"Los hospitales que tienen departamento de seguridad obtienen unos resultados muchísimo mejores que los demás"
Entrevista a Carlos Ruíz Virumbrales, presidente del Observatorio de Seguridad Integral en Centros Hospitalarios
Con motivo de las IV Jornadas Técnicas de Seguridad en Centros Hospitalarios, celebradas los pasados 11, 12 y 13 de mayo, Interempresas ha entrevistado al presidente del Observatorio de Seguridad Integral en Centros Hospitalarios (Osich), entidad organizadora de las jornadas. Además de ser el presidente de Osich, Carlos Ruíz Virumbrales es el jefe de la Unidad de Gestión de Seguridad y Orden Interno del Hospital 12 de Octubre, por lo que cuenta con una amplia experiencia en todo lo que se refiere a la seguridad en los centros sanitarios. En esta entrevista, Carlos Ruíz Virumbrales hace balance sobre las jornadas, y aporta su opinión sobre los principales temas que se trataron, y otras cuestiones generales sobre la seguridad en los hospitales.
¿Qué balance hace de las IV Jornadas Técnicas de Seguridad en Centros Hospitalarios, celebradas los pasados 11, 12 y 13 de mayo?
En realidad, previamente hubo nueve jornadas sobre este tema, y afortunadamente ha habido continuidad en la saga, por lo que son las decimoterceras. En estas IV Jornadas Técnicas de Seguridad en Centros Hospitalarios la evaluación que hacemos es muy positiva. Este año ha sido un poco especial, ya que en estas jornadas lo que hacemos es compartir conocimientos, difundir información y contactar entre todos los responsables de cualquier área de seguridad en aspectos sanitarios a nivel nacional. En esta ocasión hemos percibido una mayor sintonía con los gestores sanitarios.
Hemos sido capaces de convencer a lo largo de estos últimos años a todo el mundo del sector de la seguridad, no hospitalaria, de la absoluta e imprescindible necesidad de implementar departamentos de seguridad en los hospitales. Es una de las áreas de actividad donde más claramente se necesitan estos departamentos para mejorar la protección de las personas, de los profesionales, de las actividades, etc. Hemos convencido a los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, a la Unidad Central de Seguridad Privada (que es la que se encarga de todas las cuestiones de seguridad privada), convencer al Seprose, su homólogo…a todo el mundo de la seguridad. Sin embargo, es curioso que en el mundo sanitario, que es bastante endogámico, no pudimos conseguir trasladar esa necesidad, y que llegara a quienes realmente tienen que conocer lo que son: gestores, gerentes de los hospitales, y responsables políticos en las Consejerías de Sanidad de las diferentes Comunidades Autonómicas.
Eso no lo habíamos conseguido. En estas jornadas, sin embargo, al fin hemos descubierto atisbos claros de que ese mensaje está siendo recibido tanto en las consejerías como en las gerencias de los hospitales. Se empieza a conocer la regulación de los departamentos de seguridad, los condicionantes que pone esa regulación, y sobre todo, la necesidad de éstos porque se mejora la seguridad de una forma impresionante, ya que se profesionaliza la labor de seguridad de los hospitales, se homogeniza entre diferentes centros y además se concentra en un mismo departamento la responsabilidad de las diferentes seguridades.
¿Hay Departamentos de Seguridad en los Hospitales que actualmente se encuentren en funcionamiento?
Sí, por ejemplo, en el hospital donde yo trabajo, el 12 de Octubre. Hay aproximadamente doce departamentos de seguridad habilitados en grandes hospitales y registrados en el Ministerio de Interior con un director de seguridad al frente, que es lo que exige la ley. Estos obtienen unos resultados muchísimo mejores que los demás. En estos departamentos de seguridad se concentra la responsabilidad de la vigilancia, de la seguridad patrimonial, de la seguridad anticatastróficos, de la protección contra incendios, etc., y hay un director de seguridad formado, habilitado también por el Ministerio, que entiende de todas estas cuestiones de una manera muy profesional. Es una diferencia enorme con los centros que no tienen este departamento, lo que no quiere decir que en esos centros donde no hay departamento de seguridad no se trate y no se gestione la propia seguridad. Sí se hace, pero de forma poco profesional a veces, y además se difuminan las responsabilidades entre muchas personas.
