La máquina herramienta en los albores del fordismo
Si nos situamos en el contexto económico-productivo de finales del siglo XIX, cuando Henry Ford era todavía ingeniero jefe de la Edison Illuminating Company, los sistemas de producción industrial eran auténticamente artesanales. Los automóviles se hacían prácticamente a mano y en muy pequeñas cantidades. Sus diversos componentes se fabricaban en talleres externos autónomos, cuyos sistemas de medida eran primarios y heterogéneos, obligando a los ensambladores a realizar continuas y costosas operaciones de ajuste para hacer encajar las distintas piezas. Ford pensó que para aumentar la producción y ahorrar costes era necesario eliminar ese dificultoso proceso de ajuste, para lo cual había que tender a la total intercambiabilidad de los componentes y la utilización del mismo sistema de medida para todas las partes, las cuales debían ser producidas con la máxima precisión.
En una primera fase Ford concibió un método por el cual los ensambladores no tuviesen que moverse de su puesto para ir a buscar las piezas, de modo que éstas les eran entregadas en su lugar de trabajo A partir de 1908 dio un paso más introduciendo el principio de especialización, de manera que cada operario se movía de un vehículo a otro realizando siempre las mismas operaciones, lo cual repercutía en una mayor rapidez y destreza. Con estas modificaciones el trabajo que antes se tardaba en realizar 9 horas, ahora se hacía en unos minutos. Pero esto era sólo el principio. La verdadera revolución llegó con la nueva planta de Highland Park, en Detroit, en la que introdujo la cadena de montaje móvil, en la cual era el coche el que se movía de un lugar a otro de la fábrica, evitando el desplazamiento de los operarios y aumentando radicalmente su productividad. Paralelamente, asumió el principio de la integración vertical, de modo que la propia Ford empezó a fabricar la práctica totalidad de los componentes del vehículo. Había nacido la producción industrial en masa, cuyo dominio se dejó sentir a lo largo de todo el siglo XX.
Aprovechando el centenario de la Ford Motor Company, MetalUnivers inicia en este número una nueva sección, que tendrá su continuidad a lo largo de todo el año, y que nos permitirá conocer, o recordar, como eran y como funcionaban los distintos tipos y modelos de máquina herramienta en aquella época.
Por un lado, la estructura arquitectónica asociada a cada principio mecánico, e incluso el material de base, la tradicional fundición gris, se mantienen prácticamente invariables hasta bien entrados los años setenta. A partir de entonces, con la irrupción de la microelectrónica y el control numérico, cuya generalización se produce en las décadas siguientes, se inicia una nueva revolución en la que todavía nos hallamos inmersos. Por otro lado, determinados procesos, como la deformación mediante prensado y en general el tratamiento de la chapa, han sufrido un impacto mucho menor de las nuevas tecnologías en relación a las máquinas por arranque de viruta.
Por todo ello, muchos de los modelos de máquina que iremos descubriendo en esta sección, a pesar de que su antigüedad supera en todos los casos los noventa años, resultarán sumamente familiares, especialmente a los más veteranos de nuestros lectores. En cierto modo, su complejidad –en el aspecto mecánico– supera en muchos casos a los actuales y sofisticados modelos. Como señalaba acertadamente Patxi Aldabaldetrecu (MetalUnivers nº4 febrero 2002) "en cierto aspecto, las máquinas se han convertido en más simples, porque ciertas funciones han sido transferidas del sistema mecánico al electrónico (...) Nos hallamos ante una revolución que está pasando de una economía sustentada en los principios de la mecánica, esto es, en la producción en masa, en el carácter uniforme de los productos, etc., a una economía que se caracteriza por la flexibilidad, la rápida reacción a la evolución de los mercados, la adaptabilidad de los productos, etc."
Nos hallamos pues en un punto de inflexión en el que parece romperse la continuidad evolutiva que ha marcado durante un siglo el desarrollo del maquinismo. En las últimas décadas el desarrollo tecnológico ha ido abarcando nuevos caminos, mucho más interdisciplinares, en los cuales la electrónica y la informática han ido adquiriendo un creciente protagonismo en detrimento de la mecánica clásica.
En este contexto, nuestro pequeño homenaje a la máquina y al maquinismo "tradicional", coincidiendo con el centenario de la Ford, adquiere tal vez un especial relieve, revistiéndose de ese halo de nostalgia inevitable que suelen desprender casi siempre las despedidas
Referencias
- III siglos de edición sobre máquina-herramienta. MetalUnivers nº4. Febrero 2002.
- Máquinas y Hombres. Guía Histórica. Patxi Aldabaldetrecu. Fundación-Museo Máquina-Herramienta.2000.
- Historia de las Ciencias y las Técnicas. Elena Ausejo y Mariano Hormigón (Universidad de Zaragoza)
- Crónica de la Técnica, Plaza & Janes Editores, Barcelona (España), 1989.
- Ford Motor Company. Un siglo de leyenda. // Centenario del Ford T
- Especial Ford T. Horacio San Martín. www.cocheclasico.com. 2000