Almendro: de cultivo marginal a producto estrella
2018 se dispone a ser el año en el que el llamado 'boom' del almendro dé las primeras evidencias de su auténtico potencial productivo en España. Ya en el mes de julio la Mesa Nacional de Frutos Secos (integrada por Aeofruse, Almendrave, Descalmendra, Asaja, COAG, UPA y Cooperativas) avanzaba que la producción de almendra grano en 2018 será de 61.398 t, un 15,14% más que en 2017 (cuando se recogieron 53.119 t de almendra) y un 35,08% más elevada respecto a la media de las cinco últimas campañas. Entre los motivos de este fuerte incremento, según la propia Mesa Nacional, la entrada en producción de nuevas superficies de cultivo en Extremadura y Murcia, en donde las lluvias han fortalecido vegetativamente los árboles y se prevén mejores rendimientos. No obstante, Aragón, Andalucía y Castilla-La Mancha continúan copando el podio de las principales productoras de almendra en España, siendo especialmente llamativo el caso castellanomanchego, donde se prevé incrementar un 60% la producción con respecto al año pasado y, atención, un 100% respecto al periodo 2013/2017.
Acostumbrados a percibir al sector agrario “en permanente crisis” llama la atención este caso de éxito que no es exclusivo de España. De hecho, tal y como destacan desde el Consejo Internacional de Frutos Secos (INC), con sede en Reus (Tarragona), el área plantada con almendros ha aumentado significativamente durante la última década en los principales países productores; Estados Unidos, Australia y España, que concentran más del 90% de la producción mundial de almendra. Tal y como nos recuerda Goretti Guasch, directora ejecutiva del INC, en Estados Unidos las almendras se producen en California bajo regadío. “Según datos del Servicio Nacional de Estadísticas Agrícolas del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA) el área plantada con almendros en producción se incrementó de 287.000 hectáreas en 2008 a 400.000 ha en 2017 y se estima que se alcanzará las 433.000 ha en 2018, lo que representa un incremento del 51% en 10 años. Por otro lado, el área plantada con árboles jóvenes (que aún no entraron en producción) ascendió a 133,500 en 2017, indicando que las plantaciones de almendros continuarán aumentando en los próximos años”. Guasch destaca el caso australiano donde, a lo largo de los últimos 10 años, la expansión del área plantada ha sido 'espectacular', pasando de alrededor de 12.000 ha en 2008 a 29.400 ha en 2017 y a alrededor de 36.000 ha en 2018; teniendo en cuenta la superficie cosechada por primera vez este año, un incremento del 200% con respecto a los niveles de 10 años atrás.
En ambos casos hablamos de explotaciones que, debido a sus condiciones productivas, pueden obtener incluso de a 3.000 a 4.000 kilos por hectárea. Distinto a lo que ocurre hoy día en España, donde el 86% de la superficie plantada con almendros es de secano y un 14% de regadío, con productividades medias de 150 a 200 kilos en grano en secano y 2.000 kilos en regadío. Según datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (Encuesta sobre Superficies y Rendimientos de Cultivos, 2017), la superficie total plantada se incrementó en un 13% durante la última década; de 586.000 ha a 660.600 ha entre 2008 y 2017 respectivamente. “Cabe destacar que este incremento se debió principalmente a una expansión significativa en el área de regadío, que aumentó un 151%, de 38.000 ha a 95.500 ha en el mencionado período mientras que el área en secano se incrementó sólo en un 3%”, recalca Goretti Guasch. Y es ahí donde quieren incidir los productores: “El sector trata de ir hacia las plantaciones de regadío e intensivo, buscando la rentabilidad máxima, propiciada por los precios del mercado internacional que han sido muy potentes, aunque ya no lo son tanto. Sin embargo más del 80% de nuestra superficie sigue estando en secano. Ahí tenemos un problema grave. Hace falta un plan de reconversión, que llevamos muchos años detrás de él, para que se propicie esa renovación de las plantaciones”, afirma Bernardo Funes, responsable de frutos secos de la Coordinadora de Organizaciones Agrarias y Ganaderas (COAG) y portavoz de esta organización en la Mesa Nacional de Frutos Secos.