Por ejemplo, puede haber un hospital en el que la responsabilidad de vigilancia la lleve a cabo el jefe de servicios generales; esto quiere decir que éste hombre es el que lleva el contrato de vigilancia, el que tiene la responsabilidad de comprobar que los vigilantes de cada empresa cumplen, pero no conocen la seguridad en profundidad. Las decisiones en este caso las toman los vigilantes, el jefe de equipo o quien sea. A la vez, en éste mismo hospital se puede dar el caso que la responsabilidad de la protección contra incendios la lleve el servicio de mantenimiento. Esto quiere decir que el director de ingeniería, que su mayor preocupación es que haya energía eléctrica, que haya agua, etc., tiene también la responsabilidad de protección contra incendios, por lo tanto, se ocupa de la seguridad, pero no es su primera preocupación.
Otro ejemplo: que la seguridad anticatastrófica la lleve el Servicio de Prevención de Riesgos Laborales. Esto quiere decir que, atendiendo a la ley, cumplen estrictamente lo que les piden. Hay que elaborar un plan de autoprotección, pero ni lo mantienen, ni lo controlan, ni lo vigilan, porque ellos se dedican a la salud laboral. Por tanto, la seguridad se trata en los hospitales, pero no de forma profesional. El departamento de seguridad es la medida organizativa primera, no la más importante, pero sí la primera.
Volviendo al tema de las jornadas, ¿qué aspectos mejoraría de cara a la próxima edición?
Es difícil de decir. Cada año, la propia actualidad y la realidad nos dicta por dónde tenemos que ir. El mercado va ofreciendo herramientas que nos interesa conocer porque pueden facilitar nuestro trabajo. Aparte de eso, en las dos últimas ediciones hemos introducido mesas donde tratamos las cuestiones de la seguridad de la información, seguridad informática o ciberseguridad, como se quiera llamar. Tratamos las posibilidades de que los centros sanitarios sean atacados, muchas veces hasta sin enterarnos. Sabemos que vamos a ser objeto de ataques, y lo sabemos porque tenemos información que vale dinero. Esa es una preocupación para la que nos estamos preparando, y para eso nos reunimos, hablamos, contamos nuestras experiencias, y llamamos a los técnicos que hay en el mundo laboral y empresarial para que nos expliquen.
Uno de los objetivos que tenemos en las jornadas es abrirnos a los centros privados. Estas jornadas, tradicionalmente, las organizaba yo personalmente hasta la novena edición, pero a partir de la novena, las organizamos desde el Observatorio de Seguridad Integral en Centros Hospitalarios (Osich), que es una asociación de profesionales de seguridad en los hospitales y en los centros sanitarios. Nuestros socios casi siempre han sido públicos, y eso aún es una asignatura pendiente, abrir nuestra organización, el propio Observatorio, y las jornadas a los responsables de seguridad de centros sanitarios privados. Esto sería una mejora importante de cara a próximas ediciones.
La formación en el sector de la seguridad fue uno de los temas principales de las jornadas, ¿cree que existe un buen nivel de formación en nuestro país? ¿Qué medidas propone para mejorar ese aspecto?
En materia de seguridad, no, eso es una materia que se debe regular. En los centros de trabajo, se recibe mucha formación, de muchos tipos y muy diferente. Sin embargo, la formación sobre seguridad y acciones de emergencias también se recibe en los hospitales, pero de forma poco regulada y organizada. Todos los hospitales y centros de trabajo tienen un plan de autoprotección donde dice que se tienen que llevar a cabo unas acciones formativas para que se forme absolutamente a todo el personal de la organización. Estas cosas se hacen ya, pero no se hacen bien del todo. No se hace de manera rigurosa. Una acción formativa esencial y primordial es la extinción de incendios, hacerla en campos de fuego. Eso lo deberían pasar todos los vigilantes de seguridad, y no estoy hablando del mundo sanitario, sino de todos los vigilantes de seguridad. Como el personal vigilante de seguridad no depende de mi propia realización sino de otra empresa, nosotros no podemos establecer acciones formativas con ellos. Las hacemos con nuestros propios trabajadores. Todo lo que tiene que ver con la formación en la seguridad hay que darle una “repensada” desde donde proceda.
