El papel, una alternativa sostenible para proteger el medio ambiente
Los mares y océanos del planeta reciben hasta 12 millones de toneladas de basura al año, entre ellos 800 kilogramos de plásticos diarios, que pueden tardar cientos de años en desaparecer, lo que supone entre 5-50 billones de fragmentos de plástico. Estos datos de Greenpeace, unidos a las muertes de animales por ingesta de este material y a la existencia de islas de plástico en medio del océano, convierte en imprescindible la aplicación de medidas urgentes para evitar el uso de este material en la industria, según sostiene el fabricante de papel Guarro Casas.
Del mismo modo que Europa ha comenzado a aplicar normativas restrictivas con los plásticos de un solo uso, los sectores industriales que usan grandes cantidades de este material, como por ejemplo el del packaging, deben buscar alternativas menos perjudiciales con el entorno. Con este objetivo, Guarro Casas destaca la necesidad de recuperar el papel como alternativa al plástico en todo tipo de embalajes, ya que se trata de un material más ecológico, biodegradable y sostenible.
A diferencia de los plásticos, el papel proviene de la madera, un material 100% orgánico que se descompone y es asimilado sin afectar al medio ambiente. “Si, además, se usan papeles de calidad como los de Guarro Casas, fabricados de manera ecológica, usando energías renovables, pigmentos orgánicos que no contienen materiales pesados dentro de un proceso que intenta reducir al mínimo su impacto medio ambiental, el papel se convierte en la opción del siglo XXI”, explica la compañía.
Para ello, la empresa propone el ecodiseño como eje central en la sustitución del plástico por el papel. Para cumplir con este concepto, las empresas deben centrarse en la elaboración de productos a partir de materias más sostenibles y ecológicos, de forma que se reduzca al mínimo su impacto en el medio ambiente en todo su ciclo vital. Es decir, no solo teniendo en cuenta su fabricación sino también su uso y su futura eliminación.
Más papel no debe suponer más deforestación
Las voces en contra del papel se han respaldado en la deforestación que tradicionalmente ha producido la obtención de la celulosa. Pero un aumento del uso de este material para la producción de embalajes no necesariamente debe comportar más árboles talados para librarnos del plástico. Todo lo contrario: cada vez más, el papel consumido en España y en el mundo tiene su origen en plantaciones controladas con este fin estricto. De hecho, según datos recogidos en la base de datos del Banco Mundial, el porcentaje de área forestal en España ha aumentado del 31,07% en 2005 al 36,8% en 2015.
El compromiso de la industria papelera se reafirma con la última actualización de la Memoria de Sostenibilidad elaborada por la Asociación Española de Fabricantes de Pasta, Papel y Cartón (Aspapel), entre cuyos socios se encuentra Guarro Casas. Este documento indica que el 98% de la madera que se utilizó en 2016 en España para la fabricación de papel se cultivó en plantaciones locales, concretamente de pinos y eucaliptos (que ocupaban 476.260 hectáreas en su totalidad, el 2,6% de la superficie total de bosques del territorio español). Según este documento, “en 2016, el 56% de la madera consumida por el sector estaba certificada, frente al 30% del año anterior” y se certificó el 55% del papel de fabricación nacional que entró en el mercado.
Pero más allá del origen de la celulosa, la industria papelera también se ha concienciado sobre los efectos derivados y a posteriori. Los pinos y eucaliptos de las plantaciones locales ayudaron a almacenar 42 millones de toneladas de CO2, (un 35% más que en 2015). Además, Aspapel asegura que las fábricas papeleras españolas reciclaron 5,2 millones de toneladas de papel y cartón.
Concienciados sobre todos estos conceptos, Guarro Casas destaca su preocupación por el medio ambiente. Sus papeles cuentan con la certificación FSC, que indica que la pulpa proviene de bosques sostenibles, se fabrican en base acuosa y sin metales pesados. Además, todos sus materiales son reciclados en más de un 20%, reduciendo así la carga forestal. La empresa está comprometida con el ciclo de vida de sus productos, tanto en el origen de las materias primeras como en el destino de sus residuos generados, consiguiéndoles una segunda vida.