La química de la medicina
La aportación de la industria química ha sido fundamental en muchos campos, pero especialmente en el ámbito de la salud. Sin la química, la medicina y la cirugía se hubieran estancado en prácticas propias del siglo XIX.
En España, según datos de la Asociación Nacional de Cardiología, 125.000 personas disfrutan de una mejor calidad de vida gracias a un marcapasos fabricado con plástico.
Además, otros productos del área sanitaria tienen el plástico como principal componente: jeringuillas, lentillas, prótesis, cápsulas, envases de productos farmacéuticos, bolsas de sangre y suero, guantes, filtros para hemodiálisis, válvulas, tiritas, gafas, e incluso el acondicionamiento de cada una de las salas de un hospital se construye con materiales plásticos. El sector hospitalario en España consumió en 2001 más de 83.000 toneladas de plásticos. Un ejemplo sencillo es un “catéter” para, por ejemplo, introducir por una arteria y solucionar una obstrucción, tiene que ser desechable, flexible pero firme y, sobre todo, higiénico. En este sentido, el material que, hoy por hoy, ofrece más garantías en esta función es el PVC.
Los productos de limpieza, los gases para la respiración asistida, las fibras de la ropa de quirófano, los guantes de látex, constituyen tan sólo un mínimo ejemplo de los múltiples objetos de origen químico que podemos encontrar en un hospital. Si toda la vida es química, la medicina lo es más aún.