El número de cabezas ganaderas es casi el cuádruple que el de personas
Interempresas en Nebraska (I): El estado de la sostenibilidad
Nebraska es agricultura orgánica, enormes extensiones de pastos, inacabables hileras de pivots, millones de cabezas de ganado… Nebraska son 18 millones de hectáreas dedicadas de lleno a la agricultura y ganadería, con unos productores especialmente sensibilizados con la sostenibilidad y el respeto máximo por los recursos naturales.
Comienza aquí una serie de reportajes, elaborados directamente sobre el terreno, donde recogeremos las opiniones de protagonistas con perfiles muy diferentes dentro del ámbito agropecuario, y constataremos cómo en muchos aspectos su manera de trabajar y sus planteamientos no distan tanto de los que aplicamos en Europa.
En Nebraska la producción agrícola y ganadera es el principal motor económico.
Nebraska es uno de los grandes referentes mundiales de la producción agropecuaria. El decimosexto estado más extenso de Estados Unidos, con más de 20 millones de hectáreas (España tiene 50,5 millones), dedica el 92% de su territorio (unos 18 millones de ha) a la agricultura, principalmente maíz y soja, y unos 9,7 millones de ha son tierras de pasto, la mitad de las cuales se encuentran en las conocidas como Grandes Llanuras (Sandhills).
La ganadería, especialmente el vacuno de carne, es uno de los grandes motores económicos de Nebraska, un estado, por otra parte, con 1,9 millones de habitantes y una densidad de población de apenas 9 hab/km2 (la de España es de 94 hab/km2), lo que transmite una enorme sensación de calma incluso en sus dos principales urbes, la capital, Lincoln, y la ciudad más poblada, Omaha. De hecho, el número de cabezas ganaderas multiplica por 3,5 el de personas.
Quizá pueda parecer que su agricultura queda lejos de cómo se entiende en Europa, y concretamente en España, pero hay conceptos clave que tienen la misma base. En Nebraska, la sostenibilidad forma parte de su día a día y su preocupación por la salud del suelo es extraordinaria, lo que les lleva a aplicar las prácticas pertinentes y compartir conocimientos para seguir mejorando.
Muchos de estos productores pertenecen a la U.S. Sustainability Alliance (USSA), asociación fundada en 2013 con el propósito de ser la voz de la producción agrícola y alimentaria sostenible de EE UU, incluyendo también los sectores silvícola y pesquero. Sus casi 2,6 millones de asociados, que dan empleo a 20 millones de personas en sectores tan dispares como la almendra o la soja, entre muchos otros, exportan a la Unión Europea y Reino Unido por valor de más de 7.000 millones de dólares, cifra que crece cada año.
La misión de USSA es compartir con sus homólogos internacionales información sobre los métodos de producción de EE UU, proporcionando datos sobre sus programas de sostenibilidad, apoyar los intereses comerciales y desarrollar oportunidades de exportación.
USSA alinea también su estrategia con el patrón establecido por Estados Unidos en materia de reducción de la huella de carbono en toda la cadena de suministro de productos, De hecho, según explica la propia asociación, la industria láctea de EE UU tiene las emisiones de carbono por litro de leche más bajas del mundo. En los diez años a partir de 2005, redujo la intensidad de las emisiones en un 2,2 % anual y aumentó la producción de leche en un 2,1 %.
Subraya también que la producción de carne en el país es la más eficiente del mundo, ya que con solo el 6% del total mundial de ganado de vacuno, proporciona el 18 % de la carne. De 1961 a 2018, redujo las emisiones en más del 40 %.
En el ámbito agrícola, USSA detalla que, desde 1980, la producción de soja en EE UU ha mejorado la eficiencia del uso de energía en un 46 %; entre 1960 y 2010, los productores de huevos redujeron las emisiones de gases de efecto invernadero en un 71 % durante el proceso de producción de huevos; EE UU cultiva unos 18 millones de ha de trigo y solo el 7% es de regadío; en los últimos 35 años, la producción de algodón ha utilizado un 79 % menos de agua, un 54 % menos de energía y ha reducido las emisiones de gases de efecto invernadero en un 40 %, todo ello al mismo tiempo que ha reducido el uso de la tierra en un 49 %; finalmente, entre 1980 y 2020, la industria del maíz ha reducido el volumen de agua utilizada para la producción en más del 56 %.
La adopción de prácticas agrícolas por parte de la industria del algodón de EE UU, incluida la rotación de cultivos y la fijación de barreras contra el viento, ha llevado a una reducción del 78 % en la pérdida de suelo en 2021 en comparación con 2015. Los cacahuetes se introdujeron como un cultivo de rotación para el algodón debido a sus propiedades fijadoras de nitrógeno que conducen a una mejor salud del suelo, menos uso de fertilizantes y menos emisiones de gases de efecto invernadero.
Igualmente, los productores de maíz han adoptado métodos agrícolas avanzados, que incluyen la siembra directa y el mínimo laboreo, lo que ha llevado a una reducción en la pérdida de suelo del 40 % entre 1980 y 2020.
Durante nuestro recorrido por Nebraska, comprobamos cómo se hacen realidad estos datos a partir de ejemplos que reflejan el éxito de la economía circular.