Bimi, un nuevo híbrido de brócoli con elevado valor nutricional
El consumidor actual muestra un elevado interés por los alimentos como fuente de compuestos nutricionales y de tipo bioactivo, debido al beneficio que aportan para su salud. El brócoli ha sido particularmente estudiado por la gran cantidad de compuestos nutricionales (proteínas, fibra dietética, minerales y vitamina C) y bioactivos (de tipo fenólico, glucosinolatos y carotenoides) que posee (Jeffery et al., 2003). La fibra dietética (formada por diversos polisacáridos no amiláceos) se ha relacionado con la reducción y prevención de algunas enfermedades coronarias (Ramulu y Rao, 2003). La función básica de las proteínas es suministrar al organismo la cantidad adecuada de aminoácidos esenciales, si bien las de origen vegetal representan una porción relativamente pequeña de las fuentes proteicas de la dieta humana.
Comparado con otras hortalizas, el brócoli tiene un alto contenido proteico del 3,5% (Friedman, 1996). Por su parte, los minerales son esenciales para mantener la nutrición y el buen estado de salud (Lisiewska et al., 2009). A pesar de su elevado valor nutricional, el brócoli no es aun aceptado por todos los consumidores debido a su peculiar sabor y aroma. Por ello se intenta obtener nuevas variedades de sabores más suaves. Así, la empresa japonesa Sakata Seed desarrolló mediante técnicas de hibridación natural el Bimi, un nuevo híbrido entre el brócoli convencional (B. oleracea grupo Itálica) y el brócoli chino o kailan (Brassica oleracea grupo Alboglabra). El Bimi tiene un sabor dulce y suave, con un tallo similar al de un espárrago y un florete terminal, lo que le hace un excelente candidato para su consumo en crudo o procesado en la denominada Quinta Gama de la alimentación (productos pasteurizados, esterilizados o precocinados para inhibir la actividad microbiana alterante y la enzimática, sin conservantes).
Estos alimentos se envasan en polímeros plásticos, al vacío o no, en atmósfera modificada o no, y tienen un fácil uso al quedar listos para su consumo intermedio o final. Se comercializan bajo refrigeración o a temperatura ambiente (menos frecuente), con una vida útil comúnmente de 2 a 3 meses (Artés y Artés-Hernández, 2012). Existen muy pocos estudios científicos que comparen las variedades convencionales de brócoli con este nuevo híbrido, por lo que aquí se ha estudiado el valor nutricional del Bimi referido al contenido en proteínas, fibra dietética y minerales comparado con el del brócoli convencional Parthenon.
Figura 1: Brócoli Bimi tras la cosecha.
Metodología
Ambos tipos de brócoli se cultivaron al aire libre en Lorca (Murcia), siguiendo un protocolo de gestión integrada de plagas. Con criterios de maduración comercial, se cosecharon a mano el Bimi (15-18 cm de longitud y 3-5 cm de diámetro de florete) y el Parthenon (17-20 cm de longitud y 12-15 cm de diámetro de cabeza). Inmediatamente después de la cosecha el brócoli fue dispuesto en cajas y se preenfrió mediante una capa de hielo picado en superficie y se transportó unos 50 km en coche a la Planta Piloto del Grupo de Postrecolección y Refrigeración de la Universidad Politécnica de Cartagena, donde se almacenó a 1 °C y 90-95% de HR hasta el día siguiente.
Los análisis se realizaron sobre la planta entera (florete y tallo juntos), así como sobre partes individuales: florete, tallo y flores (son flores inmaduras de color verde-azulado o blancas que conforman el florete del brócoli, debido a la ausencia de sol en estas zonas durante el crecimiento). El contenido de fibra dietética total se evaluó mediante el método de análisis enzimático-gravimétrico (A.O.A.C., 1990) y el de proteína según el método de Kjeldahl (A.O.A.C., 1995). El contenido en minerales se analizó mediante fluorescencia de rayos X (XRF) según Nielson et al. (1991). Los resultados de fibra dietética y contenido total de proteínas se expresaron como % en peso fresco (pf) de producto. El contenido mineral se expresó como g kg-1 de peso seco (ps) y mg kg-1 ps para los macro y microminerales, respectivamente. Todas las muestras se analizaron por triplicado. La interacción entre cv. de brócoli y parte de la planta analizada se estudió mediante un análisis bifactorial de varianza (Anova). Cuando se encontraron diferencias entre los tratamientos, las medias se compararon mediante el test de rango múltiple con la diferencia menos significativa (LSD). Los datos mostrados son valores medios (n = 3) ± desviación estándar (DE).
