2023, un año de retos normativos y de gestión
José Pérez, consejero delegado de Recyclia
03/02/2023No obstante, quisiera arrancar este repaso a fondo de los retos que 2023 plantea a nuestro sector con la excelente noticia de que nuestro país se convirtió, el pasado 16 de enero, en pionero en la Unión Europea en el control de la entrada de aparatos electrónicos, pilas y acumuladores procedentes de terceros países. En concreto, con la entrada en vigor del Real Decreto 993/2022, que persigue frenar la comercialización en el mercado español de dispositivos tecnológicos que no cumplan con la regulación europea, en relación con la utilización de determinadas sustancias peligrosas y cuya vigilancia estará a cargo de los Servicios de Inspección SOIVRE.
Su aplicación responde a la reivindicación histórica de nuestro sector del establecimiento de mecanismos de control del mercado, la dotación de medios para la aplicación efectiva de programas de inspección y control y una mayor coordinación entre las diferentes autoridades competentes (Aduanas, Seprona, ministerios de Comercio y Medio Ambiente y comunidades autónomas).
Además de la importancia para luchar contra los ‘free riders’, la normativa destaca por implementar nuevas herramientas de gestión telemática. Cabe señalar el sistema de gestión basado en el Punto Único de Entrada RoHS/RAEE (PUE ROHS/RAEE), como ventanilla única aduanera, la primera implementada en España y en la UE para la notificación de las solicitudes y la recepción de los resultados de los controles.
Por su parte y ya entrando en el terreno de los retos normativos a afrontar, encontramos el nuevo Real Decreto 1055/2022 de envases y residuos de envases que establece para los envases comerciales e industriales unas obligaciones similares a las que en estos momentos se exigen a los domésticos. Para ello, permite, entre otras opciones, la constitución de sistemas colectivos de Responsabilidad Ampliada del Productor, previsiblemente antes del final de junio de este año; una labor en la que nos encontramos inmersos para dar una respuesta a más del 85% de los productores adheridos a Recyclia que se verán afectados por este Real Decreto.
Más recuperación de metales valiosos
Por último, el nuevo Reglamento de pilas y baterías, para el que el pasado diciembre el Parlamento y el Consejo europeos alcanzaron un acuerdo político provisional, sustituirá a la actual Directiva sobre pilas y acumuladores de 2006. Su objetivo es que todas las baterías comercializadas en la UE, incluidas las de los vehículos eléctricos e híbridos, sean sostenibles, circulares, de alto rendimiento y seguras durante todo su ciclo de vida, y que se recojan, reutilicen y reciclen, convirtiéndose en una verdadera fuente de materias primas.
En el caso de las portátiles, los objetivos serán del 63% en 2028 y del 73% en 2030, mientras que en el caso de las baterías procedentes de medios de transporte ligeros el objetivo será del 51% en 2028 y del 61% en 2031. Además, habrán de alcanzarse niveles elevados de recuperación, especialmente de materiales valiosos como el cobre, el cobalto, el níquel, el plomo y el litio. En el caso de este último, los objetivos de valoración serán del 50% para 2027 y del 80% para 2031, especialmente ambiciosos por tratarse del elemento químico esencial de las baterías de movilidad eléctrica.
Los residuos del futuro
Es, en este punto, en el que conviene señalar el impacto que el auge de la movilidad en vehículos ligeros eléctricos -patinetes, bicicletas urbanas, MTB, ciclomotores y scooter- tendrán en la gestión de los residuos de baterías a futuro. En este sentido, cabe destacar que la vida útil promedio de los vehículos de micromovilidad es reducida, lo que también conduce a un creciente flujo de residuos de baterías. Por tanto, la innovación tecnológica para el tratamiento de las baterías usadas representa uno de los grandes desafíos para nuestro sector.
Lo mismo sucede con los módulos fotovoltaicos. Si los ritmos de crecimiento de las instalaciones fotovoltaicas, en plantas de suelo y autoconsumo, continúan al ritmo actual podría alcanzarse antes de 2030 el objetivo marcado por el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima de 39,7 GW.
La expansión fotovoltaica de los últimos años ha desbordado las previsiones, y ello implicará cambios la generación de flujos de residuos. A pesar de que los volúmenes de módulos fotovoltaicos disponibles para su tratamiento todavía son limitados, sí se observa una tendencia creciente, en un contexto de liderazgo sectorial y transición verde de la economía española.
Capacidades para reciclar módulos fotovoltaicos
En este sentido, la progresiva generación de residuos de módulos fotovoltaicos, unido a una mayor especialización geográfica, así como a las exigencias normativas y a los avances tecnológicos para el tratamiento de los módulos, han de favorecer el despliegue de capacidades para reciclar estos equipos y recuperar materias primas escasas y de valor como el silicio. Y es aquí donde deben entrar en juego los fondos Next Generation.
Quisiera destacar que las medidas financiables con los fondos de reconstrucción europeos para fomentar la Economía Circular han sido muy bien acogidas por nuestro sector porque incluyen líneas de actuación específicas para mejorar la dotación de infraestructuras y capacidades para el tratamiento tanto de residuos electrónicos como de baterías usadas.
Son especialmente relevantes las actuaciones financiables, con una dotación prevista de 100 millones de euros, para impulsar la circularidad de bienes de equipo para energías renovables, dentro del Perte en Economía Circular, al permitir abordar estos dos flujos de nuevos residuos que más crecerán en los próximos años.
Para ambos tipos, se contempla la inversión en el incremento de la capacidad de tratamiento y reciclaje de las que actualmente nuestro país es aún deficitario. Esto permitiría reducir los costes de la gestión ambiental de estos residuos al evitar su traslado a otros países y, por supuesto, aportar un importante valor añadido al sector de las energías renovables y la movilidad eléctrica.
En definitiva, afrontamos un año de grandes retos normativos y de gestión que serán esenciales para que nuestro sector siga apoyando la transición hacia un esquema productivo circular y sostenible, urgente e imprescindible para blindar nuestros desarrollo y bienestar futuros.