Por ejemplo, la atención a situaciones conflictivas. Esa es una gran preocupación en los centros sanitarios, el conflicto que puede desembocar en violencia. Eso es algo que la prensa lo recoge. Agresiones a médicos, a enfermeros, celadores, etc. Hay acciones formativas maravillosas, buenísimas, muy efectivas para el personal en este aspecto. En general, no está regulado, cada uno lo hace de una manera, no está evaluado, de repente aparece un coach por ahí y empieza a decir cosas, pero no es lo que se precisa porque no es formación a la medida de los centros sanitarios. Estas acciones formativas existen, pero esto requiere un poco de organización que hoy en día nos falta.
¿Considera que los requisitos que se le exigen al profesorado son adecuados para el nivel de formación que se pretende conseguir?
En seguridad privada, la formación sí está muy reglada. Si hablamos de la seguridad de los vigilantes, hace falta que se dé en un centro de formación habilitado por el Ministerio de Interior con unas condiciones bastante exigentes, unos formadores acreditados por el propio Ministerio. Yo mismo soy formador acreditado por el Ministerio de Interior en varias materias y doy clases en al menos siete u ocho universidades en los cursos propios de dirección de seguridad, y estoy acreditado para ello. El Ministerio de Interior acredita para enseñar al personal de seguridad privada, pero no así en el hospital. En el hospital, si a alguien se le ocurre dar un curso de atención a situaciones conflictivas, lo hará, y no hay manera de saber a priori si ese hombre está formado, si el curso es bueno, o por el contrario, es malo.
En el caso de los cursos que se imparten en el hospital 12 de Octubre, puedo decir que hemos mirado en el mercado, los conocemos, están de alguna manera supervisados por el Observatorio de Seguridad Integral en Centros Hospitalarios (Osich), por lo tanto, sabemos que son buenos. Y además, tienen una evaluación estupenda por parte de las enfermeras y los celadores que lo han conocido, pero eso es en el hospital 12 de Octubre, del resto no sabría decir cómo va. Falta organización, regulación, entrar en esas cuestiones. Eso sí, en seguridad privada, eso está reguladísimo. Para enseñar a un vigilante a hacer un curso de reciclaje, que es obligatorio todos los años, tienes que estar acreditado por la Policía, sino no puedes hacerlo.
También se comentó en la jornada que no hay ningún grado universitario sobre ciberseguridad. ¿Considera que es prioritario formar a la gente en este campo? ¿Cree que las universidades ofrecen una formación acorde a la realidad tecnológica que se está dando en la actualidad?
En ciberseguridad hay muchos niveles formativos que necesitamos. Ahora mismo, en todas las universidades existen grados de informática, de donde salen grandes profesionales y gente con muchísimo conocimiento (en informática, no estamos hablando de seguridad informática). Cuando hablé en las jornadas, a lo que me refería es a la formación de gente como yo, es decir, gente que tiene responsabilidad en la seguridad, que es un gestor, no un operador. Yo no voy mirando los detectores uno por uno para ver si funcionan, yo tengo a mis técnicos. De la misma manera, necesitamos conocer este mundo. Estoy hablando de los directores de seguridad, en cualquier ámbito. Y yo creo que nosotros debemos de formarnos. Creo que la universidad nos debe ofrecer unos productos formativos de mucha calidad en la que no nos enseñe a “cacharrear” con los ordenadores, sino que nos enseñe a hablar, que nos diga qué es lo que podemos esperar, qué es lo que nos puede ocurrir, qué es lo que podemos hacer, cómo lo podemos organizar, etc. Esa formación la echo muy en falta porque es previa a que yo seleccione gente que esté formada, los que verdaderamente entienden de ordenadores, los operadores en seguridad informática para poder proteger correctamente mi empresa. En este momento, la ciberseguridad y el ciberdelincuente van muy deprisa, es un tema muy candente y hay que darse mucha prisa en formarse. Pero formarse en muchos ámbitos. En éste, no conozco ningún curso.
