Las tabletas han llegado a la escuela
De excusas siempre podemos encontrar mil y una pero en mi opinión, quedarse al margen es claramente nadar contra corriente. Para ejemplificar esta idea, hoy he ido a visitar la escuela pública de primaria Eulàlia Bota del barrio de Sant Andreu de mi ciudad, Barcelona. He escogido ésta entre muchas otras por la sencilla razón de que cumple los requisitos medios que la hacen ser un posible modelo a imitar. Se trata de un centro de primaria de dos líneas que cuenta con unos aproximadamente 500 alumnos. Y sobre todo, la he escogido como ejemplo por la decisión que en su momento tomó el centro y que los ha llevado a la situación actual.
Hace unos tres años, el equipo directivo y la comisión TAC del centro, compuesta por miembros del mismo equipo rector y unos cuantos maestros, decidieron que sería positivo aumentar el parque informático de la escuela y tras mucho buscar e investigar, llegaron a la conclusión que lo que mejor se adapta a su forma de trabajar por proyectos desde siempre, son las tabletas. Así, hace ahora tres cursos, iniciaron el camino y adquirieron unas cuantas, unas 20 aproximadamente. Fueron probando y tuvieron algunos problemas importantes, pero la cosa no debió ir tan mal pues este curso han doblado el número de dispositivos.
Y es que la situación más común en nuestras escuelas es que tienen un profesorado muy variado tanto en edades como en capacidades tecnológicas. Normalmente cuanto más grande es la ciudad, la tendencia es de aumento de la edad de los docentes, cosa que no ayuda demasiado a fomentar la innovación educativa. Así, valorados diferentes factores que condicionan de forma clara, podríamos decir que suelen haber dentro de nuestras escuelas tres grandes grupos de profesionales muy diferenciados en relación al uso de la tecnología en el aula:
1. Los entusiastas. Un grupo minoritario pero con tendencia cada vez más ascendente. Estos son unos docentes entusiasmados con el uso de las tecnologías, que en sus casas ya son usuarios asiduos, donde la tableta y el móvil ya han desplazado no sólo al ordenador de sobremesa sino también al portátil. Son personas más bien jóvenes y que han ido viendo las posibilidades de ocio pero también educativas y de gestión de estos nuevos dispositivos. Y un día se les ocurrió traer su tableta a la escuela, y... prácticamente ya no ha salido de ella.
2. Los pasivos. Suelen ser el grupo más cuantioso del centro. Su actitud no es muy proclive a ponerse delante a liderar ningún tipo de cambio y menos el tecnológico pero tampoco son completamente contrarios. Es un grupo que vale la pena hacer el esfuerzo por incorporarlos al carro de la innovación, únicamente necesitan que se les dé un pequeño empujón y hacerles ver la necesidad y ventajas del cambio.
3. Los contrarios. Son un grupo más bien reducido que no quieren ni oír hablar de cambios, que no están próximos a la tecnología en su vida diaria, que están acomodados en una zona de confort de la cual es muy difícil hacerles salir. Siempre encuentran una perfecta excusa para no incorporar cada novedad. Este grupo no debe preocuparnos demasiado, su actitud contraria los hace alejarse, salvo contadas excepciones cada vez más del camino, pero no hay que desanimarse.
Tras la conversación con Jesús, el director, me ha contagiado su entusiasmo pues me ha mostrado que el trabajo sin estos dispositivos ya no sería igual en la escuela. Y lo que más me ha llamado la atención es que todos los maestros hacen uso de las tabletas en un momento u otro de la semana, parece ser que se ha conseguido que incluso el grupo de los llamados contrarios también se sumaran al carro de la innovación, y es que no hay nada más que oír a los alumnos para que te convenzan de que esta o esta otra actividad se puede hacer mejor con la tableta.
