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“Desarrollar una actividad en vínculo con la tierra nos predispone a revisar productos y procesos para mejorar sus aspectos medioambientales”

Entrevista a Pere Escolar, director de Operaciones del Grupo Codorníu

Anna León17/07/2012

A principios del año 2009, Pere Escolar, ingeniero técnico industrial, pasaba a engrosar las filas del Grupo Codorníu como director de Producción y Operaciones, el primero en la historia de la compañía ajeno a la familia Raventós. Tan solo unos meses después, se empezaba a trabajar en el desarrollo de una botella de cava más ligera, algo inédito en el sector. “De manera directa, logramos reducir un 11% las emisiones generadas por nuestros proveedores para la fabricación de una botella”, explica. Desde entonces, Grupo Codorníu ha emprendido políticas sostenibles pioneras, como el cálculo de la huella de carbono para su cava Anna, primer espumoso del mundo en ser acreditado así por una consultora independiente. Si bien reconoce la repercusión que estos premios tienen en la opinión pública, el mayor logro para Escolar es desplegar esta visión de mejora medioambiental entre el personal del grupo bodeguero. Y así nos lo asegura en esta entrevista para Interempresas.

Pere Escolar, director de Producción y Operaciones del Grupo Codorníu. Foto: Grupo Codorníu
Pere Escolar, director de Producción y Operaciones del Grupo Codorníu. Foto: Grupo Codorníu.

La noticia saltaba a finales del pasado mes de febrero a los medios de comunicación especializados. El Grupo Codorníu reducirá su huella de carbono en 1.435 toneladas anuales. Es decir, el equivalente a las emisiones de 500 coches durante un año. Ello sería posible gracias a las mejoras que han realizado en el sistema de riego, en las que han invertido 2,5 millones de euros. Básicamente, ¿en qué consisten?

Se trata de transformar el suministro del agua de riego de canal abierto (sin presión alguna) a tubería a presión. Ello sería suficiente para regar las fincas sin necesidad de bombeo ni gasto energético. En consecuencia, tenemos que entubar aguas arriba con presión suficiente para abastecer el riego mediante tuberías de diámentro de grandes dimensiones.

Unas mejoras que, tengo entendido, contribuirían a un ahorro energético de 2.700 MW anuales, pero también a un consumo de agua menor. Hablamos de hasta un -15% al evitar fugas y pérdidas de distribución…

Cierto. El agua entubada tiene menos fugas (y si las hay se detectan enseguida), evaporación y pérdidas de distribución en comparación con los canales abiertos.

Innovar en materia de riego constituye un arma eficaz para hacer frente al cambio climático, especialmente por parte del sector vitícola. Máxime si se tiene en cuenta que algunas zonas productoras de vino del planeta se empiezan a ver afectadas por la sequía, tal y como quedó claro en el congreso ‘Wineries for Climate Protection’, que tuvo lugar el 10 de junio del año pasado en Barcelona.

Se sabe que un excesivo estrés hídrico en la viña durante el envero y la maduración son muy negativos para la calidad de la uva y del vino. Una forma muy eficiente de paliar el efecto negativo del incremento de las temperaturas debido al cambio climático, es mediante el riego de la viña; lo que contribuye a refrigerar la planta y evitar dicho estrés. Cada vez más, las zonas productoras de vinos de calidad incorporan el riego para mejorar el estado hídrico del viñedo a la vez que la calidad de sus vinos.

“Cada vez más, las zonas productoras de vinos de calidad incorporan el riego para mejorar el estado hídrico del viñedo y la calidad de sus vinos”
Entre los logros del Grupo Codorníu figuran una botella de cava más ligera así como el cálculo de la huella de carbono para su cava Anna...
Entre los logros del Grupo Codorníu figuran una botella de cava más ligera así como el cálculo de la huella de carbono para su cava Anna. Ahora, anuncian mejoras en el riego que reducirán sus emisiones en 1.435 toneladas anuales. Vista aérea de la sede del grupo bodeguero, en Sant Sadurní d'Anoia, en el Penedès (Cataluña). Foto: Grupo Codorníu.