En las jornadas, Elena Ruiz Larrocha, profesora de Ingeniería y sistemas Informáticos en la Uned, dijo que no había ningún grado. Si ella lo dijo, es que es cierto (en seguridad informática). Ella echa en falta eso, y yo echo en falta lo otro. En seguridad informática ahora faltan muchas acciones formativas específicas para cada perfil. En cuanto a las universidades, definitivamente no ofrecen en este momento una formación acorde a la realidad tecnológica que se está dando. Se tienen que poner en ello y deprisa. Las universidades tienen que empezar a ofrecer productos que satisfagan las necesidades actuales. Ahora los que mejor están formados en ciberseguridad son los hackers, y son autodidactas. Las empresas para protegerse no van a la universidad y contratan a un analista de sistemas, sino que van al mercado y contratan a un hacker con su equipo y le dan un departamento para que se dediquen a proteger. Eso es lo que ha hecho recientemente Telefónica. Los hacker (mucha gente no sabe esto), son buenos. En las jornadas estuvo Félix Hernaiz Cañas, coronel del Ejército del Aire y experto en seguridad informática. Él es un hacker, y estuvo dando una ponencia desde el punto de vista del propio hacker. Es importante diferenciar: los hackers son buenos, ellos buscan agujeros para proteger a las empresas, no son crackers, no son delincuentes. Hoy en día las empresas contratan hackers para protegerse, lo cual no es lógico, porque como he mencionado, son autodidactas. Esto habría que regularlo de alguna manera.
Otra de las cuestiones que se trató en las jornadas fue la Seguridad en el marco de la Unión Europea. ¿Por qué es importante unificar el marco normativo? ¿Cuáles son los impedimentos por los cuales no se hace uno común?
El marco normativo siempre es importante unificarlo y homogeneizarlo. Somos parte de la comunidad económica europea, de la Unión Europea, y por lo tanto, desde allí nos llegan muchas necesidades normativas a las que nos tenemos que acoplar. Lo que ocurre es que nuestra normativa, la española, es posiblemente una de las más avanzadas del mundo en materia de seguridad privada, por lo tanto, a lo mejor lo que tienen que hacer es importar de España la normativa y adecuarla a la Unión Europea. La seguridad privada (y no hablo de hospitales) es algo que va cada vez a más. La seguridad pública no llega a todos los lados, no se puede comprar toda la seguridad pública que un Estado necesita, y por esto se recurre a la seguridad privada. Lo que se hace es transferir el gasto a las empresas. Hay que regularlo de una forma muy seria.
En España, la seguridad privada depende muy directamente de la seguridad pública a través de esa Unidad Central de Seguridad Privada de la Dirección General de la Policía que mencioné antes. A través de ella se regula y se controla, con mano de hierro. Los vigilantes de seguridad tienen una dependencia muy alta de la Policía. Ese es el modelo, no puedes tener una seguridad privada que no esté regulada. Hay que tener en cuenta que hay gente que va armada, y que el Estado les autoriza a utilizar la fuerza mínima imprescindible bajo ciertas circunstancias en casos excepcionales. Esto sólo se lo permite al Ejército y a las Fuerzas de Seguridad del Estado, entonces estamos hablando de algo muy importante. En España la regulación es muy seria, la mejor. Es necesario que otros países nos tomen como ejemplo para que la Unión Europea unifique el marco normativo y lo expanda por todo su territorio.
En cuanto al nuevo Reglamento de Seguridad Privada, ¿qué propone el Observatorio de Seguridad Integral en Centros Hospitalarios (Osich) en relación a los departamentos de seguridad en centros sanitarios que Ud. ha mencionado anteriormente?
