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El selenio presente en el atún rojo contrarresta los efectos negativos del mercurio Ainia desarrolla un Hub de seguridad alimentaria para la gestión anticipada de riesgos emergentes Los peces de mayor tamaño acumulan una mayor concentración de ese metal pesado ya que conservan el mercurio de los peces más pequeños que se comen. Así se desprende de un estudio llevado a cabo por los investigadores de la Universidad de Murcia (UMU) Antonio Belmonte y Diego Romero, que han explicado que el mercurio está presente en la mayoría de las especies de pescado. Este estudio ha puesto de relieve que en el caso del atún rojo, el selenio que está presente de manera natural en este pescado “contribuye a minimizar los riesgos asociados con la ingesta de mercurio” gracias a que “ambos elementos interactúan y, como consecuencia de esta asociación, el mercurio tiene dificultades para producir sus dañinos efectos en el cuerpo humano”. Los investigadores han llegado a esa conclusión tras examinar la relación entre el selenio y el mercurio en seis tejidos de ejemplares de atún rojo del Atlántico (Thunnus thynnus), estabulados en las aguas litorales de la Región de Murcia y procedentes de los viveros de acuicultura de la empresa Ricardo Fuentes. Los atunes fueron sometidos a un análisis químico con cuyos resultados se calculó el denominado 'Valor del Beneficio del Selenio para la Salud', un marcador descrito por diversos autores con el fin de evaluar el riesgo de mercurio asociado a diversos tipos de pescado. También permite comprobar si la relación entre el mercurio y el selenio se ajusta a los patrones de seguridad. Las conclusiones mostraron una puntuación positiva en todos los tejidos estudiados del atún rojo, lo que pone de manifiesto que la seguridad que proporciona el selenio se extiende no solo al consumo directo de estos peces, sino también para la utilización de sus tejidos como subproducto en distintas industrias. SEALI Hub es un innovador servicio para empresas alimentarias centrado en la gestión proactiva de riesgos emergentes, con el fin de garantizar la seguridad de sus productos. Los riesgos emergentes en seguridad alimentaria son de particular importancia debido a su potencial impacto en la salud pública, la economía, la sostenibilidad y la confianza del consumidor. La gestión de estos riesgos emergentes requiere de una vigilancia constante, medidas preventivas y de respuesta rápida, políticas efectivas y colaboración internacional, así como un compromiso con la innovación sostenible en la producción y distribución de alimentos. La identificación de riesgos emergentes es un paso fundamental para desarrollar sociedades más seguras, resilientes y sostenibles. Facilita una respuesta oportuna y efectiva ante amenazas potenciales, minimizando impactos negativos y maximizando la capacidad de recuperación frente a desafíos futuros. La identificación temprana de riesgos emergentes permite implementar medidas preventivas y de mitigación antes de que estos riesgos se materialicen en problemas mayores. Ainia ha identificado algunos de los riesgos emergentes que se puede inferir como de impacto más probable en los próximos años: 1. Aumento de la presencia de micotoxinas en alimentos. 2. Desarrollo de patógenos que hayan desarrollado resistencias antimicrobianas. 3. Contaminación de suelos o cultivos procedentes del uso de residuos como fertilizantes. 4. Presencia de microplásticos en alimentos. 5. Intoxicaciones derivadas de la posible flexibilización legislativa con el fin de minimizar el desperdicio alimentario. 6. Efectos adversos de la introducción de proteínas alternativas como presencia de alérgenos, contaminantes o plaguicidas. 7. Contaminantes naturales como los alcaloides tropánicos y pirrolicidínicos. 8. Presencia de alérgenos no declarados en alimentos. 9. Incremento de la incidencia de toxinas marinas. 10. Riesgos microbiológicos asociados a alimentos mínimamente procesados. MÁS NOTICIAS DEL SECTOR EN: WWW.INTEREMPRESAS.NET • SUSCRÍBETE A NUESTRA NEWSLETTER 7 ACTUALIDAD

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