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GRUPOS OPERATIVOS Figura 1. Imagen corporativa del Grupo Operativo Douliva. 59 eminente desde el punto de vista medioambiental, paisajístico, histórico, cultural y antropológico, con una preocupación por preservar las tradiciones locales y la biodiversidad (variedades locales) y evitar la grave erosión del suelo. Desde el punto de vista de la sostenibilidad, tienen un bajo impacto ambiental con un alto valor social, pero en general no son rentables (es decir, se mantiene gracias a la mano de obra familiar, no remunerada), aunque las ganancias suelen repartirse en el seno de pequeñas comunidades y familias para las que representan una importante (si no la única) fuente de ingresos. Este olivar tradicional, mucho de sierra y de secano, son los más vulnerables a los futuros cambios climáticos. En los últimos años el olivar de riego, en marcos intensivos y superintensivos, se han convertido en el principal cultivo en regadío, superando al cultivo de maíz en 2018. Además, el olivar ha alcanzado un nivel de competitividad muy elevado, probablemente el olivar más competitivo del mundo se localiza en las vegas del río Guadiana. Desde un punto de vista social, se ha propuesto una relación directa entre la intensificación y la noción de desterritorialización, en tanto que los sistemas agrícolas intensivos están menos arraigados a los conocimientos tradicionales, las peculiaridades y las ecologías regionales del territorio y la comunidad. Por otra parte, se ha descrito que el potencial de secuestro de carbono de los olivares aumenta con la intensificación de la plantación, aunque con algunas excepciones, debido a la mayor biomasa producida en respuesta a los mayores volúmenes de agua empleados para el riego. La competitividad no tiene que estar en contraposición con la sostenibilidad ni contra la búsqueda de cumplir las líneas estratégicas de la nueva PAC reduciendo el impacto ambiental, siendo alcanzable convertir el olivar en un sumidero de carbono y favoreciendo con prácticas culturales la biodiversidad. LA I+D+I APORTARÁ EN ESTE PROYECTO SOLUCIONES Y MEJORAS Estas debilidades radican en la necesidad de buscar una mayor competitividad y sostenibilidad del olivar a fin de convertirse en una herramienta contra el cambio climático, y extenderlo a lo largo de las cadenas de valor de las aceitunas, tanto en la almazara como en las industrias de entamado y aderezo. Ello cobra más importancia ante los ya sufridos efectos del cambio climático que debe llevar al olivicultor a tomar medidas para que el olivo siga siendo competitivo y no se afecte ni el volumen ni la calidad de sus producciones. A su vez, la digitalización se hace cada día más necesaria para mediante sistemas objetivos poder tomar decisiones que minimicen los riesgos y las pérdidas (no solo las económicas sino de producto de máxima calidad que merme a un producto no envasable). No solo medir y cuantificar es importante, sino transferir la información de forma rápida, eficiente y entendible para la toma de decisiones. Pero Extremadura posee una realidad olivarera radicalmente diferente si analizamos cada provincia por separado: • Badajoz posee 234.118 ha de olivar, de las que en riego están más del 26% de éstos. En esta provincia podemos encontrar en las zonas de vegas y regadíos los olivares más competitivos del mundo, en marcos superintensivos y con capacidad de producir 1,5 t aceite/ha, mientras en las zonas de olivares de sierra poco competitivos y con alto valor medioambiental, de bien público y paisajístico. Su producción de aceitunas de molino supera los 500 millones de kilos y unos 80 millones de kilos de aceituna de mesa, principalmente de Manzanilla de Sevilla. La tendencia en los últimos años es a aumentar la superficie de olivar de riego, y además con un retroceso del de secano que se estaría transformando en un olivar más competitivo. • Cáceres posee 58.130 ha de olivar, de los que en riego solo dispone de poco más del 10% y con una superficie en reducción, sobre todo por el abandono del olivar de sierra. Esta provincia no destaca por grandes vegas de olivares en marcos superintensivos, sino más bien un olivar de montaña, variedades rústicas que dan el sello a sus producciones de aceitunas principalmente de Manzanilla Cacereña, de bajo rendimiento graso y empleada principalmente para aceitunas negras oxidadas. La producción anual de la provincia ronda entre los 50-100 millones de kilos de aceitunas de molino y los 60-80 millones de kilos de aceituna destinada a mesa. La alta vecería provoca que el rango de producción sea amplio. EL OLIVAR DE EXTREMADURA APORTARÁ ALGO MÁS QUE ACEITUNA El cambio de la olivicultura en Extremadura en los últimos 20 años ha sido muy grande. La explotación del olivo tenía una importancia pre-

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