Resultados
En general, los floretes presentaron mayor contenido de fibra dietética que los tallos, con valores de 5,0 y 3,6% para Bimi y 2,2 y 2,0% para Parthenon, respectivamente (Tabla 1). Bimi mostró mayor contenido de fibra dietética (aproximadamente el doble) que Parthenon. Sin embargo, Parthenon registró niveles de fibra dietética 1,1 veces mayor en las flores verdes que Bimi.
El contenido total de proteínas de los floretes de Bimi fue unas 2,2 veces mayor que el de Parthenon con un valor del 3% (Tabla 1). Sin embargo, el contenido de proteína total de los tallos de Parthenon fue superior al mostrado por Bimi con valores de 1,6 y 1,0%, respectivamente. Las diferencias en fibra dietética y contenido de proteína entre los dos cvs. aquí reportados puede deberse, especialmente, a factores genéticos (Sosa-Coronel, Vest y Herner, 1976) y, en menor medida, a condiciones precosecha, tales como excesiva fertilización con N o deficiencia de B, que conducen a una reducción y un aumento, respectivamente, del contenido de fibra dietética (Petracek y Sams, 1987; Walters, Coffey y Sams, 1988).
Conclusiones
Referencias bibliográficas
- Artés, F. y Artés-Hernández, F. (2012). Innovaciones en técnicas de procesado para facilitar el consumo de hortalizas y frutas. CTC Rev. Agroalimentación e Industrias Afines. 51, 9-15.
- A.O.A.C. (1990). Total protein content 955.04C and 979.09, In: Helrich K (ed) 15th edn. AOAC International, Arlington VI.
- A.O.A.C. (1995). Total dietary fiber 994.13, In: Helrich K (ed) 16th edn. AOAC International, Arlington VI.
- Friedman, M. (1996). Nutritional value of proteins from different food sources. A Review. Journal of Agriculture and Food Chemistry 44, 6-29.
- Grusak, M. A. (2002). Enhancing mineral content in plant food products. Journal of the American College of Nutrition 21, 178-183.
- Jeffery, E. H., Brown, A. F., Kurilich, A. C., Keck, A. S., Matusheski, N., Klein, B. P., and Juviket, J. A. (2003). Variation in content of bioactive components in broccoli. Journal of Food Composition and Analysis 16, 323–330.
- Kmiecik, W., Lisiewska, Z., and Korus, A. (2007). Retention of mineral constituents in frozen brassicas depending on the method of preliminary processing of the raw material and preparation of frozen products for consumption. European Food Research and Technology 224, 573-579.
- Lisiewska, Z., Gębczyński, P., Bernaś, E., and Kmiecik, W. (2009). Retention of mineral constituents in frozen leafy vegetables prepared for consumption. Journal of Food Composition and Analysis 22, 218-223.
- Petracek, P. D., and Sams, C. E. (1987). The influence of boron on the development of broccoli plants. Journal of Plant Nutrition 10, 2095-2107.
- Ramulu, P., and Rao, P.U. (2003). Total, insoluble and soluble dietary fiber contents of Indian fruits. Journal of Food Compositon and Analysis 16, 677-685.
- Sosa-Coronel, J., Vest, G., and Herner, R. C. (1976). Distribution of fiber content in asparagus cultivars. HortScience 11, 149-151.
- Walters, R. D., Coffey, D. L., and Sams, C. E. (1988). Fiber, nitrate, and protein content of amaranthus accessions as affected by soil nitrogen application and harvest date. HortScience 23, 338-341.