Ya tenemos nueva Ley de Seguridad Privada, la Ley 5/2014, y ahora hace falta el Reglamento que desarrolla esta ley, que se supone que a lo largo de este año estará listo. Nosotros queremos que las normas amparen la obligación de la Constitución de implantación de los departamentos de seguridad en los centros sanitarios. Esa es la primera medida que proponemos. Creemos que esa está conseguida. Consideramos que la nueva ley lo deja entrever y que el Reglamento lo contemplará. La segunda es que se regule su posicionamiento en las organizaciones, que se regulen sus obligaciones y sus responsabilidades. Esto es, que se redacte y se especifique, por ejemplo, “los departamentos de seguridad de los centros hospitalarios tendrán la responsabilidad sobre (las responsabilidades que tengan)”, y la referencia que ponemos siempre son los Servicios de Prevención de Riesgos Laborales, que cuando se publicó su obligatoria implementación en todos los sitios, a la vez se hizo una norma que decía “ellos son los responsables de (las diferentes responsabilidades que tengan) y por lo tanto, tienen que hacer (lo que tengan que hacer)”. Tienen una regulación estricta que define, a través de real decreto, cuáles son sus funciones y responsabilidades.
Eso mismo es lo que queremos, nuestro objetivo, además de su inclusión en el organigrama del hospital. Nosotros consideramos que el departamento de seguridad es un área que debe depender directamente de las gerencias de los hospitales, de la misma manera que la Unidad de Calidad, el Gabinete de Comunicación, o el Gabinete Jurídico. Que no dependa de una dirección porque es un departamento completamente transversal y tiene que informar a la gerencia, no a los directores. Y eso es todo lo que pedimos, la implementación; la regulación en cuanto a sus obligaciones, competencias y responsabilidades; y su colocación en el organigrama del hospital dependiendo de la gerencia. Con eso, consideramos que todo lo demás viene rodado, que las mejorías en la protección de personas y directivos va a venir sola cuando se tomen estas medidas en un hospital, porque habrá gente que se preocupe por ello y porque tendrá la obligación de hacerlo, dado que estará redactado como una de sus responsabilidades.
¿Cuáles son los problemas de seguridad que más se repiten en los hospitales? ¿Qué medidas adoptan para evitarlos?
El problema que más preocupa a un departamento de seguridad en un hospital es un incendio. Es lo que no se ve, lo que nadie nota, y lo que nadie piensa, pero es nuestra mayor preocupación porque es un riesgo que se materializa con regularidad, que es muy recurrente, y porque las consecuencias pueden ser gravísimas. Después hay otras cuestiones que tienen más visibilidad o que trascienden a nivel mediático, como son los conflictos y las agresiones. En realidad, un centro hospitalario es como una ciudad, es decir, pasa absolutamente de todo. Los grandes centros sanitarios son las únicas organizaciones empresariales que comparten todos los riesgos conocidos sin excepción. Esto no pasa en los aeropuertos, no pasa en las centrales nucleares, sino que pasa sólo y exclusivamente en los grandes centros hospitalarios, donde hay unos catálogos de riesgos compartidos, por eso nos preocupamos de todo.
En el caso de conflictos o agresiones al personal del centro sanitario que ha mencionado, ¿qué medidas adoptan para prevenirlos?
Después de mucho trabajo y muchos estudios, en todas las Comunidades Autónomas se han confeccionado unos manuales de atención a situaciones conflictivas. Hay varios, cada Comunidad Autónoma elabora el suyo, pero en todos se han llegado a las mismas conclusiones. A la hora de prevenir, es importantísimo dotar a nuestros centros de ciertas comodidades o situaciones de confort. Por ejemplo, en una sala de espera de urgencias donde un familiar puede esperar cuatro horas (porque hay que hacer muchas pruebas y explorar bien al paciente, y eso lleva su tiempo) a lo mejor el familiar no sabe que el tiempo de espera es ese, esas cuatro horas le parecen cuatrocientas, y si en esa sala de espera hace mucho calor, tiene dificultades para sentarse porque está todo ocupado, o en esas cuatro horas no hay nadie del personal que le haya informado, es un foco potencial de conflicto.
Para evitarlo, tomamos medidas que mejoren el confort como poner aire acondicionado, instalar más asientos, informar del tiempo aproximado que tendrán que esperar, o el tiempo que tardarán en recibir información del paciente. De esa manera, rebajamos la probabilidad de conflictos en los centros hospitalarios. Es muy importante la información en este tipo de cuestiones. El origen del conflicto es muy variado, puede darse por estos aspectos que he mencionado, o por una patología psiquiátrica, y cuando es de este tipo, no hay nada para prevenirlo. Sí hay medidas para paliarlo, pero no para prevenirlo. O cuando el conflicto se da por parte de alguien que viene a atacar a otra persona con alevosía, es difícil prevenir esa circunstancia. En general, llevando a cabo las medidas de prevención que he comentado, se han obtenido resultados muy buenos.
