El proyecto SolidVIN busca el valor añadido de los residuos del proceso de vinificación para obtener productos con aplicaciones en diversos sectores
La directora general de Investigación y Desarrollo Rural del Gobierno de La Rioja, María Martín, y el gerente del Instituto de Tecnologías Químicas Emergentes de La Rioja (InterQuímica), Javier Pérez, han presentado el proyecto SolidVIN que permite obtener, a partir de los residuos que se generan en el proceso de elaboración del vino, productos de alto valor añadido para el sector vitivinícola y las industrias farmacéutica y cosmética, proporcionando beneficios económicos, sociales y medioambientales al propio sector vitivinícola.
En la actualidad, la mayor parte de las bodegas y cooperativas desechan los hollejos, las pepitas o el raspón que se eliminan tras el prensado y/o fermentación de la uva y se emplean para producir destilados, caso del orujo, por ejemplo. Esta iniciativa plantea como interesante novedad aprovechar y revalorizar los numerosos componentes químicos que contienen los desechos de la uva para poner en marcha nuevos procesos que generen ingresos adicionales al sector y, de esta forma, contribuyan a impulsar la economía y el empleo en la región.
La investigación ha sido promovida por la Asociación para el Desarrollo de La Rioja Alta (ADRA), uno de los tres grupos que gestiona las ayudas del enfoque Leader dentro del Programa de Desarrollo Rural de La Rioja, cofinanciado por la Consejería de Agricultura, Ganadería y Medio Ambiente.
El proyecto plantea una alternativa económica al sector vitivinícola en La Rioja Alta, principal sector económico en esta zona de La Rioja, e involucra tanto a los agricultores, encargados del cuidado de los viñedos, como a bodegas y cooperativas, que asumen la elaboración y comercialización de vinos de gran calidad dentro de la DOCa Rioja.
Este proyecto ha partido del estudio de la producción de los residuos en la época de vendimia en La Rioja Alta. Se ha aplicado un procedimiento adecuado para mantener en condiciones óptimas estos desechos que se generan tras la recepción de la uva y su posterior prensado para obtener el mosto. El objetivo ha sido conservar todas las propiedades de esta materia prima para que se pueda utilizar en diferentes procesos industriales y obtener nuevos productos de alto valor añadido.
En concreto, la investigación se ha concentrado en analizar, fundamentalmente, la composición química de hollejos y pepitas, dado que cuentan con una notable presencia de antocianos (tonos rojos, presentes en uvas blancas y tintas), flavonoides (tonos amarillos, sólo se encuentran en uvas blancas), taninos, enzimas… Además, se han probado varios métodos de extracción con el fin de que estos elementos se puedan emplear como aditivos colorantes, antioxidantes, en la oxigenación de los vinos y otros productos.
El estudio ha revelado cómo los extractos de los subproductos del vino pueden usarse como colorante del vino y el mosto. De este modo, se han llevado a cabo varias pruebas para determinar el grado de color que estos preparados pueden transferir a estos productos, al tiempo que se ha comprobado el efecto que tiene su empleo desde el punto de vista de la acidez, el pH, el nivel de sulfuroso, el grado alcohólico, y el índice de polifenoles.
Otra interesante aplicación de estos subproductos tiene que ver con la industria farmacéutica. El estudio incide en su capacidad antioxidante y abre la puerta a la preparación de cremas u otros productos que se venden en la actualidad en farmacias y tiendas especializadas con un precio elevado.