Entrevista a Pau Martín, coordinador de ciclo formativo en el Institut Ribera Baixa (Barcelona)
27 de abril de 2012

Como coordinador del ciclo formativo de grado medio en jardinería y floristería del Institut Ribera Baixa, ¿cuál es, en general, el perfil de los alumnos que se adscriben a este ciclo? ¿Ha observado algún cambio, sobre todo cualitativo, en los últimos años?
El origen es muy diverso. Desde alumnos de 16 años, recién salidos de la ESO, hasta otros de 45 ó 50 años. Los más jóvenes buscan una primera formación profesional mientras que el resto se inscribe para reciclarse. A menudo, estos últimos son desempleados que provienen del sector de la construcción.
En cuanto a la segunda pregunta, no puedo comparar con los alumnos de otras temporadas. Tan solo hace tres años que me dedico a la docencia. Aun así, lo que sí he notado es un nivel muy bajo por parte de los alumnos más jóvenes.
De cursar, con éxito, este ciclo formativo de grado medio en jardinería se obtiene la titulación de ‘Técnico en jardínería y floristería', ¿en qué consiste y qué enseñanzas se imparten?
Este ciclo formativo se divide en tres partes muy diferenciadas. La primera sobre la jardinería abarca desde la construcción del jardín hasta el mantenimiento del mismo. Incluye todos los elementos del jardín (plantas, riego, mobiliario, trabajos de paletería, estanques…) así como el uso y mantenimiento de la maquinaria necesaria.
La segunda trata la producción de planta y el viverismo. Finalmente, la última sección corresponde a la floristería y los jardines de interior.

El perfil de los alumnos que se inscriben en un ciclo formativo de jardinería y floristería es muy amplio e incluye desde jóvenes que acaban de finalizar la ESO hasta personas de 40-50 años que ven en la formación una oportunidad para reciclarse.
Desde hace unos años, el intrusismo y la competencia desleal empiezan a cobrar protagonismo en el sector. Así lo han advertido expertos en jardinería y paisajismo. ¿Está usted de acuerdo con esta opinión? ¿Qué consecuencias tiene para los futuros profesionales que se quieran dedicar a la jardinería, la incursión de profesionales no cualificados?
Totalmente de acuerdo. El intrusismo es un gran problema: empobrece el sector y promueve la idea de que cualquiera puede ser jardinero. Sin embargo, en realidad, el oficio de jardinero es muy complejo.
En cuanto a los efectos que influyen en los futuros profesionales cualificados, el intrusismo se convertirá en una competencia desleal que espero se erradique ya, lo antes posible.
Por si fuera poco, además, el intrusismo fomenta, en gran medida, la economía sumergida.
Da la impresión que este fenómeno se aprecia más en la jardinería y mantenimiento de zonas verdes para particulares. ¿Comparte usted esta opinión? ¿Es posible que a raíz de la crisis económica y los recortes presupuestarios, el intrusismo empiece a ganar peso también en el cuidado y mantenimiento de jardines y parques públicos?
El intrusismo se produce más en aquellos trabajos de jardinería destinados a particulares. En cuanto al tratamiento y conservación de zonas públicas, tan solo espero que los ayuntamientos sean conscientes del daño que produce.

Teniendo en cuenta el contexto actual y la poca oferta laboral, ¿cree que en ocasiones se percibe la jardinería como ‘sector refugio’?
Sin duda. Creo que esta percepción se basa en la idea errónea de que la jardinería es un oficio que no requiere formación.
Por si ello no fuera suficiente, la gran cantidad de centros de inserción laboral y de centros especiales de trabajo que se dedican a la jardinería tampoco ayudan a valorar el oficio. Mucha gente desconoce que, en estos centros y empresas (que hacen una labor social imprescindible y muy valiosa), hay unos jardineros (oficiales, encargados, monitores…) con gran profesionalidad y conocimientos que les permiten ofrecer un trabajo de calidad.
Hablemos de la formación como pilar básico de la jardinería. En concreto, ¿qué papel desempeña para hacer frente al intrusismo y la economía sumergida que se dan en el sector?
La formación es un pilar imprescindible para que las empresas sean competitivas. Y es que un alumno formado tiene una base que una persona puede tardar años en adquirir, a lo largo de su trayectoria profesional.

La formación es básica para hacer el sector más competitivo y debería ser algo obligado por parte de las administraciones, tal y como sugieren los expertos.
Y ya para acabar, ¿cree que las administraciones apuestan, lo suficiente, por una jardinería de calidad, a cargo de profesionales especializados? De no ser así, ¿en qué se debería trabajar más?
En mi opinión, no se implican lo suficiente. Se debería exigir una formación mínima para toda la plantilla y una formación superior para los mandos intermedios. También se debería favorecer y hacer obligatoria una formación continua de los trabajadores. Sería una forma de optimizar los recursos y obtener resultados de calidad.