Para disuadir, también llevamos a cabo diferentes medidas: instalamos cámaras, contamos con vigilantes que ayuden a la protección, etc. Tomamos medidas visibles de seguridad, de esta manera el conflicto también se puede disuadir de alguna manera. Por otra parte, cuando surge el conflicto es cuando llevamos a cabo medidas de actuación directas. En primer lugar, llevamos a cabo acciones formativas para todo nuestro personal donde se les enseña a actuar en estos casos mediante la contención verbal, se enseña cómo rebajar las emociones en un conflicto para que no llegue a la violencia, etc. También tenemos a vigilantes formados para que acudan inmediatamente en el momento de conflicto y para que sepan qué acciones tienen que aplicar.
El conflicto en el hospital no siempre está producido por los malos, sino que a veces se produce por malos conyunturales, es decir, por buenos que la situación de nervios y estrés les ha llevado a ser malos durante diez minutos. Es por esta razón que en los hospitales hay que tener mucho cuidado ya que no es la misma situación que si, por ejemplo, un vigilante tiene que actuar ante un delincuente. En esta situación, no es el mismo caso, porque en los hospitales hay gente que rompe las normas y que puede llegar a delinquir. Por ejemplo, fumar es un delito, pero si una persona ha fumado en un sitio donde no debe porque está muriéndose un familiar, se trata de una situación muy delicada, y para ello formamos a nuestros profesionales, para hacer frente a esas circunstancias. Informamos a nuestro personal de qué hay que hacer antes, durante y después de un conflicto. Tenemos a su disposición una asesoría jurídica, el departamento de seguridad, profesionales de psiquiatría, etc. Por último, después del conflicto, damos todo nuestro apoyo jurídico y legal que se precise.
Hace unos meses se vivió una situación de inquietud generalizada con el caso de una auxiliar de enfermería contagiada por ébola. Aunque no se trató en su hospital, sino en el Carlos III de Madrid, ¿sabría decir qué procedimientos se siguen en estos casos?
Cada profesional tiene un procedimiento de actuación dependiendo de su categoría, y estos procedimientos están muy claros. Normalmente donde primero se detecta es en el servicio de urgencias, donde sabe todo el mundo perfectamente lo que tiene que hacer. Las enfermeras, los médicos, los vigilantes, los celadores…todo el mundo sabe dónde están los equipos de protección individual, qué es lo que tienen que hacer, etc. Todos estos procedimientos están escritos. Sabemos cuándo tiene que intervenir la limpieza, cómo tiene que hacerlo, quién tiene que acompañar al paciente, dónde lo tenemos que llevar, etc. Todo está absolutamente pautado.
En un caso así, imagino que el resto de pacientes se ponen nerviosos fruto del miedo que conlleva la situación. ¿De qué manera se les tranquiliza?
Bueno, nosotros en el 12 de Octubre no hemos tenido ningún caso. Hemos tenido sospechas, unas cuantas en urgencias, y se ha actuado siguiendo el protocolo, pero no hemos llegado a tener ningún caso de ébola. En estos casos nuestro protocolo indica que se aísla inmediatamente al paciente, con lo cual todo el personal que le atiende conoce la situación. En ningún caso el resto de pacientes está en contacto con el contagiado, y en ningún caso podría haberse dado puesto que si hubiéramos detectado un caso de ébola en el hospital, se hubiera derivado al Carlos III. Todos los pacientes de ébola de Madrid se derivarían allí después de tomar las medidas de profilaxis que sean necesarias en el hospital. Puedo decir que no hemos tenido ningún caso de ébola en el 12 de Octubre. Sospechas sí, y en ese caso hemos actuado como si hubiera sido un ébola.
En cuanto a situaciones de emergencia por amenaza terrorista, ¿qué medidas se toman en un hospital?
