FY109

ENTREVISTA 27 las centrales renovables y tener flexibilidad no fósil par participar en la estabilidad del sistema. • Hidráulica reversible para poder trasladar la energía del día a la noche e incluso de unas semanas a otras. • Almacenamiento térmico como tecnología de almacenamiento de larga duración que puede instalarse en prácticamente cualquier ubicación, tanto “stand alone”, como hibridada en centrales fotovoltaicas y eólicas. • Almacenamiento térmico para usos térmicos, para electrificar usos térmicos industriales y de climatización integrando energía renovable de forma rápida y económica. • Incorporación de baterías a instalaciones de autoconsumo para dotar de flexibilidad a la demanda asociada y aprovechar la energía producido en los momentos de mayor coste. ¿Qué papel juega el almacenamiento energético en la transición energética? El almacenamiento energético juega el papel de integrador y facilitador de múltiples formas: • Hace gestionable la generación no gestionable. • Ayuda a hacer sistemas eléctricos más resistentes, fiables y seguros. • Mueve la energía de momentos de alta generación renovable a momentos de baja generación renovable. • Aporta seguridad de suministro no fósil. • Permite cubrir necesidades puntales de alta potencia en redes de distribución débiles, como el caso de la recarga de vehículos eléctricos. • Permite una electrificación de consumos térmicos. • Permite maximizar el uso de redes y la generación renovable instalada, reduciendo vertidos. Si, además, añadimos los combustibles sintéticos como forma de almacenamiento, el papel del almacenamiento energético sería prácticamente global. ¿Qué necesidades presenta este sector? ¿Cuáles son sus retos? Tras estos años, desde la introducción de los titulares de instalaciones de almacenamiento como sujetos del sector eléctrico, se han producido muchos cambios normativos para adaptar y reconocer estas instalaciones: acceso y conexión como generación y demanda (incluyendo circulares de la CNMC), tramitación administrativa y ambiental, reglas del mercado, servicios de ajuste… En los próximos meses tendremos que encajar la reforma del mercado eléctrico, mercados de capacidad e instrumentos de apoyo a la flexibilidad no fósil, nuevo código de red que ya afectará al almacenamiento y, adicional a todo esto, la nueva versión del PNIEC. rior a las necesidades que tenemos de integración de renovables. Afortunadamente, gran parte del esfuerzo de estos años se está empezando a disfrutar ahora, varios años más tarde, pero seguimos creyendo que se debería trabajar en un único Real Decreto que revise y aglutine la regulación que actualmente está desperdigada. Gracias a todo este trabajo de seguimiento, nuestros socios han sido conocedores de antemano de todos los cambios normativos y técnicos de la regulación, haciendo además propuestas coherentes con ese objetivo de un desarrollo sostenido y sostenible del sector. Por ello, han podido tener una visión mejor del contexto y contar con más información para la toma de decisiones. ¿Cuál es la situación del almacenamiento energético en España? ¿Cuáles son las tecnologías de almacenamiento más maduras en nuestro país y en cuáles hay que hacer un mayor esfuerzo? Creo que el planteamiento de la pregunta no es adecuando, a pesar de ser habitual. Me explico. El almacenamiento no es un problema tecnológico, es un problema regulatorio o de falta de ingresos para los costes actuales. Hay muchas tecnologías disponibles capaces de almacenar energía bajo diferentes principios físico-químicos y ofrecer múltiples servicios, con un estado tecnológico totalmente comercial. Esto, por supuesto, no quita que se mejoren tecnológicamente cada día esas tecnologías y se trabaje por una reducción de su coste e incremento de sus servicios. Dicho esto, la situación del almacenamiento energético en España es razonablemente buena, y ha sido suficiente hasta el año 2023. Contamos con una gran capacidad de almacenamiento hidroeléctrico reversible, con 4,3 GW de potencia de bombeo (consumo) y unos 6 GW de potencia de turbinación (generación) que son capaces de almacenar más de 90 GWh en rangos semanales. Respecto al almacenamiento en baterías, gracias a las ayudas del PRTR al autoconsumo se ha comenzado ya el despliegue en instalaciones “detrás del contador”, estimándose una capacidad de 500 MW/1 GWh en sistemas variables desde pequeñas baterías de unos pocos kWh (residenciales) hasta sistema de varios MWh (industriales). También tenemos una importante flota de instalaciones de almacenamiento térmico en plantas termosolares, aproximadamente 870 MW/6,5 GWh, que además podría ser fácilmente ampliable incorporando nuevo almacenamiento en las centrales que no tienen e, incluso, ampliando los existentes. Actualmente, es necesario ampliar nuestras capacidades de almacenamiento y el foco hay que ponerlo en: • Baterías para poder trasladar la generación renovable del mediodía a las puntas de la tarde, hacer gestionables

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