnológica. El logro de este ambicioso proyecto de bioestimulantes para la nueva agricultura, requerirá de inversiones continuas en investigación, así como de asociaciones entre las partes interesadas de los sectores público y privado.