Testigo de todo este cambio productivo ha sido Juan Cabré: “Se ha pasado de ir con los fardos y las cañas para varear los árboles a la recolección mecanizada con los paraguas vibradores. Luego también la almendra se pela automáticamente. Hay algunos, pocos todavía, que aplican el mismo sistema de Estados Unidos, en el que se deja secar la almendra en el suelo para recogerla posteriormente”, destaca el que ha sido desde 1984 gerente de Frutos Secos Cabré, uno de los operadores de la Lonja de Reus. “Antes el agricultor te las llevaba limpias, las pelaba en su casa y hoy en día vienen del campo, con la piel verde y todo, y aquí en fábrica las limpiamos, las secamos...”, destaca Cabré. Y es que debido a la falta de rentabilidad de otros cultivos, el almendro se planteó como una de las posibles alternativas que, a la postre, ha resultado todo un éxito, tanto en secano como en regadío. “Empezó la crisis de la remolacha y el algodón, después vinieron los cítricos y, sobre todo, el cereal. En Andalucía, en zonas de Córdoba, Sevilla, Huelva o Cádiz, donde no había cultivo tradicional del almendro, ahora hay grandes plantaciones tanto en secano como en regadío”, comenta Juan Carlos Gallego, gerente de la Cooperativa Almensur, situada en pleno Valle del Guadalhorce. “En Andalucía, por ejemplo, si una tierra de secano era buena, se ponía de cereal. Si tenía algo de pendiente, olivar, y si no servía para nada, almendro. Ahora en sitios muy buenos se pone almendro. Ese ha sido el gran salto en el cultivo del almendro”, concreta Gallego desde su oficina en su oficina en el municipio malagueño de Estación de Cártama. En este sentido, los expertos auguran que Andalucía, y el Valle del Guadalquivir concretamente, se convertirá en la zona de mayor producción por su disponibilidad de suelo, agua y donde climáticamente el ciclo de cultivo es mucho más amplio. Esta zona, junto al Valle del Guadiana y el sur de Portugal, son las regiones con más potencial en el futuro de la producción del almendro en la península ibérica.
¿Qué hay detrás del boom?
Son muchos los factores que han hecho que la demanda de almendras se haya disparado hasta el punto que las cotizaciones llegasen a alcanzar picos de cotización de entre 8 y 9 euros por kilo en 2015 y que a principios de septiembre de este año rondaban los 5 euros en lonjas como la de Albacete. Desde el punto de vista del consumo, siguiendo la tendencia global, la demanda de almendra ha aumentado significativamente en España, que se encuentra entre los principales países consumidores. Según datos del INC, en 2008 el consumo doméstico estimado se encontraba alrededor de 42.000 toneladas métricas (en grano), mientras que actualmente se estima que ronda las 80.000 t. De manera paralela, el consumo mundial de almendra se ha incrementado significativamente y, según las mismas estadísticas, hace diez años se estimaba alrededor de 600.000 toneladas métricas (en grano) y actualmente se estima por encima de 1,2 millones de t. Cabe destacar el incremento en la demanda por parte de los grandes mercados emergentes: India, China, Corea del Sur. De acuerdo a la base de datos DESA/UNSD United Nations Comtrade, entre 2008 y 2017, India y China incrementaron sus importaciones de almendra en cáscara aproximadamente en un 170% y de almendra pelada en más de 100% y 75% respectivamente. Por su parte, Corea del Sur aumentó sus importaciones de almendra en grano en un 236% para el mismo período. Los principales orígenes fueron Estados Unidos y Australia. Para la almendra española, el principal mercado continúa siendo Europa.
Este incremento es multifactorial. Entre los principales factores asociados al aumento del consumo se encuentra la mayor concienciación por parte de los consumidores de los beneficios para la salud de la inclusión de frutos secos como parte de una dieta equilibrada, como la dieta Mediterránea. Y es que las almendras poseen un alto contenido en fibra, vitamina E y diversos minerales (calcio, magnesio, fósforo, potasio, zinc, cobre y manganeso). Además, dado su alto contenido en ácidos grasos monoinsaturados, el consumo de almendras como parte de una dieta saludable puede ayudar a mantener niveles saludables de lípidos en la sangre (colesterol 'bueno' HDL, colesterol LDL 'malo' y triglicéridos) y reducir el riesgo de enfermedad cardíaca. A ello hay que añadir la aparición de nuevos nichos de mercado como los consumidores flexiveganos, vegetarianos o veganos, el posicionamiento de las almendras (y otros frutos secos crudos) como alternativa a los 'snacks' tradicionales o el crecimiento sostenido durante los últimos años del mercado de la bebida de almendra y otros productos basados en almendra como ingrediente. Todo ello hace que la demanda continúe hoy día por encima de la oferta: “Nosotros exportamos entre el 70 y el 80% de la producción. Cualquier país con un poco de nivel adquisitivo quiere comer almendras. Por la calidad, porque mejora el producto... como es la incorporación de la almendra a los helados. En la India, las familias con cierto nivel adquisitivo se están preocupando de que sus hijos coman 7-8 gramos de almendra al día porque es mucho mejor para su desarrollo”, apunta Juan Carlos Gallego. También han ayudado campañas de promoción llevadas a cabo desde Estados Unidos que, todo sea dicho, han beneficiado a la producción española.