Y, ¿qué opinión tienen el profesorado del centro al respecto? Pues en palabras de su director, es muy importante su implantación por el efecto motivador del trabajo, los alumnos rápidamente se han acostumbrado a utilizarlos y en muchas ocasiones se han convertido en reporteros gráficos del proceso de aprendizaje, se gravan las clases en vídeo, hacen fotos, pueden visionar después y saber dónde han fallado, aprenden unas habilidades que seguro les serán muy útiles en un futuro inmediato. Al final acabamos haciendo lo que el maestro piensa que hay que hacer pero la aplicación de la tecnología les da un punto de motivación que lo hace casi todo un poco más fácil.
Es así como se ha hecho responsables a los alumnos de determinadas acciones sencillas de mantenimiento, de cargar las baterías, de repartirlos y recogerlos, y el dato más revelador es que en tres cursos escolares, y sin disponer de protectores de pantalla, hasta ahora, no ha habido ninguna rotura ni desperfecto en ninguno, señal de que los valoran como un elemento importante y los cuidan como mimo.
Los vemos utilizándolos en el aula, en el patio haciendo investigaciones, en el huerto escolar, en excursiones para documentarlas, en la biblioteca tomando apuntes, en las clases de infantil trabajando con apps curriculares o con programas de carácter general, etc. su presencia se ha hecho patente en muchas situaciones educativas diferentes y es que el trabajo por proyectos que de por sí ya es innovador, se hace mucho más completo y significativo con el uso de las tabletas.
Jesús, el director, mostrándome la página web del centro donde se pueden ver los trabajos de los alumnos.
También hay que destacar algunas dificultades. La más importante que padecemos actualmente las escuelas, es el problema de la conectividad. Desde la administración educativa se ha hecho un gran esfuerzo para mejorar el acceso a Internet pero todavía es claramente insuficiente; la llegada de la fibra óptica a la mayoría de los centros abre un rayo de esperanza de que las cosas vayan mejorando.
La situación actual de esta escuela y de tantas otras que han emprendido caminos similares es que prefieren trabajar compartiendo dispositivos entre los alumnos, la situación es una tableta por cada dos alumnos. Ello hace que se fomente el espíritu colaborativo y el trabajo en grupo, minimiza los problemas derivados de la saturación de máquinas optimizando los problemas de conectividad y hace que aumente su grado de responsabilidad. En determinadas ocasiones, también trabajan en otros tipos de agrupaciones en función de la tipología de actividad.
En general las tabletas se utilizan para hacer un trabajo de tipo no específico, como el tema de vídeo y audio, haciendo reportajes, o escribiendo textos, resumiendo, sacando partido de la posibilidad de navegar por Internet en el dispositivo (cuando esta funciona, claro) y también se han aventurado en el enorme e inconmensurable campo de las apps educativas, desde las propiamente curriculares (cálculo mental, ortografía, inglés, etc.) como las de carácter general (edición de vídeo o de fotografía, de narraciones digitales, etc.).
Carrito para carga y transporte de las tabletas.
Fruto de esta experiencia, nos aporta una serie de reflexiones:
• La batería de las tabletas las hace muy autónomas y no dependen de grandes instalaciones eléctricas
• Importante disponer de un carrito para cargarlas y también para transportarlas por la escuela
• Su capacidad de portabilidad debido al escaso peso y al hecho de disponer de un GPS las da una ventaja única respecto a los ordenadores para hacer trabajo de campo
• Es importante prever un protector de pantalla para evitar daños por caídas
• Hay sistemas de masterizado para convertirlas todas a un único formato que minimice el trabajo del coordinador TIC de centro
• Todo y que la mayoría de las apps existentes están en inglés, encontramos muchas en castellano y catalán y el hecho de estar en inglés, ha de suponer un estímulo más de aprendizaje.
Y como conclusión, Jesús, el director, nos dice, que incluso sin conexión a Internet, no se arrepiente ni él ni el claustro de su escuela de haber emprendido el camino de la incorporación de las tabletas y que ahora sería impensable prescindir de ellas debido a que las ventajas que aportan estos dispositivos son claramente superiores a los problemas, todos ellos superables si se piensa que nuestros alumnos son lo primero, y les hacemos un enorme favor con esta vía innovadora.