En el marco de este certamen, usted relató cómo lograron reducir un 11% el peso de la botella de cava. De hecho, pasaron de 900 a 800 gramos. Una estrategia pionera entre los fabricantes de cava, ya que el grosor del vidrio es clave para evitar los efectos de la sobrepresión y el shock térmico por la congelación del cuello de la botella previo al degüelle. El proceso, que se inició en el año 2009, no fue nada sencillo…

Incluso antes de esa fecha, algunos de nuestros colaboradores pensaban en cómo romper ese paradigma que suponía la botella estándar de cava de 900 gramos, bajo criterios medioambientales. Efectivamente, las dificultades técnicas más obvias eran la resistencia a la presión del propio cava, y al shock térmico que se produce al congelar el cuello de la botella en el degüelle. Pero tuvimos que superar otros obstáculos. Como las limitaciones técnicas de nuestros proveedores, las de funcionalidad en nuestras líneas, las de preferencia por parte del consumidor, etc. Durante el proceso, se fueron superando todas hasta que en el mes de septiembre del año 2010 comenzamos a lanzar al mercado nuestros cavas en botella de 800 gramos, quién sabe si creando un nuevo “estándar”.

Con el lanzamiento de una botella de cava más ligera obtuvieron numerosos beneficios, además de la reducción de la huella de carbono. En concreto, ¿de qué estamos hablando? De alguna forma, ¿se puede hacer más sostenible todavía la elaboración de cava?

A raíz de este lanzamiento, y de manera directa, se han reducido un 11% las emisiones generadas por nuestros proveedores para la fabricación de una botella. Pero de forma indirecta también han disminuido las que se producían a lo largo de todo su ciclo de vida: en la manipulación de éstas en nuestras cavas, el transporte hasta el consumidor y el enfriamiento que éste hace en su nevera, en el reciclado de la botella tras el consumo, etc. El proyecto sirvió además para obtener un mayor control de las mermas por rotura de botellas y una mayor concienciación medioambiental de nuestro personal.

En mi opinión, cualquier proceso siempre se puede hacer de manera más sostenible. Si bien es cierto que no todos los proyectos tendrán tanto efecto como el aligeramiento de las botellas sobre la huella de carbono, seguimos trabajando para lograr una elaboración aún más sostenible, en toda la cadena de suministro. Desde el viñedo hasta el consumo.

Recientemente, la consultora independiente Carbon Trust ha certificado la huella de carbono de uno de sus cavas más emblemáticos, el Anna de Codorníu. Ello les ha permitido conocer las emisiones de CO2 que genera su elaboración y adoptar, en consecuencia, las medidas correctivas necesarias.

Lo que no se mide no se puede mejorar. Ése fue el objetivo de calcular la huella de carbono de Anna de Codorníu: reducir las emisiones derivadas de su elaboración. Para ello, tuvimos que escoger una metodología de cálculo, y nos decidimos por la norma británica PAS 2050, la más reconocida a nivel internacional. Comenzamos el proceso de cálculo, revisando nuestros archivos de producción, consultando a nuestros proveedores, investigando porcentajes de reciclado en nuestro país, hábitos de consumo tales como el tiempo necesario para enfriar una botella en la nevera…hasta dar con el valor final. La importancia de este dato no procedía tanto de su valor tomado de forma aislada, sino más bien del hecho que nos sirviera de punto de partida para definir nuestras políticas de reducción de emisiones. Políticas claramente enfocadas a aligerar el peso de nuestras botellas y a la mejora de la eficiencia energética en las actividades agrícolas, temas sobre los cuales ya habéis conocido algunos ejemplos.

La certificación de este valor por parte de Carbon Trust aportó transparencia y rigor al proceso de cálculo, así como un compromiso periódico de mejora. Y, por ende, un importante reconocimiento público, al tratarse del primer vino espumoso del mundo en conseguir dicha certificación.

“El cálculo de la huella de carbono en nuestro Anna de Codorníu nos sirvió de punto de partida para definir nuestras políticas de reducción de emisiones. Políticas enfocadas a aligerar el peso de nuestras botellas y a la mejora de la eficiencia energética en las actividades agrícolas”
Vista principal de las bodegas del Grupo Codorníu, segundo fabricante en volumen de cava del país, en Sant Sadurní d'Anoia. Foto: Grupo Codorníu...
Vista principal de las bodegas del Grupo Codorníu, segundo fabricante en volumen de cava del país, en Sant Sadurní d'Anoia. Foto: Grupo Codorníu.

