Los alcorques, unos grandes desconocidos
19 de enero de 2012
Los alcorques son un elemento urbano para limitar el espacio natural en un entorno pavimentado para acondicionar un espacio para la plantación de un árbol o arbusto. El concepto como tal, es el agujero en sí, aunque por muchos es conocido como aquel material u objeto que cubre dicho espacio. Los alcorques se han desarrollado e implantado por dos motivos: primero, para reservar un espacio natural para plantar un árbol y, opcionalmente, cubrir ese espacio para evitar la caída de los peatones en el hueco y, segundo, para impedir una compactación excesiva de la piedra, ya que si se compacta mucho, la ventilación radicular de las raíces desaparece. Esta última función es la menos conocida por la mayoría de la población, aunque no por eso deja de ser menos importante.
Según Maria Rosa Salvadó, de Barcelona Verda, “un alcorque no es más que un agujero destinado a la plantación de un árbol viario. Algo sencillo sólo en apariencia, porque las características de este agujero condicionarán el desarrollo de las futuras plantaciones. Las dimensiones del alcorque determinan el tamaño del árbol a plantar y siempre deben ser lo suficientemente amplias para permitir el desarrollo correcto del tronco”.
Existencia y presencia
Tal como informa Enric Pericas, director de elementos urbanos de Escofet 1886, los alcorques han sido unos elementos urbanos necesarios desde que se incorporó el arbolado de alineación, en los proyectos de urbanización del espacio público de la ciudad burguesa de la Europa de principios del siglo XIX. De hecho, el arbolado de alineación se ha utilizado en las ciudades desde la antigüedad hasta nuestros días. Las calzadas romanas que cruzaban Europa estaban provistas de alineados en los bordes de los canales o de las ramblas para retener las tierras en sus márgenes, en la Toscana Italiana en alineaciones de cipreses subrayando las colinas del paisaje y en el Empordà, formando muros flexibles para proteger los campos de los fuertes vientos de la tramontana.
Actualmente, la presencia y existencia de los alcorques es vigente en las ciudades de todo el mundo, aunque quizás más en las de tradición occidental. No obstante, al ser éstas tan semejantes debido a la globalización, se pueden encontrar estos elementos en cualquier parte del mundo. Las ordenanzas municipales de Barcelona establecieron que el espacio mínimo para plantar un árbol y, por tanto, del acondicionamiento del alcorque, debe ser de 1 m2 para permitir su ventilación radicular.
Escofet 1886, empresa especializada en la producción de elementos urbanos, creó su primer alcorque en 1992, con motivo de las obras de la ciudad de Barcelona debido a la realización de los Juegos Olímpicos. Éste se denominó Cerdà y se diseñó teniendo en cuenta los requisitos ergonómicos para cumplir los parámetros de accesibilidad del momento. Este elemento nació como homenaje a la trama urbana de la ciudad, ya que en él se puede presenciar el dibujo del distrito barcelonés del Ensanche atravesado por la Avenida Diagonal, la vía que divide en dos la capital catalana en toda su extensión. El modelo Icaria fue el segundo alcorque diseñado, también como motivo del evento deportivo a nivel mundial, y se usó para delimitar y tapar los huecos destinados para los árboles de un sector de la Villa Olímpica. Un año más tarde, en 1993, los arquitectos Enric Pericas y Estrella Ordoñez diseñaron el alcorque Carmel, en colaboración con los servicios técnicos de la ONCE (Organización Nacional de Ciegos de España) para la mejora de accesibilidad del barrio El Carmel de Barcelona. El éxito del primer modelo Carmel 120 impulsó la edición del resto de la colección de menor y mayor diámetro, hasta el punto de convertirse, inicialmente, en el más utilizado en Barcelona durante la década de los años noventa y, actualmente, el que Escofet 1886 exporta al mercado europeo y también a Puerto Rico.
Compuestos de los alcorques
Tal como informa Enric Pericas, “los alcorques más frecuentes están fabricados con piedra natural y de hormigón (prefabricado y moldeado), como material sustitutivo de la piedra natural. No obstante, existe también, una generación de alcorques fabricados con materiales más contemporáneos como el acero inoxidable, el acero corten y la fundición de acero y aluminio”. Anteriormente, los pavimentos de las ciudades eran de adoquín tendido sobre arena, los cuales permitían una buena ventilación del subsuelo pero, hoy en día, el asfaltado usado en su lugar, hace más difícil el intercambio de aire entre el subsuelo y la atmósfera. “Las nuevas tecnologías han originado unos pavimentos de mejor comportamiento técnico e impermeabilidad pero en detrimento de una mejora de la salud de los árboles”, afirma Enric Pericas. Tanto es así, que paulatinamente los plataneros plantados en la mayoría de calles del Ensanche de la ciudad de Barcelona están siendo sustituidos por el Almez, un árbol más resistente ante las condiciones de polución atmosférica y la falta de ventilación radicular.