Herramientas para su desarrollo
La respuesta a toda esta demanda se ha dado gracias a toda una serie de herramientas que han ayudado a los productores a implantar explotaciones rentables. Entre ellas cabe destacar, sin duda, el desarrollo de nuevas variedades autofértiles, que eliminan los problemas relacionados con la polinización, y de floración tardía, que disminuyen los riesgos de daño por heladas tardías. Xavier Miarnau es uno de los principales investigadores en almendro en España: “Las nuevas variedades han sido la punta de lanza del auge del sector. Una vez establecidos tres programas de mejora genética en España buscando nuevas variedades, en el momento en el que se presentaron y se colocaron en el mercado, los agricultores han comenzado a entender el cultivo como un frutal en regadío y se han puesto en marcha nuevas plantaciones con el objetivo de producir más y, en definitiva, tener más beneficios y ser más rentable que en secano”, afirma este especialista del Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentarias (IRTA), referente del sector agroalimentario en Cataluña. Los programas a los que hace mención Miarnau son los desarrollados por el propio IRTA, por el Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón (CITA) y por el Centro de Edafologia y Biologia Aplicada del Segura (CEBAS), dependiente del CSIC, que han hecho que hayan salido al mercado variedades tan exitosas como 'Constantí', 'Marinada', y 'Vairo' (IRTA), 'Belona', 'Guara' y 'Soleta' (CITA) y 'Penta' y 'Tardona' (CEBAS-CSIC) por mencionar algunas. “A partir de la década de los 90 se realizaron avances muy importantes en el mapa varietal español que actualmente cuenta con un abanico muy amplio de variedades de alta productividad, autocompatibles y de floración tardía que permiten realizar plantaciones monovarietales, menos dependientes de la presencia de abejas y menos susceptibles a los daños por heladas. De esta manera, se facilita el diseño de las plantaciones y su manejo agronómico contribuyendo a una mayor productividad”, destaca Goretti Guasch, del INC. No debemos olvidar, no obstante, que las variedades tradicionalmente implantadas y más difundidas en España son 'Marcona' y 'Largueta' que, aunque precoces y no autofértiles, son muy apreciadas por su alta calidad organoléptica, alto contenido de aceite y sabor intenso. “Se trata de las variedades típicamente mediterráneas, muy apreciadas por los consumidores y que consecuentemente, se siguen comercializando en grandes volúmenes”, concluye Guasch.
A la proliferación de las nuevas variedades se añaden otra serie de avances, como la ya mencionada implementación de riego y mecanización, la utilización de portainjertos que permiten acelerar la entrada en producción, equilibrar el vigor y facilitar la mecanización y los diseños de plantación (se tiende a las altas densidades) y manejo agronómico (control fitosanitario, fertilización, poda, etc.) optimizado para estos nuevos sistemas productivos, factores en los que otras instituciones como el ITAP, Cicytex e Ifapa han jugado un papel clave. Una agricultura, en definitiva, que tiende hacia la profesionalización total.
Amenazas
No todo es color de rosa en el sector. Y es que también existen una serie de factores que ponen en alerta a todos los actores involucrados. Uno de ellos es la aparición de distintos focos de Xylella Fastidiosa en Alicante que, por momentos, parecen estabilizados. Esta bacteria amenaza con arrasar parte de la producción de almendra aunque, lejos de hablar de su erradicación, el sector se resigna a la idea de convivir con ella, conscientes de que, por el momento, no existen soluciones para pararla. “El ejemplo más claro lo tenemos con el fuego bacteriano en frutales. El sector ha aprendido a convivir con esta enfermedad, y así tendrá que ocurrir con los productores de almendro”, destaca Xavier Miarnau quien, no obstante, también hace mención a otras amenazas fitopatológicas, como la Mancha Bacteriana, producida por una bacteria identificada como Xanthomonas arborícola pv. Pruni. “Ahora mismo la Xylella no es una incidencia importante en el cultivo del almendro, pero te preocupa que sea tan virulenta en otros cultivos. También nos preocupa la avispilla”, añade Juan Carlos Gallego, de Almensur.
Por otro lado, la estructura productiva de la almendra española es predominantemente familiar, constituida por explotaciones de pequeña superficie, mientras que la comercialización en cambio, tal como recoge un estudio llevado a cabo por la Junta de Andalucía, es un sector bastante atomizado entre organizaciones de productores, descascaradoras, industria de primera y segunda transformación y corredores (brokers). Se echa en falta, tal y como existe en California, una 'Almond Board', plataforma de integración de agricultores e industriales: “Somos el tercer productor mundial pero, a su vez, el principal importador de almendra californiana para exportarla industrializada. Importamos un elevadísimo número de almendra californiana en crudo que reexportamos a su vez ya procesada. El peligro de todo esto es que si el industrial español, que es quien comercializa la almendra, prioriza la almendra californiana frente a la española y deja en segundo plano a nuestra almendra, vamos a tener problemas, especialmente los agricultores de secano”, advierte Bernardo Funes, de COAG. Y eso que, según recalca el propio Funes, nuestra almendra goza de mayor calidad: “Las californianas son de cáscara blanda y porosa y, al cogerse desde el suelo, están expuestas a problemas sanitarios. Aquí tenemos otro tipo de cáscara, más dura y protegida de los fenómenos exteriores”.
El sector productor también recela de la proliferación de inversores, ajenos al sector agrario, que están invirtiendo en explotaciones intensivas como una fórmula de rentabilidad empresarial que, si el sector se estanca, podrían desaparecer con la misma velocidad a la que aterrizaron. Los cambios de divisa, la guerra comercial entre China y Estados Unidos... son otros de los factores que podrían afectar en un futuro próximo a un sector que, hoy día y parafraseando a Pablo Neruda, se expande como una mariposa.