Si bien es cierto que cada vez un mayor número de bodegas empiezan a calcular la huella de carbono, e incluso la huella hídrica que generan, ¿es de la opinión que existe suficiente información al respecto? ¿Se trata de medidas únicamente al alcance de grandes grupos bodegueros, sobre todo a raíz de la crisis económica?

En los últimos cinco años, hemos observado una gran evolución en cuanto a metodologías disponibles para el cálculo de la huella de carbono. Ya no es una cuestión de información disponible, que lo está, sino de que los técnicos se formen en el conocimiento de estos temas, y hagan de ellos práctica habitual. Siempre es complejo iniciarse en el cálculo de estos indicadores medioambientales. En una pyme, probablemente el problema provenga de la disponibilidad de capital humano, pero se están desarrollando herramientas que simplifican mucho el cálculo. En una empresa grande, el problema viene de la complejidad de datos que se tienen que manejar.

Las metodologías para el cálculo de la huella hídrica se hallan, pese a su importancia, en una situación de desarrollo muy inferior. La huella hídrica será, sin ninguna duda, objeto de estudio en los próximos años, y nos acostumbraremos a utilizarla como un indicador importante de nuestro desempeño medioambiental.

Los esfuerzos de Codorníu se recompensaron con el Premio Europeo a la Prevención de Residuos de la UE o el Premio Diseño para el Reciclaje de la Generalitat de Catalunya, durante el pasado ejercicio. En síntesis, ¿qué les han aportado ambos reconocimientos?

Pese a que los premios tienen un componente de reconocimiento público importante, y agradecemos a ambas Administraciones este reconocimiento, su mayor efecto ha sido contribuir al despliegue de la mejora medioambiental entre todas las personas que formamos el Grupo Codorníu. La toma de decisiones en todas las áreas del grupo incluye, cada vez más, criterios medioambientales. Incluso en aquellas en las que el medio ambiente no se “reconoce” de manera inmediata. Por ejemplo, la gestión de las oficinas, la compra de materiales, o la informática, por citar algunas. La mejora medioambiental ya no es el resultado de las acciones del servicio de Medio Ambiente, sino de la concatenación de acciones que todos podemos llevar a cabo.

“Más que obligarnos, el desarrollar una actividad en estrecho vínculo con la tierra, nos predispone a revisar, constantemente, nuestros productos y procesos para mejorar todos sus aspectos medioambientales”
Vista interior de las bodegas Codorníu, en concreto de la cava Buenos Aires
Vista interior de las bodegas Codorníu, en concreto de la cava Buenos Aires.

Codorníu tiene su sede en Sant Sadurní d’Anoia, zona productora de vinos y cavas por excelencia del Penedès. ¿Esto les obliga a invertir en innovación y nuevas tecnologías relacionadas con el cuidado medioambiental?

Tenemos la suerte de estar ubicados en el Penedès, pero también tenemos parcelas en el Priorat, en Tarragona (Cataluña); en La Rioja; en Raimat, en Lleida (Cataluña) y en la Ribera del Duero, así como en otros entornos en los que respiramos, en todo momento, el contacto con la naturaleza. Más que obligarnos, el desarrollar una actividad en estrecho vínculo con la tierra, nos predispone a revisar, constantemente, nuestros productos y procesos para mejorar todos sus aspectos medioambientales.

En la actualidad es director de Producción y Operaciones en el Grupo Codorníu, con varias generaciones de la familia Raventós al frente. Para acabar, ¿cómo valoraría su experiencia en esta área? ¿Qué le ha aportado, a nivel personal y profesional?

Respecto a la primera pregunta, la experiencia en el Grupo Codorníu ha sido un reto muy interesante para mí. Se ha desarrollado una estrategia y un plan de acción con la finalidad de la búsqueda de la mejora continua, y la mejora de costes. Se ha iniciado un camino a recorrer dentro de la empresa, que me motiva mucho. La experiencia aquí ha sido muy intensa. El poder constatar que se ha producido una evolución es la mejor motivación para seguir avanzando.

En la vertiente personal, me quedo con la satisfacción de ver cómo los planes se hacen realidad, y el sentirme orgulloso de pertenecer a Grupo Codorniu. En el ámbito profesional he aprendido mucho sobre el sector vitivinícola, sus características y la gestión de sus productos. Pero aún queda mucho por hacer; cada día se aprende algo nuevo.

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