La evolución de la viticultura: ¿Vamos por el camino correcto?
Evolución de la viticultura vs. la calidad de las uvas
No estoy de acuerdo, en mi opinión el 80% de la calidad de un vino procede de la uva, y nosotros, los enólogos, debemos de tener como misión conducir esa uva hasta vino con la menor intervención posible.
He cumplido los 50 años y más de 25 de actividad profesional alrededor de la viña y el vino, y desde la reflexión de mi amigo Balti de que ya “hemos pasado la mitad de nuestra vida” (optimista que es), es un buen momento para resumir los cambios más significativos que se han producido en nuestra viticultura y a los que mi generación ha asistido a la mayoría de ellos. No quiero entrar en aspectos sociales, ya que me ha tocado ir con la mula a las viñas de mi padre en mi adolescencia y ahora voy en todoterreno.
Voy a enumerar estos cambios sin orden de importancia:
1. Cambio de localización del viñedo
Es probablemente unos de los cambios más importantes que se han producido en nuestra viticultura en los últimos 30 años, y probablemente el que más impacto negativo ha podido tener respecto al aumento del vigor, de la producción y de los problemas fitosanitarios.
2. Utilización de clones más productivos
No tiene nada que ver el material vegetal que utilizaron nuestros abuelos en la plantación de sus viñas con el que nosotros utilizamos ahora, ni en fertilidad, ni en tamaño del racimo, ni en tamaño de la baya, ni en compacidad del racimo
Hoy se utilizan clones seleccionados por su productividad (Clon 70 de Garnacha, etc.)
Son necesarias nuevas selecciones clonales con otros objetivos:
- Más calidad
- Más antocianos
- Más acidez
- Más precursores aromáticos,
- Menor tamaño del racimo y de la baya, etc.
También este aspecto ha tenido un gran impacto en la calidad de nuestras uvas, hemos plantado auténticas máquinas de producir, que unido al cambio de localización del viñedo, ha provocado auténticos problemas de sobreproducción en el viñedo.
3. Disminución del número de variedades cultivadas
En 1912, Nicolás García de los Salmones citaba cultivadas en Rioja 44 variedades de vid que describe perfectamente. En el año 2000, llegamos a cultivar sólo 7 variedades, de las que únicamente tres suponían más del 96% de nuestro viñedo.
Es lo que se conoce como Erosión genética:
- Cada vez hay menos variedades cultivadas
- Plantamos todos las mismas
- Plantamos además un pequeño Nº de clones
- Nos hemos dejado perder la mayor parte de las vides salvajes y de la Vitis silvestris
En el mundo según la O.I.V., hay registradas 6.152 variedades de vid en 35 países vitivinícolas. De todas ellas 4.020 variedades tienen nombre distinto. Eliminando las sinonimias podemos hablar de unas 2.000 variedades diferentes en el mundo
En España hay registradas unas 700. Eliminando sinonimias consideramos que hay unas 200 variedades diferentes.
De ellas las cinco primeras variedades (Airén, Tempranillo, Bobal, Monastrel y Garnacha) ocupan el 80% de la superficie. En el mundo, aproximadamente, las treinta primeras ocupan un 70% de la superficie.
4. Evolución varietal en favor del Tempranillo
El Tempranillo está autorizado y en muchos casos como variedad preferente en al menos 30 Denominaciones de Origen en España. Este aspecto puede estar provocando una estandarización de los vinos españoles y riojanos en torno al Tempranillo. Tempranillo sí pero no en todos los sitios y sobre todo en sustitución de variedades locales en muchos casos mejor adaptadas, sobre todo en zonas cálidas.
5. Aumento del viñedo conducido en espaldera frente al vaso
La espaldera es mejor que el vaso en zonas con fuerte presión de Botritis, y sobre todo permite mecanizar algunas operaciones como la poda, la vendimia y el deshojado. Pero sin embargo la gran proliferación de la espaldera es debida a que es más productiva que el vaso, sobre todo en los primeros años, en los que el vaso tarda más en entrar en plena producción, pero sobre todo porque la espaldera permite alcanzar mayores techos productivos que el vaso.
La gran ventaja de la espaldera que permite reducir el marco y aumentar la densidad de plantación es precisamente la ventaja que menos se está utilizando.
La espaldera por otra parte también ha aumentado los costes de cultivo por los tiempos de atado, formación y el propio mantenimiento de la espaldera. Este aspecto ha permitido mejorar la mecanización del viñedo, pero está contribuyendo en general al aumento de la productividad del viñedo en detrimento de la calidad de las uvas.
6. Aumento de la superficie de viñedo regada
Es muy discutible que empleemos dinero público en la puesta en marcha de regadíos para zonas vitícolas, cuando la vid es capaz de vivir en secano, que ha sido su localización habitual hasta hace 30 años, algunos de estos regadíos en España tienen costes de agua elevada de más de 500 €/ha.
Este aspecto es uno de los que más han influido en el aumento de la productividad y en general a la bajada de la calidad de las uvas.
7. Disminución de la densidad de plantación
Es fundamental que volvamos en Rioja a las densidades de plantación que plantaron nuestros abuelos. Sin embargo estamos ante un problema económico, es mucho más caro producir un kilo de uva con 5.000 cepas/ha que con 3.000, y eso el mercado hoy no lo paga.
8. Aumento significativo de la producción por hectárea
Es un buen ejemplo de voluntad del sector productor y comercializador que con decisiones claras y drásticas en el propio Consejo Regulador han sido capaces de reconducir una situación bastante preocupante.
9. Cambio de objetivo vitícola
Es necesario un cambio del objetivo tradicional de la viticultura basada en aumentar el cuajado del fruto, el tamaño del racimo y el tamaño de la baya, en definitiva: aumentar la producción, a lo que pensamos debe ser el objetivo de una viticultura de calidad basada en lo contrario: Disminuir el cuajado del fruto, del racimo y de la baya, en definitiva disminuir la producción.
10. El rejuvenecimiento del viñedo y la desaparición del viñedo viejo
Sin olvidar las salvajadas que se han realizado en las concentraciones parcelarias llevadas a cabo en las que no ha quedado viña vieja alguna. Es cierto que afortunadamente se está cambiando la manera de actuar en las concentraciones parcelarias y que se han empezado, por fin, a subvencionar el mantenimiento del viñedo viejo de más de 50 años, pero también es cierto que se siguen concediendo planes de reconversión de viñedo.
El viñedo viejo es un factor de calidad: tiene en general menor producción, menor vigor, un mejor equilibrio hormonal y sobre todo más reservas de almidón en raíces y tronco que permite completar la maduración en años difíciles. Está demostrado que el viñedo viejo alcanza un mayor contenido antociánico total, presenta un mejor perfil antociánico en el que los derivados acilados (acetilados y paracumarilados) son mayores en los viñedos viejos lo que permiten que el color sea más estable y se obtengan rojos más azulados.
Conclusiones
Si nos preguntamos si hoy tenemos mejores o peores vinos que hace 30 años, la respuesta es evidente, tenemos muchos mejores vinos.
Pero si la pregunta es si tenemos mejores o peores uvas que hace 30 años, la respuesta ya no es tan clara, en mi opinión tenemos peores uvas que hace 30 años a pesar de tener mejores vinos. Hemos avanzado mucho en enología, tecnología e higiene en las bodegas. También hemos avanzado mucho en viticultura pero probablemente hemos ido por un camino en muchos aspectos equivocado.