Cuando agricultura intensiva y ecología se vuelven más compatibles
14 de marzo de 2011
Cada vez más el mercado oferta sistemas de cultivo y productos que se adecuan a esta filosofía, aunque la realidad es que en muchos casos los precios elevados y la necesidad de adaptación de nuestras instalaciones agrícolas hacen que resulte costoso cambiar. Pero aunque la inversión inicial resulte mayor, a medio y largo plazo los resultados son muy superiores en todos los aspectos productivos, agronómicos, económicos y, por supuesto, ambientales.
Las medidas de eficiencia energética de los invernaderos implican diversos factores que podemos englobar en la mejora de la construcción y mejora en el equipamiento. Por citar algunos de estos factores:
- Aislamiento térmico: el uso de las pantallas térmicas reduce la transferencia de energía por convección a través de la cubierta. Las pantallas móviles ayudan a reducir el consumo de calefacción entre un 20 y un 25%.
- Aumentar la estanqueidad del invernadero y compartimentarlo cuando sea necesario.
- Reduciendo la filtración de aire a través de las juntas de las ventanas, puertas, aperturas cenitales conseguimos menor fuga de calor y por consiguiente conseguimos un ahorro en combustible de hasta el 40%.
- Aumentar el marco de plantación mediante la instalación de mesas móviles. Evitamos así espacios muertos como pasillos, reduciendo el uso de energía por planta.
- La instalación de cortavientos exteriores que nos garantice una reducción en las pérdidas de energía del invernadero.
Podemos citar algunos ejemplos de prácticas que ayudan a reducir el impacto ambiental:
- La lucha integrada es un paso más en la preservación de nuestro entorno, compatibilizar la lucha química y biológica nos acerca a la agricultura sostenible, si bien estamos lejos de eliminar el uso de fitosanitarios químicos.
- Ser conscientes que un exceso en la aplicación de fertilizantes químicos no ayuda al cultivo y por contra sí perjudica sus lixiviados en el suelo. Tan importante es el tipo de fertilizante que aplicamos (% riqueza, lixiviado) como la forma en que lo se aplica, cuanto más localizado más efectivo será.
- Los fertilizantes y fitosanitarios orgánicos eficientes es un campo en el que todavía queda mucho por desarrollar tecnológicamente para que puedan competir con los químicos, pero a pesar de ello en los cultivos orgánicos o biológicos son de práctica habitual, por lo que deben estar dentro de nuestras miras.
- Utilizar productos biodegradables, como las biomacetas (fabricadas con celulosa y turba) ya que no solo no generen residuos a la hora del trasplante, sino que agronómicamente la planta obtiene mejores resultados que aquellas cultivadas en plástico.
- El uso de bandejas de plástico reutilizables frente a las bandejas de poliestireno expandido nos ayudan en dos puntos fundamentales: eliminando el uso de agentes químicos desinfectantes, al tener las paredes lisas y sin poros, la limpieza se realiza sólo con agua; y al ser reutilizables (8-10 años) no se generan tantos residuos. Y al final de la vida útil de estas, este plástico es un material reciclable, frente al poliestireno expandido que no lo es.
En definitiva, todo se resume en reducir los costes de producción, minimizar las emisiones a la atmósfera y mejorar el rendimiento energético. Y para ello se ha de hacer uso de mejoras tecnológicas y una generalizada conciencia colectiva.