Eso es algo muy curioso. En el mundo sanitario español, sólo ha habido un caso real de colocación de un artefacto explosivo, y ha sido hace poco, de hecho. Hasta ese momento, jamás hemos sido objeto de ningún atentado terrorista. Lo que sí que sufrimos son llamadas maliciosas donde no hay absolutamente ninguna intención terrorista, sino que alguien (que puede ser un trabajador resentido, una persona con alguna enfermedad mental, etc.) llama diciendo que ha puesto una bomba y amenazas de este tipo. En principio nosotros ya sabemos que es muy difícil que sea verdad, pero actuamos en consecuencia. Las técnicas que utilizamos para saber si de verdad existe la posibilidad de recibir un ataque no las puedo desvelar. Lo que sí puedo decir es que siempre hemos estado muy tranquilos porque los hospitales nunca han sido objeto de terrorismo.
Después del 11-S, el atentado de las Torres Gemelas, nos apareció una pequeña preocupación, a pesar de no haber recibido ningún ataque o amenaza, pero empezamos a prepararnos mejor mediante algunas medidas que tampoco puedo desvelar por razones obvias. Como he comentado antes, recientemente en el Hospital Universitario Son Espases, en Mallorca, por primera vez en la historia de la sanidad española apareció un artefacto explosivo casero, de poca potencia, en los baños de urgencias. En un principio nos preocupó, pero luego el departamento de seguridad del hospital descubrió al culpable, y vio que no había ninguna intención terrorista sino que simplemente se trataba de un profesional que tenía ganas de notoriedad. Es la persona que dijo que lo había encontrado y desactivado, la misma que lo había colocado, por lo tanto solo quería ser el héroe de la situación. Nosotros nos preparamos ante esa eventualidad, pero realmente nunca hemos sido objetivo de terroristas.
Aunque los hospitales no son objeto de terrorismo, sí que reciben en muchas ocasiones a víctimas de dichos ataques…
A veces recibimos a víctimas, y a veces incluso a los propios terroristas. Nuestros pacientes son el 100% de la sociedad. El Rey, el terrorista, el mendigo, el loco, el pintor, la artista, el panadero…todos son pacientes, y por lo tanto, les recibimos de igual manera. El 11 de marzo recibimos a muchísimas víctimas del atentado, unas 280 que provenían de cualquiera de los trenes, y en el hospital también se estuvo tratando, por ejemplo, a Iñaki de Juana Chaos, y a otros muchos causantes de otros ataques. Para nosotros, todos son pacientes, sin excepción.
Cuando se produce una situación como el 11-M en la que llega una gran cantidad de víctimas de un atentado, ¿cómo se actúa en un hospital?
Para explicar las actuaciones que llevamos a cabo en el 11-M necesitaría horas. El 11-M es una emergencia en un hospital, como muchas otras, pero este caso, emocionalmente nos toca mucho. A este tipo de emergencias se le denomina “afluencia masiva de pacientes politraumatizados a la urgencia”. Nosotros contamos con planes de emergencia ante cualquier contingencia. Ésta es una de ellas. En esos momentos lo que hacemos es desplegar y activar nuestro plan, y empezamos a actuar en consecuencia. Como previamente hemos pensado qué es lo que hay que hacer y cómo lo tenemos que hacer, no perdemos tiempo en pensarlo, directamente actuamos. Por ejemplo, a los pacientes leves que llegan a urgencias, hay que darles el alta cuanto antes, o acelerar el ingreso a las plantas para que se pueda dejar sitio libre para las urgencias que lleguen. Otro ejemplo: llamar inmediatamente a otros hospitales para que nos manden sangre. También hay que mandar ambulancias a los centros especiales periféricos para que nos envíen sillas de ruedas, llamar a médicos intensivistas, o despejar quirófanos. Podría decir mil ejemplos más. Todo eso, y muchas más cosas las tenemos por escrito en los planes de emergencias, concretamente en este caso, el que he mencionado de afluencia masiva de pacientes politraumatizados, nos permitió ser muy efectivos aquel día, además de la tremenda colaboración que hubo por parte de los profesionales del centro y de la ciudadanía.